sábado, septiembre 02, 2006

Cierta distancia (fragmento)

Me gusta leer entrevistas a escritores. Es cierto que las preguntas suelen ser siempre las mismas y, si me apuran, también las respuestas guardan enormes similitudes, pero quizá sean esas coincidencias las que más me atraen, pues gracias a ellas me siento, muchas veces, más cercano a esos escritores que a las personas que me rodean. ¿Desde cuándo escribe? ¿Por qué escribe? ¿Qué lee? ¿Cuáles son sus autores favoritos? Y voy contestando mentalmente, a la vez que me doy cuenta de que la inquietud vital de la gente que ha convertido a la literatura en el eje sobre el cual gira todo lo demás, guarda significativos puntos de contacto. Solemos observar todo lo que pasa a nuestro alrededor en busca de una anécdota que pueda germinar una historia, en nuestra cabeza siempre bullen frases, trozos de conversaciones, posibles principios magistrales... Ray Bradbury dice que «lo que para todos los demás es el inconsciente, para el escritor se convierte en la musa». La mente de un novelista está repleta de historias, de secretos, de palabras, de personajes, de situaciones... Un revoltijo alucinante que no es extraño le suma de vez en cuando en fantasías que lo trasladan a un universo privado y exclusivo donde se puede ser feliz, pero también donde se puede sufrir. Como dice Sergio Pitol: «un novelista es un hombre que oye voces, lo cual le asemeja a un demente». Y Bioy Casares cree que “en la mente del narrador vive una actitud que le permite descubrir historias, aunque estén ocultas”. John Gardner, en su magistral libro “Para ser novelista”, cuenta la anécdota de un día en que se dispuso a auxiliar a una mujer embarazada que acababa de sufrir un accidente de tráfico y, mientras lo hacía, no podía evitar sentirse mentalmente distanciado porque en su cabeza se repetía, una y otra vez: «tengo que recordar esto, tengo que recordar esto». Así es la mayor parte del tiempo, tanto si eres un autor consagrado como si no has publicado un libro en tu vida. Rosa Montero, en su libro “La loca de la casa”, dice: «La cabeza del novelista marcha por sí sola; está poseída por una suerte de compulsión fabuladora, y eso a veces es un don y en otras ocasiones es un castigo». Estoy seguro que incluso el escritor que ha decidido no volver a escribir, se pasa el día componiendo narraciones en su cabeza, porque es algo que no puede evitarse. Uno se acostumbra a vivir de este modo y, es más, no comprende que alguien pueda vivir de otra manera. Se pasa horas encerrado en una habitación, componiendo historias que serán leídas por muy pocas personas, familiares y algún amigo que lo elogiarán con cariño; y esa será la única recompensa que recibirá por todo ese tiempo que ha robado a sus hijos y a su esposa, por todos los planes a los que tuvo que renunciar para poder satisfacer una necesidad anímica que, de lo contrario, si no es atendida, le sume a uno en un estado de melancolía absoluta. No escribir ocasiona un sentimiento de culpa, una tristeza con visos de tragedia, una honda amargura.
Podría decirse que un escritor es alguien que contempla su propia vida desde cierta distancia.

15 comentarios:

El Miope Muñoz dijo...

Podría decirse que esto promete. Y podría decirse que esto no es sólo un piropo más. No hay ninguna necesidad.

Anónimo dijo...

Yo también soy un devoto lector de vidas de santos. Incluso me interesan sus asuntos técnicos (tipos de papel, horarios, programa de ordenador que usan, etc) Curiosamente, o no tanto: lo hago casi todos los días, guardé ayer este artículo de Calvino.
http://www.elcultural.es/HTML/20060518/Letras/LETRAS17257.asp
Un saludo

Portarosa dijo...

Un inmenso abrazo, Kp.

Anónimo dijo...

Las biografías me gustan mucho, y los Diarios de escritores o pintores me fascinan.

Creo que la mente de los escritores está plagada de sus "fantasmas incomunicables", como los llama Juan García Ponce.

Muy lindo tu texto.

Clarice Baricco dijo...

Podría decirse que estoy interesada en saber que es lo que sigue de tus letras.
Podría decirse que estoy convencida que pronto leeré tu entrevista.
Podría decirse que estoy segura que en alguno de mis textos, mencionaré tus letras entrecomilladas.
Podría decirse que escribir es lo que nos salva.

Alicia Liddell dijo...

En resumidas cuentas, el escritor transforma la realidad. Y lo hace porque es humano o, lo que es lo mismo, porque la realidad no le satisface.

Francisco Ortiz dijo...

Y tú eres un escritor, amigo, porque tienes los planteamientos y las estrategias y lo que vamos leyéndote. No me cabe duda de que los sacrificios los verás recompensados. Todos. Una frase más, de Cortázar: Ser genial es elegirse genial y acertar.

Anónimo dijo...

Estupendo post.

Miguel Sanfeliu dijo...

Alvy, muchas gracias. El artículo es bastante largo y no puedo colgarlo entero, pero me parecía que, ya que me presenté yo, lo justo era presentar también el texto que dio nombre al blog. A partir de ahora, espero recuperar la normalidad y volver a los comentarios habituales.

Alexandrós, no he podido acceder al artículo que nos ofreces, pero comparto tu afición. También tengo archivadas bastantes entrevistas.

Portorosa, gracias. Siempre me alegra verte por aquí, ahí, sentado en tu silla. :)

Apostillas, me gustó mucho la definición de "fantasmas incomunicables". Me la apunto.

Clarice, escribir es lo que nos salva, sin duda. Gracias por tus palabras.

Alicia, podría decirse que así es en la mayoría de los casos. El escritor transforma la realidad porque la realidad no le satisface. Pero no puede decirse que todos los escritores sean unos instisfechos o unos amargados. La literatura también es un juego, también es divertimento. Sobre todo, es una necesidad.

Francisco, gracias por tus palabras. Buena la cita de Cortázar.

m, bienvenido, gracias por el comentario y espero que cuentes en tu blog cómo va el curso con Félix J. Palma.

Un saludo a todos.

mart dijo...

Escribir es comunicar una actitud ante la vida,el escritor es un traductor compulsivo de sensaciones,de sentimientos contradictorios en palabras,necesita dar forma a todas esas sensaciones a través de las palabras,y así ordenar su realidad,su mundo,y sin duda poseé una habilidad especial para ello.Lo fascinante es que logre con aparente facilidad, hacer que los lectores encuentren legible lo que aparentemente parece ininteligible.Sabemos que el lenguaje es limitado para interpretar todo lo que percibimos,el universo que nos rodea,en ese sentido,los escritores,los poetas... se convierten en una suerte de exploradores que siempre buscan poner la palabra adecuada a todo aquello que percibimos a través de los sentidos.Excelente post Miguel.

anilibis dijo...

KafkaProcesado, o mejor dicho, Miguel (me ha encantado tu presentación al mundo, quién sabe, igual yo hago lo propio más adelante; todo es cuestión de ir acercándose cada vez más al borde del trampolín) has descrito a la perfección la "cruz" de los cuentahistorias. Somos como aquellos turistas que nunca ven realmente las cosas, gente, monumentos o paisajes que tienen delante, sino que van grabándolas con la videocámara para luego poder enseñárselas a la familia. En cierto modo, encuadramos cada situación dentro de un posible texto, y vivimos una realidad permanentemente ficcionable.

Pero, si no, ¿quién iba a contarlo?

Portarosa dijo...

(Acabo de leer tu Encuentro casual. Me ha encantado, Miguel (qué gusto poder llamarte algo corto).)

Miguel Sanfeliu dijo...

Mart, estoy de acuerdo con todo lo que comentas. El escritor ordena su mundo escribiendo e interpreta sensaciones o sentimientos.

Anilibis, también tu definición de turistas que no ven realmente las cosas sino que van grabándolas para enseñarlas me ha parecido interesante, se podría decir que no se limitan a ver las cosas, sino que además quieren entenderlas. Respecto a lo de la presentación, pues bueno, mira, qué te voy a decir, ya está hecho. Supongo que uno siente que ha llegado el momento de dar un paso adelante.

Portorosa, me alegra que te haya gustado ese relato.

Un saludo a todos.

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu post. Cuando leí el libro de Rosa Montero, "La loca de la casa", me gustó constatar que el hecho de escribir es una necesidad para muchas personas, pero a la vez supone un esfuerzo más que considerable. Yo también he escrito algunos relatos cortos y algún que otro inicio "novelesco", pero no considero que tenga capacidad para escribir como lo hacen muchos de mis admirados autores. Sin embargo es cierto que en ocasiones necesito sentarme delante del papel o del ordenador y simplemente transmitir cosas, ideas. Y reconozco que esos momentos de inspiración mágica en que las palabras salen solas sin poder parar su flujo, son sencillamente alucinantes. Una se siente viva, y feliz. Al igual que al leer podemos vivir otras vidas y ser otras personas, al escribir podemos crear la posibilidad de soñar, y esa creación es la que hace a esta tarea tan ardua y maravillosa a la vez.
Gracias por postear en mi blog. El tuyo me parece genial.
Un saludo

Miguel Sanfeliu dijo...

Perdidadentrelibros, bienvenida. Me ha gustado mucho tu comentario. Me alegra que te haya gustado este sitio, espero que vuelvas.
Un saludo