viernes, diciembre 21, 2007

Feliz Navidad

Andaba yo buscando algo apropiado para colocar aquí, en este blog, porque me marcho de vacaciones.

Buscaba concretamente algún video, cuando de pronto recibo una felicitación de mi amigo Hilario Rodríguez en la que me dirige a un enlace. Se trata del final de la película "Smoke", de Paul Auster. Precisamente el fragmento en el que el personaje interpretado por Harvey Keitel narra el cuento de Navidad. Supongo que la mayoría recordarán esta escena, pero me parece que resulta muy apropiada.



También quiero dejaros, ya que voy a estar ausente varios días, el discurso que Steve Jobs pronunció en la Universidad de Stanford. No tiene desperdicio. Os lo recomiendo. Lo coloco en dos parte, porque, aunque se puede encontrar en Google en un sólo video, he intentado pegarlo aquí y no me ha sido posible.

Primera parte



Segunda parte



Y, claro, no podía faltar un villancico...



Hasta pronto. Sed felices.

martes, diciembre 18, 2007

Narrativas 8

Acaba de salir el número 8 de la revista Narrativas. Se trata de un número dedicado al autor Enrique Vila-Matas y se puede descargar gratuitamente. En ella participan varios amigos, así como el propio Vila-Matas, por lo que es un honor para mí figurar entre ellos.
El índice resulta de lo más sugestivo:

Explorando los abismos de Enrique Vila-Matas
Explorador de abismos, ilustración de Ricardo Olvera
Entrevista a Enrique Vila-Matas, por Ana Solanes
Un catálogo de ausentes, por Enrique Vila-Matas
Un espía de letras. Nota sobre el viajero más lento que amaba a Carmen Miranda, por Antón Castro
Vila-Matas, viaje alrededor, por Miguel Sanfeliu
Pasavento o Matrix - una lectura, por Luisa Miñana
Algunos apuntes sobre “El viento ligero en Parma”, por Julio Salinas Lombard
Un Vila-Matas abreviado. Reseña de “Historia abreviada de la literatura portátil”, por Blanca Vázquez
Reseña de “El mal de Montano”, por Magda Díaz y Morales
Reseña de “Doctor Pasavento”, por Gatito viejo
Reseña de "Exploradores del abismo", de Faustino Ángel Sánchez García
Roxanne, por Blanca Vázquez

● Ensayos
La figuración circular del tiempo en la historia según Pao Cheng, por Omar Espinosa CisnerosUniverso finito. Antología del minicuento, por Homero Carvalho OlivaSócrates: diálogo frente a escritura. Notas al Crátilo de Platón, por Eugenio Sánchez Bravo

● Relatos
El circo nunca muere, por Gabriel Báñez
Mario, por Fernando Sánchez Calvo
La garrota, por José Marzo
Doctor Paracelso, por Carlos Montuenga
Sarto, por Genoveva Arcaute
Actrices y debilidades, o vidas nebulosas, por Javier Guerrero Rodríguez
Microcuentos, por Homero Carvalho Oliva
La corriente, por Rolando Revagliatti
Los pequeños, por Salvador Alario Bataller
Flor de Capomo, por Paul Medrano
El reloj de arena, por Carmen Fernández Etreros
De una noche de verano, por Sergio Borao Llop
El taquígrafo de versos, por Juan Carlos Márquez
Marcela, por Mónica Gutiérrez Sancho
El mural de la cantina, por Lilia Morales y Mori
Yo te perdono, por Francisco Ortiz
El zapato, por Miguel Rodríguez Otero
Mi primera biblioteca, por Marta Navarro
Como sólo tú sabes, por José Fernando García Pañeda
Amigos a la fuerza, por Javier Menéndez Llamazares
Putrefacto, por Emilio Gil
Chivos expiatorios, por Ahmed Oubali
La oración bajo el agua, por Diego Chozas
Vecinos per versos, por Gustavo Marcelo Galliano
Dos relatos, por Lady López
Líder, por Luis Emel Topogenario
Arquitexturas urbanas, por Héctor Huerga

● Entrevista
Angélica Gorodischer, por Sandra Becerril

● Reseñas
“Museo de la soledad” de Carlos Castán, por Antón Castro
“Muertes de andar por casa” de Fernando Sánchez Calvo, por Ana Gorría
“El príncipe negro” de Iris Murdoch, por María Aixa Sanz
“Mascarada” de Javier Munguía, por Caballero de Tauro
“Santuario”, de Edith Wharton, por Adrián Iruela Vara

● Novedades editoriales

Espero que lo disfruten.

domingo, diciembre 16, 2007

De libros

Novedades literarias. Libros para estas Navidades. Ediciones para regalar. Villancicos en el ambiente. Pero yo deambulo como siempre y voy confeccionando mi lista particular, de la que os muestro algunos titulos que me interesan:

“Las benévolas”, de Jonathan Littell. Un libro enorme y caro, pero que trata un tema que me interesa mucho: la naturaleza del mal. Se centra en la figura de un oficial nazi y viene precedida por una campaña de promoción espectacular. Tan sólo he leído una crítica negativa, muy negativa, firmada por alguien cuyo criterio es digno de ser tenido en cuenta, Miguel Sánchez Ostiz, pero me puede la curiosidad.

“Entre dos aguas”, de Rosa Ribas. Una novela policíaca, con muy buena factura, editada por Umbriel. Aparece el personaje de la comisaria Cornelia Weber-Tejedor, que investiga el caso de un inmigrante español asesinado y cuyo cuerpo aparece flotando en el río. Todo parece indicar que con este libro se inicia una saga policíaca protagonizada por la hauptkommissarin Weber-Tejedor.
“El desierto y su semilla”, de Jorge Barón Biza. Un libro que arranca con una situación espeluznante. El protagonista lleva a su madre a un hospital, ya que la mujer tiene el rostro quemado porque su marido acaba de arrojarle ácido. Al parecer, esto tiene una base real, pues el padre de Barón Biza arrojó ácido al rostro de su segunda mujer, Clotilde Sabattini. Un texto que se promete fascinante, de un autor rodeado por un halo de malditismo, un autor que se suicidó arrojándose desde la ventada de su casa.

También destacaré la reciente reedición del libro “El cuaderno dorado”, de Doris Lessing, que era inencontrable. Por fin puedo tener la obra más importante de esta escritora que acaba de recibir el premio Nobel.
Y, por supuesto, tengo que conseguir “La carretera”, de Cormac McCarthy, Premio Pulitzer 2007. Un libro del que he oído hablar muy bien y que, me temo, es de lectura imprescindible.


jueves, diciembre 13, 2007

Nocilla Dream


Un libro que ha causado un tremendo revuelo, que se ha abierto camino por sí solo, misteriosa e inevitablemente, que recibió el espaldarazo definitivo al ser elegido por la revista Quimera como el mejor libro de 2006 y que ha servido para bautizar a la nueva generación de escritores, la Generación Nocilla, formada por gente que narra de un modo fragmentario, con influencia no sólo literarias sino también audiovisuales, es más, el libro podría decirse que se parece en cierto modo a un blog.
Retazos de historias, episodios aparentemente inconexos, curiosidades, hacen discurrir el texto a distintos niveles, como en zigzag, llegando por momentos a dar la impresión de que se pierde la coherencia, la unidad. Sin embargo, la repetición de ciertos motivos y de algunos personajes nos recuerdan que nos encontramos ante un proyecto bien estructurado, que resuena como una melodía que combina ciertos acordes con una cadencia muy precisa.

Múltiples personajes se cruzan, textos de diferentes procedencias, sobre variadas temáticas, en un caos vertiginoso unido por motivos comunes, como la carretera interestatal US50 y el exboxeador Falconetti, dispuesto a recorrerla a pie, que actúan de hilo conductor, de punto de referencia en un caos tan vertiginoso como las llamadas autopistas de la información, que nos martillean con tantos datos que al final ya no somos capaces de oír nada, ni de diferenciar unas cosas de otras, todo se une en un incongruente y amorfo amasijo de conocimientos mutilados. Varios personajes y diferentes escenarios, repartidos por los más dispares lugares del mundo: una gasolinera en el desierto de Albacete, cuyo encargado lanza bolas de papel para que el viento las haga rodar; un aparta-hotel a las afueras de Las Vegas, en cuyo patio el argentino Jorge Rodolfo Fernández instala un espectacular y curioso monumento dedicado a Borges; la selva de Mozambique, donde se encuentras Niels y Frank y su proyecto de ratas entrenadas para detectar minas antipersonas; Pekín, donde reside el periodista austriaco Heine con su mujer Lee-Kung; el mexicano Humberto, en Salt Lake City o Isotope Micronation, donde viven Ted y Hanna, son algunos de los encargados de ensamblar este particular universo que transcurre por las páginas de Nocilla Dream, lleno de historias individuales, de episodios aparentemente independientes que, sin embargo, se encuentran unidos por una fina línea de causalidades. Historias reales que parecen ficticias e historias ficticias con referentes reales, cruzándose en ese terreno mítico que se nos describe a ritmo de zapping y atmósfera de sueño. Por el camino, se insertan breves textos de distinta procedencia, casi todos de carácter científico, que aportan claves sobre el libro, quizá sobre su composición, sobre sus leyes internas.

En un momento dado, describe el trabajo de la pintora Margaret Marley Modlin con las siguientes palabras: “Sus cuadros tienen una clara tendencia al surrealismo de Chirico, espacios amplios que no juegan con la escala sino con los puntos de fuga de lo inanimado, y ahí ella inserta, no a personas, sino arquetipos de personas, y eso, más que surreal, es pura mística: el ser humano y el punto en que desaparece. Como ella, que murió sin dejar rastro. Sólo en uno de sus cuadros hay un árbol”. Y yo tuve la impresión de que hablaba del planteamiento estético del libro que tenía entre las manos.

González Mallo es un escritor eficaz, capaz de transmitir historias, de comunicar curiosidades, de acumular datos, de un modo ameno, ágil, con una de esas armaduras que resultan invisibles para el lector, que se limita a dejarse llevar.
En definitiva, se trata de un libro interesante en muchos sentidos, por la cantidad de riesgos que afronta y de posibilidades que ofrece, pero también como proyecto globalizador, como lugar de encuentro de asuntos dispares, y esto sin dejar de ser en todo momento una lectura amena. Sin embargo, la visión dispersa de sus escenarios, la brevedad de los episodios, completa la visión global, como un puzzle, pero sacrifica la delimitación de los personajes, que se mueven en el límite del arquetipo, del apunte periodístico.

Autor: Agustín Fernández Mallo - Editorial Candaya

sábado, diciembre 08, 2007

Peso Cero


Antonia Romero ha publicado su primera novela, “Peso cero”, que quedó finalista del Premio de Novela convocado por Yoescribo.com. Antonia Romero es una escritora nata, incansable, sin prisa pero sin pausa recorre el camino que se ha marcado, y la publicación de este libro es sólo un primer paso en ese recorrido, porque calidad no le falta.
Posee un excelente oído para los diálogos y tanto los personajes como las situaciones que nos describe suenan muy reales: no es difícil identificarse con ellos en muchos aspectos. El tema que trata esta novela es la anorexia, un problema que afecta en la actualidad a más personas de las que nos gustaría admitir.

Mario y Andrea son un matrimonio en crisis con una hija adolescente llamada Alicia. Mario tiene dos hermanas: Cristina, una mujer egoísta y superficial (cuyo papel en la novela es breve y antipático), e Isabel, monja en un Convento, dos posiciones vitales radicalmente opuestas. Cuando la tragedia hace su aparición, Alicia comenzará a sufrir los inicios de la terrible enfermedad, descritos con eficacia, imparables, de modo que cuando su padre se dé cuenta de la gravedad de la situación, ya no podrá hacer nada por evitarla. En la segunda parte del libro, la posibilidad de que Alicia pase una temporada en el Convento donde profesa su tía se muestra como la única opción que ofrece algún tipo de esperanza. La vida en el Convento, la personalidad de las diferentes hermanas, su afán por ayudar a la niña, que en un principio se muestra ligeramente hostil y desconfiada, pero que, poco a poco, se irá dejando seducir por el valor de las cosas sencillas, le servirá a la autora para reflexionar sobre las determinaciones personales, la renuncia o la búsqueda del propio camino.

Antonia Romero estudió Teología, y no duda en abordar cuestiones difíciles, de esas que uno se plantea siempre que le sobreviene la tragedia, como cuando Mario le pregunta a la monja Sor Lucía: “Quizá pueda explicarme por qué un Dios al que un grupo de mujeres consagra su vida, una vida muy santa, por supuesto, permite a una niña, para ser exacto, a muchas niñas, matarse lentamente de hambre”. Una escena emotiva que nos muestra a un ser humano desbordado por la situación, tratando de buscar un culpable o, al menos, un sentido.

Antonia es una escritora eficaz, que sabe dosificar la información para mantener el interés y que describe las situaciones de un modo casi quirúrgico, extrayendo todo lo necesario para que el lector se sitúe, destacando, como ya dije, la naturalidad de sus diálogos. Por eso me parece innecesaria la intervención de la voz narradora para desvelar cosas que pueden resultar evidentes por la mera actuación de los personajes, aunque es algo que pone en evidencia su absoluta entrega a la historia, su preocupación por aclarar todos los aspectos que de ella se desprenden. Creo que el personaje de la otra hermana del protagonista, Cristina, no debería desaparecer tan radicalmente, tengo la impresión de que podía haber aportado un contrapunto interesante. Pero la autora manda, y su libro se lee con fluidez e interés, y esto es lo importante. Me interesó especialmente la segunda parte, la que transcurre en el Convento, pero por una motivación personal, ya que siento cierta atracción por los espacios cerrados.
Antonia ama a sus personajes, se nota, y el mensaje que desprende el libro es un mensaje moral, de amor a la vida, y estoy seguro de que sus lectores quedarán prendados de esta historia. Un libro muy recomendable, que se mete en la piel de una enfermedad terrible.
Enhorabuena, Antonia.

miércoles, diciembre 05, 2007

Portadas





Me sirve esta entrada para practicar algo nuevo: el "Slide Show". Una forma de presentar fotografías. Lo he utilizado para exponer cuatro portadas de libros en las que el autor figura como reclamo principal.

Ray Loriga, con un "look" agresivo muy particular. Amélie Nothomb, viajando en bicicleta. Efraím Medina, desnudo (lo que nos faltaba). Y Martín Piñol, que, sinceramente, no creo que el hecho de que el libro sea humorístico justifique semejante portada.

El autor como reclamo de su obra se coloca en un plano superior. El libro es menos importante que quien lo escribe. El escritor utiliza su imagen para dar una idea de lo que el lector va a encontrar en sus obras: visión desde el margen, malditismo, excentricidad, humor, etc.

Esto, que en la música es algo corriente, en literatura no lo es tanto. Siempre queremos saber algo sobre el autor. Y hay autores que nos fascinan y estamos dispuestos a leer todos sus trabajos. Pero todavía no me acostumbro a verlos posar en las portadas de sus libros.

domingo, diciembre 02, 2007

Agradecimiento

Estimados lectores, disculpen esta entrada y espero que no parezca un ataque de vanidad, sino tan solo el deseo de hacerles partícipes de dos menciones que tuvo este blog la pasada semana.
Uno no sabe muy bien cómo afrontar estas cosas, o cómo se interpretará el hacer referencia a ellas en un espacio personal. Pero son satisfacciones ligadas al hecho de tener un blog. Compensaciones que surgen sin ser esperadas y, por tanto, que sorprenden y halagan. Y dado que la primera riqueza de un blog la constituyen sus lectores, justo es hacerles partícipes de esas alegrías.

La primera fue por parte del escritor Enrique Vila-Matas, en la entrevista que le realizaron para la revista “Paper de vidre”. Cuando le preguntaron si leía blogs contestó lo siguiente:

Leo blogs literarios como leo periódicos y libros. No le cierro puertas a ninguna lectura ni información. Y sí, me divierte y me instruye y me interesa ver qué se dice y qué se mueve en ciertos blogs que considero honestos e interesantes, y no conducidos por el tontolaba de turno. Pondré ejemplos de blogs muy diversos pero todos francamente estimulantes: El lamento de Portnoy, El dormitorio de Maud, el de Pierre Assouline en Francia, Apostillas literarias de la mexicana Magda, Borra el humo de tu frente, La segona perifèria, el Moleskine literario de Iván Thays en Perú, Paraguas en llamas en el barrio del Clot de Barcelona, el de la madrileña Cristina Núñez Pereira, Hasta siempre Elena, el del Llibreter, el de Guillermo Urbizu, el de Miguel SanFeliu, el de Daniel Link en Argentina (Linkillo. com), No ha lugar en Murcia, el de Enrique Ortiz, el de Gustavo Faverón en USA, el de Fadanelli en México... Ahora que ya he compuesto esta lista —que era lo que más pereza me daba hacer—, creo que cualquier día de éstos dedicaré uno de mis dietarios volubles de El País a los blogs literarios.

Naturalmente, figurar en esa lista es algo que me llena de orgullo.

La segunda mención se produce en el número 289 de la revista Quimera. La sección que Jesús Casals dedica a las bitácoras se ocupa de este blog. Y lo hace con un titulo que me gusta mucho: “Sobreviviendo a la moda”. Doy las gracias desde aquí por dicha reseña. Y, de paso, aprovecho para recomendar los artículos sobre Murakami y sobre Mario Levrero, así como la entrevista a Doris Lessing que aparecen en ese mismo número.

Y, por supuesto, doy las gracias a todos aquellos que siguen este espacio, pues son quienes le dan sentido.
Por eso quería compartir esto con ustedes.
Y seguimos viajando…

viernes, noviembre 30, 2007

Premio Cervantes 2007

El Premio Cervantes 2007 ha sido concedido al poeta argentino, afincado en México, Juan Gelman.
Hace poco anduvo por Segovia, y el próximo mes de Abril tendrá que ir a Alcalá de Henares, para recoger el premio.
Su calidad literaria y humana están fuera de dudas. La primera felicitación que recibió fue la de su nieta, que reside en Uruguay. Destacó la calidad del resto de candidatos. Declaró a la CNN que, aunque se conoce más su obra de tema político, también escribe sobre los grandes temas de la poesía: el amor, la niñez y la muerte. Leo estas informaciones en el periódico “La jornada”.
También es buen momento para recomendar un blog dedicado al poeta y que, según cuenta su autor, Marcelo, uruguayo que reside en Galicia, se inició en el año 2000, en plena campaña de Juan Gelman por encontrar a su nieta.

martes, noviembre 27, 2007

Venganza

En octavo curso me hacía la vida imposible. Me tenía aterrorizado. Me ponía la zancadilla por los pasillos. Me llenaba la camisa de escupitajos. Me despeinaba. Me tiraba al suelo. Me bajaba los pantalones. Me levantaba de mi asiento y se sentaba él. Me quitaba la comida de la bandeja. Me empujaba. Me cogía la cartera a la hora de la salida y la lanzaba al centro del campo de fútbol… Así durante dos años. Y yo pasaba los días aterrorizado. Temblaba nada más verlo.
Y ahora lo tenía frente a mí.
Vestía un traje barato que le venía estrecho y me contaba que tenía una empresa, con varios trabajadores, que no quería despedir a nadie, pero necesitaba un crédito. Casi me estaba suplicando. Ni siquiera me había reconocido. Estaba sentado en el borde de la silla y se retorcía las manos. Me llamaba señor Director, con reverencia, y me pedía que tuviera la amabilidad de ayudarle, que estaba desesperado, que respondería con todos sus bienes, que no me arrepentiría… Y yo le escuchaba sin decir nada, con fingido interés, aparentando estar preocupado por su problema.

domingo, noviembre 25, 2007

Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

En general, veo esto de los Días Internacionales con un poco de escepticismo, pero debo admitir que sirven para que todo el mundo se plantee un determinado asunto y hable de él y se remueva la opinión pública. La propuesta de dedicar un día a este problema partió de República Dominicana en 1999 y la fecha fue elegida como conmemoración al asesinato de unas activistas dominicanas, las hermanas Mirabal, por orden de Trujillo, en el año 1960, según leo en internet.

Hoy precisamente me llama la atención una noticia aparecida en la prensa. En Arabia Saudí una mujer ha sido condenada a seis meses de cárcel y doscientos latigazos por haber sido violada. Lo leo otra vez, por si entendí algo mal. Los razonamientos me parecen demenciales. Se encontraba a solas con un hombre con el que no tenía parentesco y, además, intentó influenciar al tribunal llevando su caso a la prensa, al igual que su abogado, a quien han retirado la licencia. El artículo refleja una situación espeluznante. Nos muestra un problema llevado a su extremo. Sería una caricatura si no fuera una tragedia.

La mujer como raza inferior, como incitadora, como pecadora, como objeto que tiene dueño, como ciudadana de segunda, sin dignidad ni respeto. Ese es el concepto que la convierte en víctima. “La maté porque era mía”. Ése es el lema que debe cambiar. Cambiar el lugar de la mujer. Se trata de una lucha contra una forma de pensar. Un día como el de hoy pone en evidencia que, pese a todos los avances que ha conseguido la mujer occidental, aún está lejos de poder olvidar que vive en un mundo donde muchos hombres creen que la mujer es un ser inferior. No hace muchos años todavía no se le permitía votar, ni realizar determinadas gestiones sin el consentimiento expreso del marido. Por fortuna, esto ha sido superado, pero no se puede consentir ningún comportamiento que signifique sometimiento, ningún tipo de violencia ni de desprecio o discriminación. Es algo que nos disminuye como civilización.

Foto: Efe/Eduardo Abad - Acto en Sevilla

martes, noviembre 20, 2007

La muerte de Venus

Se suele mostrar cierto desprecio por la novela de género, ligada siempre al término “best-seller” y sistemáticamente ignorada por la crítica “seria”, que la considera mero divertimento y, por tanto, carente de calidad. Pese a ello, de vez en cuando, despacito, se producen honrosas incursiones llevadas a cabo por novelistas de reconocido prestigio, como son los casos, por ejemplo, de Guelbenzu y Lorenzo Silva respecto a la novela policíaca. Ahora, la escritora Care Santos se presenta con una novela de fantasmas que, además, ha quedado finalista del Premio Primavera de Novela 2007.
Care Santos tiene una carrera literaria que incluye novelas, relatos, libros juveniles e infantiles y una considerable cantidad de premios como el Edebé, el Ateneo Joven de Sevilla, el Gran Angular, o el XXI Premio Carmen Conde de Poesía de Mujeres. Se trata de una autora eficaz, de sobrada habilidad y oficio.

“La muerte de Venus” nos cuenta la historia de Mónica y su compañero Javier, de quien está embarazada. Se trasladan a un enorme caserón que Mónica ha heredado, y allí empiezan a ocurrir sucesos extraños: descensos bruscos de la temperatura, la aparición de palabras en las paredes, manchas que no se pueden borrar… Sucesos inevitables en toda novela de fantasmas que se precie. Personajes como el parapsicólogo Leónidas Xart y, especialmente, Román, tienen un importante papel y agilizan la trama.
Además, se produce un curioso cambio de registro aproximadamente a mitad del libro, con la inclusión de un pasaje ambientado en la Roma imperial, que ilustra los sucesos relacionados con la presencia fantasmal que se empeña en perturbar la vida de la pareja protagonista.
En la tercera parte la trama se precipita hacia un desenlace que va atando los cabos sueltos y que arrastra al lector sin darle respiro.

Un libro que se lee con agilidad e interés, en el que se combina la utilización de diversos recursos, como el relato epistolar, el histórico, o la inclusión de fragmentos periodísticos… Y en el que se pueden encontrar algunas referencias con las que juega la autora, como personajes reales camuflados en papeles secundarios. Juegos que ella desveló en su blog, en una entrada cuya lectura recomiendo.

sábado, noviembre 17, 2007

Norman Mailer

En el suplemento “El Cultural” de la semana pasada, 7 de Noviembre, se publicaba una entrevista con Norman Mailer, debido a la publicación de su último libro “El castillo en el bosque” (Anagrama), un libro que toma como base la infancia de Hitler para hablar de Dios y del diablo. En esa entrevista Mailer dice:

Escribir una novela es, en cierta medida, como una escalada. Si eres ambicioso, intentas retos que están más allá de tus fuerzas. Hay muy pocos novelistas realmente ambiciosos, Martin Amis, Pynchon, Cormac McCarthy… Sentí que había llegado el momento de intentar una cumbre más dura, de intentar algo más allá de mis costumbres y técnicas. Pensé: “te estás haciendo viejo, así que debes intentar algo muy grande”. Y pensé que tenía que hacer el intento, porque era realmente interesante, como en realidad he estado haciendo toda mi vida. Eso es lo que te espera si eres un profesional. Tienes que aprender más y más qué es lo que estás haciendo.

El domingo de esa misma semana, 11 de Noviembre, los periódicos traían la noticia del fallecimiento de Mailer, a los 84 años de edad, a causa de una insuficiencia renal, en el hospital Monte Sinaí de Nueva York.

Norman Mailer era un personaje polémico, autor de libros importantes, como “Los desnudos y los muertos”, sobre la Segunda Guerra Mundial, “La canción del verdugo”, que fue merecedora del Premio Pulitzer en 1980, “Los hombres duros no bailan” o “Los ejércitos de la noche”, que también obtuvo el Pulitzer en 1969. Escribió libros sobre Marilyn Monroe, Picasso, Lee Harvey Oswald y Jesucristo.

Fue un hombre machista, rudo, egocéntrico, provocador, vitalista, amante del boxeo y la bebida, desmesurado, impulsivo. Protagonizó sonados enfrentamientos con Truman Capote, William Styron o Gore Vidal, a quien llegó a agredir físicamente.
En 1960, durante una alocada fiesta, estando ya muy borracho, apuñaló con una navaja a su segunda esposa, Adele Morales, y casi la mata. Ella no presentó denuncia y el asunto quedó zanjado con una breve estancia del autor en un hospital psiquiátrico.
Se casó seis veces y tuvo nueve hijos.

Su fama como periodista y agitador de conciencias es indiscutible y difícil de igualar. Fue crítico con las guerras de Vietnam primero y de Irak después. Su nombre siempre quedará vinculado al nacimiento del “Nuevo Periodismo”, y quizá por eso tampoco Tom Wolfe se salvó de sus ataques. Fue fundador del semanario “Village Voice”.
Foto de Kathy Willens / Associated Press

martes, noviembre 13, 2007

HFS - Hanif Kureishi


Modera la charla Rodrigo Fresán. Se produce un problema técnico que tardan en resolver veinte minutos. Luego hay otro acto, precisamente el cierre del Festival, con la presencia de numerosos autores que van a leer poemas, así que la charla deberá acortarse. Además, Rodrigo Fresán tiene que salir antes de que se inicie el turno de preguntas del público porque si no perderá el avión.

Hanif Kureishi es un escritor inglés de origen pakistaní. Autor de importantes novelas y también de obras de teatro y de guiones de cine, incluso escribió algunas canciones en colaboración con David Bowie. Su primer gran éxito fue el guión de “Mi hermosa lavandería”, de Stephen Frears, con la que se dio cuenta de que había conseguido llegar a algo. Tenía personajes y tenía algo que decir, algo relacionado con su vida, con su relación con los demás, historias de inmigrantes.

Dice Kureishi que hacen falta diez años para aprender a escribir. Su padre escribía, pero no publicó. Su padre siempre pensó que era mejor escritor que Hanif, lo cual fue bueno para la relación entre ellos, pues evitaba que se estableciera una competencia.
Kureishi siempre se ha visto como un escritor contemporáneo que escribe sobre lo que ve en la calle. Su libro “Algo que decir” (todavía no publicado en España) es un compendio de textos en los que habla de aquello que le interesa, cuestiones éticas complejas, el envejecimiento, la sexualidad, etc.

En la novela que acaba de escribir aparecen personajes que aparecían en “El buda de los suburbios”. Les va bien. Es interesante volver sobre personajes de libros anteriores porque ayuda a reflejar cómo ha cambiado la sociedad. Un escritor utiliza para sus libros todo lo que tiene a su alcance, así que aconseja a la gente que se mantenga alejada de los escritores si no quieren aparecer en algún libro. Hay que buscar nuevos personajes todo el tiempo.

Afirma que tiene aún discusiones con su padre fallecido y que escribir sobre los padres puede ser una manera de llevar el luto. Sobre la relación con su padre escribió el que es quizá su mejor libro: “Mi oído en su corazón”.

Le fascina la belleza, la sensualidad, la pasión de los jóvenes. Y también la muerte.
Existe en la actualidad una obsesión por el disfrute, un vértigo de consumismo, por tener demasiado y no saber si ese demasiado es bastante, así que él últimamente lucha por intentar disfrutar menos.

Le gusta escribir. No ha desaparecido con el tiempo el deseo de escribir. Es una forma de sustraerse al mundo, de aislarse, y conforme avanza el tiempo y se acumulan las memorias la necesidad de escribir se hace más profunda.


Le atrae el psicoanálisis. Cree en el poder de la palabra y en que hablar con otros es curativo. A veces, algunas palabras se quedan atascadas, dentro de nosotros, y tenemos que buscar la forma de decírsela a otros, expulsarlas. Es necesario el intercambio humano. El psicoanálisis ayuda a conocerse a uno mismo y es una forma de relación humana. “Freud dice que la cultura es la curación de la humanidad”.

Lo que primero suele aparecer en su cabeza a la hora de surgir una historia, son los personajes. Si los personajes empiezan a hablar, sabe que probablemente aparecerán en una película, pero si ve las palabras en las páginas, será una novela.
Dice que es muy vago para realizar ningún tipo de investigación previa a sus libros, que ya ha hecho su investigación viviendo con otras personas en el tiempo.

Esta fue la última charla a la que asistí.

viernes, noviembre 09, 2007

HFS – Juan Gelman


La entrevista está a cargo de Mercedes Monmany. Entre el público reconozco a Guadalupe Nettel y a Antonio Gamoneda.

La conversación empieza haciendo referencia a un libro que Gelman escribió en sefardí y que se titula “Divaxu”. A raíz de esto, cuenta que durante su exilio leyó mucho a San Juan de la Cruz y a Santa Teresa. Dice que su madre descendía de una familia de rabinos, aunque no tenían mucha tradición religiosa en casa.
Leyó algunos versos en sefardí que sonaron poderosos en la sala del Museo Esteban Vicente.

Reside ahora en México. María Zambrano distinguía entre exiliado, refugiado y desterrado. Según esta distinción, él se siente más desterrado.

Y pronto se trata el tema de los desaparecidos en Argentina. Juan Gelman vivió una historia muy dura porque su hijo y su nuera fueron asesinados y, durante mucho tiempo, anduvieron Gelman y su mujer buscando a su nieta, que había sido robada. Después de mucho tiempo y mucho esfuerzo la localizaron en Uruguay y ahora se mantienen en contacto.

Cuenta que tardaron trece años en recuperar los huesos de su hijo y su nuera. Trece años después del asesinato. Tuvieron miedo de no encontrarlos nunca porque a algunos prisioneros los adormecían con pentotal y luego los subían a helicópteros y los arrojaban al mar. Y también hubo crematorios… En su tumba reza: “Recuperado de la noche y de la niebla”.
Dice que devolver al asesinado su historia y reconstruir los hechos es algo esencial. “No puede desaparecer una persona. Tener una tumba es un derecho fundamental”.

Finalmente, dice que su balance es de gratitud hacia el ser humano, porque encontró muchas personas en todo el mundo que apostaron por un imposible.

Luego leyó algunos poemas más y yo los escuché con un nudo en el estómago.

lunes, noviembre 05, 2007

HFS – Gonçalo M. Tavares


Gonçalo M. Tavares es un autor que descubrí hace poco, un autor muy interesante al que han elogiado, entre otros, Vila-Matas y Saramago. Es joven, nació en Angola, en 1970. Sus libros son breves, concisos, y en sus historias pueden aparecer parábolas, paradojas, dibujos, sucesos que juegan con la lógica convencional, simbolismo, humor y también crueldad y tragedia. Poco a poco se está traduciendo su obra en nuestro país, títulos de su serie negra, como “La máquina de Joseph Walser” o “Un hombre: Klaus Klump”, de su serie del barrio, como “El señor Brecht” o “El señor Valéry”, o un libro inclasificable titulado “Biblioteca”, editado por Xordica.
La charla está a cargo de Lourdes Ventura, que en lugar de preguntar, diserta, se extiende hasta el límite de mi paciencia, incluso nos recita un párrafo de Borges de memoria.

Dice Tavares que la literatura tiene dos objetivos: encantar y desencantar. Pone como ejemplo la situación de estar en un baile y que, de pronto, alguien apague la música. Ésa es precisamente la función de la literatura. El mundo de los conocimientos crea una música. Todos bailamos al son de los últimos acontecimientos. Ahora mismo, el 90% de los portugueses hablan de la desaparición de Maddie McKann.

Las novelas son investigaciones sobre el mal, que le fascina porque le asusta. El hombre, en potencia, es un ser peligroso, malo. El mal, como defensa, es aceptable, pero hay otro mal, el que alcanza su punto álgido con el Holocausto, un mal que se produce sin que haya miedo o hambre para justificarse. La tortura es un fenómeno puramente humano. Ningún animal la practica. Sin embargo, llamamos inhumano a lo malvado sin tener en cuenta que el instinto de la maldad se encuentra en el hombre. Pero no quiere ser catastrofista, ya que esto es cierto también para el caso del bien. El hombre es el único animal capaz de desplazarse a otro lugar con el único fin de ayudar a sus semejantes.

El mal es el protagonista de sus novelas negras. El mal, los dictadores, sólo son posibles porque existen personas ingenuas. Ante las dictaduras, las únicas opciones posibles son: luchar contra ellas o ridiculizarlas. La literatura puede aportar lucidez y conseguir que haya menos personas ingenuas.
La función de sus libros que conforman la serie “el barrio” es encontrar un mundo autónomo, en el que se juega con la lógica pero desde una perspectiva un poco absurda. La lógica puede ser absurda a veces. Leyó entonces un fragmento de su libro “El señor Valéry”.

En general, a la hora de escribir, prefiere la abstracción, la frase corta, conceptual. Reconoce más influencia de autores centroeuropeos como Kafka y Walser que de autores portugueses. En sus libros procura que no haya un espacio ni un tiempo concretos. Corta muchos las frases, opta siempre por el camino más corto, no le gusta hablar de cosas que no pueda dibujar. El trabajo más lento y difícil es el de acortar, y a este respecto cuenta la historia de ese escritor que, al mandar una carta larguísima, se despide diciendo: “perdona esta carta tan larga, pero es que no tuve tiempo de hacerla más corta”.
No cree en el escritor que no lee. Siempre recuerda un proverbio que dice: “No te atrevas a escribir un libro antes de haber leído mil”. Está obsesionado por conocer autores, y admite que lee algunos blogs, pero no demasiados.

jueves, noviembre 01, 2007

HFS – Javier Marías

Lleno absoluto. Gente de pie. La organización le entrega un regalo a Marías, en señal de reconocimiento por su trayectoria. Todos los años premian a un autor y en esta ocasión el elegido es él. La charla está a cargo de Manuel Rodríguez Rivero.

Se habla de su fama. Dicen que algunas guías turísticas recomiendan fijarse en la ventana de su casa por si se le ve escribir. Sus cifras de ventas son espectaculares. Tiene críticas excelentes. Él no siente esa fama, no tiene fuerte conciencia de ella. Piensa que es un fenómeno fruto del azar. A su escritura, a sus libros, les corresponderían unas ventas de unos 15.000 ejemplares, mientras que en Alemania se han vendido 1.200.000 más o menos. Así que ya no espera más suerte, se siente como si todo lo bueno que le tuviera que pasar en ese sentido ya le hubiera pasado. Por supuesto, se siente más libre, puede escribir libros raros, o más raros, y nunca se podrá quejar.
En esencia, la fama no le ha cambiado, aunque es verdad que ahora puede comprar, no más cosas, sino más cantidad de las cosas que le gustan.
Lee menos las críticas. En ocasiones ni las lee o pasa por encima. Han pasado ya 36 años desde que editó su primera novela, así que ya es muy veterano, y uno al final sabe más de lo que sabe casi cualquier crítico. Ya escribió hace años un polémico artículo titulado “Añoranza del árbitro” en el que se quejaba de que no existiera un determinado tipo de crítico más profesional. En España es difícil el consenso y el respeto. Casi todo es discutido y siempre hay detractores. A casi nadie se le reconoce autoridad sobre nada.

Habló sobre su forma de escribir. Dijo que no tiene planificación, que averigua sus novelas a medida que las escribe. Sabe hacia dónde va pero no sabe qué recorrido le espera. No suele releer sus libros anteriores, ni siquiera en el caso de la trilogía, y éste es un método que no recomienda a nadie. Tampoco utiliza el ordenador, es esto se define como excéntrico y más bien antiguo. No toma notas para escribir sus novelas, así que define su escritura como una tarea azarosa, intuitiva, lo cual convierte la toma de decisiones en algo arriesgado, porque, además, él nunca rectifica las páginas anteriores para dar cabida a un nuevo suceso. Como en la vida, en sus novelas no se puede cambiar el pasado. Por ello, confiesa que ha habido momentos en los que ha estado a punto de caer en contradicciones respecto a algo que había escrito con anterioridad, pero siempre ha habido un sexto sentido que le ha avisado.
Suele preocuparse por la traducción de sus libros, sobre todo de las que se realizan en idiomas que conoce, y está abierto a las sugerencias o aclaraciones que sus traductores le solicitan. A ser posible, también le gusta poder opinar en el aspecto de las portadas, y menciona una espantosa, israelí, en la que aparecía un desnudo frontal, y confiesa que ha habido también alguna rusa que le ha helado la sangre. En su opinión, lo normal es que todo se haga mal pudiendo salir bien, así que hay que estar encima de las cosas si no te quieres llevar sorpresas.
Como escribe con una vieja máquina “Olivetti” suele tener problemas para obtener recambios de su máquina, ya que están descatalogados. Este verano, no obstante, admite que escribió algunas cartas con un ordenador: le pareció lentísimo. Tampoco le interesan los blogs, que definió como sitios para ver qué opina gente con la que normalmente no tratarías. La página web que lleva su nombre la administra una persona que le pidió permiso para hacerlo y de vez en cuando le solicita material.

Habló, por supuesto, del tercer volumen de “Tu rostro mañana”, que acaba de salir a la venta bajo el titulo de “Veneno y sombra y adiós”. En ella se hacen referencias constantes a la relativa impostura de juzgar el pasado desde los baremos del presente. En épocas de paz se juzga muy duramente lo que ocurrió en tiempos de guerra, sin tener en cuenta que quizá entonces estaba bien hecho. Al hilo de esto, comentó que la ley de la memoria histórica es ilusa, ya que no se puede abordar un suceso sin un consenso general del país sobre lo que ocurrió. Han pasado setenta años, los mismos que habían pasado desde la guerra de Cuba cuando él era joven, pero entonces nadie discutía sobre aquel episodio. Vivimos en una época que intenta deformar el pasado.
Al terminar la redacción de este tercer volumen de su trilogía, admite que le invadió una relativa tristeza, una especie de melancolía.

Sobre su carrera como articulista, autor de textos que conectan con mucha gente, llenos de sentido común, en contraposición a sus personajes que, en muchos casos, están un poco locos, dijo que los artículos los escribe como ciudadano, resaltando que también hay mucha gente que está en desacuerdo con sus opiniones, mientras que en la novela el ciudadano desaparece y se reduce mucho el sentido de responsabilidad.
Desveló que suele apuntar detalles suyos en todos sus personajes, incluso en los más odiosos.

No escribe poesía. No la ha escrito nunca, aunque sí la ha traducido y la lee. Ahora la mayor parte de su tiempo lo dedica a relecturas. Destacó las obras de Shakespeare, autor que definió como enigmático y riguroso, en el que siempre encuentras nuevos matices. Y también vuelve una y otra vez a un relato de Flaubert: “Un corazón sencillo”.

viernes, octubre 26, 2007

HFS - Gala del libro favorito

El año pasado ya hubo un acto muy similar, en el que un grupo de autores hablaron de sus lecturas favoritas, así que parece que nos encontramos ante lo que podría ser una sección fija.

Sobre el escenario están Rodrigo Fresán, Alan Pauls, Daniel Alarcón, Antonio Orejudo, Hisham Matar, Tishani Doshi, Menna Elfyn y Hanif Kureishi, moderados por el periodista Alfredo Matasanz. Se les pide que hablen de un libro que, para ellos, sea importante. Todos hacen trampas y nombran más de uno. Es un acto divertido, desenfadado. Tomo nota de algunos de los libros que se nombran:
Rodrigo Fresan se decanta por “Matadero cinco”, de Kurt Vonnegut.
Alan Pauls se las ingenia para nombrar tres títulos. Dice que después de dudar mucho entre “En busca del tiempo perdido” y “Lolita”, decidió decantarse por “Roland Barthes por Roland Barthes”.
Tishani Doshi nombra “Un buen partido”, de Vikram Seth y un libro de poesía de los siglos X-XII, acerca de Shiva, un libro de himnos, cánticos religiosos.
Daniel Alarcón, se decanta por “El emperador”, de Kapuscinski.
Hisham Matar estaba seguro de elegir “Primer amor”, de Turgueniev, pero a última hora había decidido hablar de la poesía de Ovidio, en especial de “Tristes”, una obra muy asequible que dicho autor escribió en el exilio.
Antonio Orejudo estuvo brillante y habló de lo mucho que había disfrutado leyendo los libros de Enid Blyton sobre “los cinco”, para pasar a reivindicar los libros que son capaces de hacernos reír. Y dijo que los tres libros esenciales, que casi todo el mundo ha leído en el colegio y, por tanto, los ha leído mal, para él eran: “El lazarillo de Tormes”, “La Celestina” y “El Libro de Buen Amor”.
Hanif Kureishi no dudó en hablar de “La interpretación de los sueños”, de Sigmund Freud.
Menna Elfyn, por último, y tras un pequeño incidente, ya que el presentador perdió la ficha con los datos sobre ella y no pudo presentarla como la ocasión requería, habló de unos libros precristianos de cuentos galeses reunidos bajo el titulo de “Mabinogion”. Y también recomendó un libro de Simone Weil titulado “Echar raíces”.

En el turno de preguntas del público, se plantearon algunas cuestiones que me interesaron. Alguien les pidió que dijeran el titulo de algún libro que les hubiera parecido horrible. Y Daniel Alarcón dijo: “Hay un libro muy malo…” El público rió ante su rapidez para contestar. Dijo que el libro se lo había recomendado un amigo, examigo, y que era de un inglés que escribe sobre Colombia y hace algo parecido a una caricatura del realismo mágico. Tishani Doshi dijo que ella no tiene problema en abandonar un libro cuando le parece malo, pero en una ocasión tuvo que leer un libro porque tenía que participar en un debate con el autor, y el libro le pareció espantoso, pero no quiso nombrar al autor. Menna Elfyn dijo que el libro que le parecería el peor sería el de las “Memorias de Tony Blair” si llegara a escribirlo.

También se les preguntó por el libro que más les ha servido para escribir. Rodrigo Fresán mencionó sin dudar “Música para camaleones”, de Truman Capote. Alan Pauls dijo que los libros malos son útiles en ese sentido porque uno piensa que puede hacerlo mejor. Son un estímulo.

Ante la pregunta: ¿Ya se han escrito las grandes novelas de la literatura? Contestaron que cada época tiene un gran libro. El concepto de gran libro va cambiando. La literatura se transforma continuamente. Es como un gran plagio continuo, donde los escritores se contaminan unos a otros, de manera que dentro de doscientos años, se hablará de grandes libros escritos en el siglo XX, yo mismo estoy escribiendo uno ahora mismo en el que tengo puestas muchas esperanzas, dijo Antonio Orejudo riendo.

Una charla muy divertida que le hace pensar a uno cuál sería el libro que habría elegido para contestar una pregunta así.
Parece evidente que es casi imposible nombrar un solo libro, y cuando se hace, generalmente se miente, y la segunda vez que te formulan la misma pregunta el libro elegido es otro.
Hay quien utiliza estas ocasiones para reivindicar un libro poco conocido, lo cual es muy lícito. O se decanta uno por algún libro leído en esa época temprana en que una lectura puede invadirnos profundamente.
Yo, en este momento, diría “Las aventuras de Tom Sawyer”, porque recuerdo que lo leí en mi adolescencia y que estaba deseando volver a casa del colegio para continuar la lectura. Fue un libro que me enganchó y que no puede faltar en mi biblioteca.

¿Qué libro habrían escogido ustedes?

miércoles, octubre 24, 2007

Paul Potts - Una historia especial

Interrumpo un momento mis crónicas del Hay para compartir algo que acabo de descubrir. Es muy posible que ya conozcan la secuencia que voy a exponer, ya que suelo enterarme tarde de todas estas cosas y, al parecer, se trata de algo que ha tenido gran repercusión. Pero yo lo acabo de ver y quiero compartirlo.

Un vendedor de móviles, con aspecto insignificante, sobrepeso, un diente partido, decide presentarse a la audición del programa de televisión “Britain’s got talent”, el equivalente (salvando las distancias) de lo que aquí se llamó “Factor X”. El jurado le pregunta qué piensa cantar y él dice que ópera. Los miembros del jurado, sin duda acostumbrados a ver a todo tipo de bichos raros, se miran con escepticismo y le dicen que adelante.

Lo que ocurrió lo pueden ver a continuación:


Tiene aspecto de no haber tenido una vida fácil, de haber estado a punto de tirar la toalla, pero algo le ha animado a presentarse a esta audición. La gente grita, se pone en pie, se emociona ante ese hombrecillo humilde de sonrisa bonachona. Incluso el miembro más duro del jurado, el temible Simon Cowell, le dice que ha estado absolutamente fantástico.

Debo confesar que me emociono cada vez que lo veo. Veo a un hombre, con una gran voz, erguido y dispuesto a perseguir un sueño, a aprovechar su oportunidad, a no renunciar a aquello que siempre quiso ser pero la vida no se lo permitió. Veo el poder de la música para traspasar nuestros prejuicios y tocarnos el corazón y desarmarnos totalmente. Veo un cuento de hadas que nos recuerda que no debemos darnos nunca por vencidos. Hasta en un reality puede uno encontrar una gran historia.

Paul Potts ganó el concurso. Dijo que una de las primeras cosas que iba a hacer con el premio era arreglarse el diente partido. También quería llevar a su mujer a un safari. En su página web se puede leer que dice que el concurso ha cambiado por entero su vida, ya que estaba acostumbrado a verse pequeño e insignificante y, sin embargo, ahora sabe que es alguien.
Recomiendo que veáis otras secuencias de las galas del programa, especialmente la semifinal.

domingo, octubre 21, 2007

HFS – Javier Cercas


Javier Cercas mantiene una charla con Félix Romeo en la iglesia San Juan de los Caballeros . Repasa sus inicios literarios, el éxito de su libro “Soldados de Salamina”, sus proyectos. Al hablar sobre cómo se inicia en él la pasión por la literatura, responde que no lo sabe muy bien. Piensa, tratando de recordar algo significativo, dice que siempre le gustó leer cosas raras, que su padre le dijo un día que los escritores bebían coca-cola y veían la televisión y eso a él le parecía una buena vida, que una profesora muy guapa le habló de Borges y se lanzó a leer todo Borges, luego llegaron otros, como Auden, uno de sus autores favoritos. Sin embargo, afirma que para un aspirante a escritor, encontrarse muy pronto con un escritor demasiado grande es pernicioso porque le aplasta. Nombra también como autores importantes en su formación a Salvador Oliva, profesor de la Universidad que había traducido todo Shakespeare al catalán, o Joan Ferrater.
Luego ocurrió algo determinante, que fue su viaje a EE.UU. En ese periodo aprendió a ver a su país con perspectiva. Estuvo en un lugar inhóspito, donde no había nada que hacer, así que allí escribió dos libros. También fue allí donde leyó por primera vez a Sánchez Mazas, por curioso que pueda parecer.

Félix Romeo le habla del éxito de su novela “Soldados de Salamina”. Cercas cita unas palabras de Gorgias: “La poesía es un engaño en el que quien engaña es más honesto que quien no engaña y quien se deja engañar más sabio que quien no se deja engañar”. La literatura consiste en ver quién la dice más gorda. El objetivo del novelista es suplantar la realidad. “Soldados de Salamina” finge ser una crónica y para ello utiliza nombres de personajes reales, excepto uno que era ficticio, y que fue en el que creyó reconocerse una pitonisa televisiva que le llevó a juicio, algo muy delirante.
La novela surgió de una imagen que quería explicarse. El libro es la formulación de una pregunta. Le interesan las ideas en las novelas. El escritor intenta cambiar la percepción del mundo del lector, desautomatizar la realidad.
Afirma que la literatura cambia la vida y cita algunos autores que han sido muy importantes para él, como Kafka, Conrad, Bernhard, Cioran, Flaubert, Bioy, Borges (tuve que librarme de Borges para poder recuperarlo), Dinesen, Barrow…

Respecto a la película que rodó David Trueba sobre “Soldados de Salamina” dijo estar satisfecho con el resultado. Le dio libertad al director para que hiciera suya la historia, ya que el cine y la literatura son lenguajes distintos, y el resultado fue bueno, diferente de la novela. Mencionan un libro que se editó con una conversación que Cercas y Trueba mantuvieron sobre la novela, la película, la historia…
Justo después de “Soldados de Salamina” comenzó a escribir “La velocidad de la luz”. No sintió ningún bloqueo por el éxito del libro. “La velocidad de la luz” narra una historia que había intentado contar en varias ocasiones sin encontrar el modo adecuado de hacerlo.

Félix Romeo le pregunta qué tal profesor era y él sonríe y dice que ahora que lo ha dejado todos le dicen que era buenísimo. Lo cierto es que siempre quiso ser escritor, pero lo llevaba como una vocación secreta, convencido de que siempre necesitaría otra profesión para ganarse la vida.
Sus primeros libros no tuvieron ni una reseña. Además, la editorial quebró. Y luego publicó en otra editorial que también se hundió después de publicar un libro suyo. A él todo esto no le parecían buenas señales.
Considera “El vientre de la ballena” como su libro más raro y más humorístico. También del que menos satisfecho se siente, pues incluso estéticamente es el más alejado de su producción. Por el contrario, el libro suyo que prefiere es “El inquilino”.

Al repasar sus inicios, explorar en su interior, comentó Cercas que ser un escritor catalán que escribe en castellano no es lo normal, resulta un poco raro. En Cataluña, la relación entre escritores catalanes y castellanos le ha decepcionado. Se ha dado cuenta de que existe una fractura en potencia. Y no quiere ir más allá en este tema. Se muestra cauteloso. Se ha dado cuenta de que la convivencia es muy frágil.

Por último, nos cuenta que está escribiendo una cosa rarísima, que no sabe si será una novela. Y también recita uno de sus poemas favoritos: “Lo fatal”, de Rubén Darío.
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque ésta ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos...!
Yo aprovecho y lo transcribo porque resulta que también es uno de mis poemas favoritos.

miércoles, octubre 17, 2007

HFS – Agustín Fernández Mallo, Gabi Martínez, Lolita Bosch


Esta cita tiene lugar en el Museo Esteban Vicente. Teresa Sanz sustituye como moderadora a Emilio Manzano, porque éste no ha podido llegar a tiempo. Entre el público veo a Antonio Orejudo, Rodrigo Fresán, Gonçalo M. Tavares y Alan Pauls.

Son presentados como representantes del nuevo panorama español, ante lo cual Lolita Bosch adopta una actitud de descreimiento y dice estar un poco harta de las clasificaciones. La actual Generación Nocilla, como se la denomina, tomando como referencia el titulo del libro de Fernández Mallo “Nocilla Dream”, sólo tienen en común la edad, pero en realidad en ese grupo hay gente con tradiciones literarias muy distintas.

Agustín Fernández Mallo habla con desenfado, con un ligero aspecto de dudar de todo lo que dice, lo cual utiliza para decir las cosas sin rodeos. Sobre este tema lo primero que apunta es que él todo esto de las generaciones se lo toma a coña, como una cuestión de marketing. Pero bueno, en todo caso, es cierto que los miembros de una misma generación comparten referentes, gustos, un imaginario colectivo… y en ese sentido sirven como pulso de lo contemporáneo.

Gabi Martínez dice que resulta interesante analizar las estéticas y carencias de esta generación. Cita como referencia importante los libros de Eloy Fernández Porta (“Afterpop”), y el de Vicente Luís Mora (“La luz nueva”). También menciona otras señas de identidad aparentemente más triviales, como la utilización del inglés en los títulos o el hecho de que algunos autores firmen sus libros con el diminutivo del nombre.
Fernández Mallo menciona que, en muchos casos, son autores con referentes no literarios. Cuenta que él viene del mundo de la ciencia, acostumbrado a intentar ser preciso con el lenguaje, y una de las cosas que más le han sorprendido es que cuando uno dice lo que piensa en el mundillo literario, se levantan sarpullidos.

Lolita Bosch no firma nunca libros y dice que le extraña que el debate literario sea, después de todo, un debate sobre la visibilidad, lo cual produce un ligero desencuentro con Fernández Mallo, quien afirma que a él le gusta gustar. Si lo que escribes te lo quedas para ti, no existe. La calidad no tiene nada que ver con la invisibilidad. El hecho de dar un texto para su publicación ya supone un acto de vanidad del autor, puesto que piensa que lo que ha hecho es bueno y quiere que los demás lo lean.

Gabi Martínez, ante la cuestión de si se está más cerca del conservadurismo o de la renovación, cuenta lo erráticas que han sido sus lecturas, que incluyen a Foster Wallace por un lado y a gente como Umbral, Cela o Josep Pla, a quienes leyó en la mili, por otro, lo cual le lleva a la conclusión de que no sigue una tradición literaria determinada.
Aquí quisiera hacer un inciso para decir que ésta es una característica, me parece a mí, bastante común. Se salta de un autor a otro, de un libro a otro, la mayoría de las veces de un modo caótico que surge como respuesta a multitud de estímulos.

Lolita Bosch confiesa que vive de la literatura. Gabi Martínez también, pero combinada con el periodismo. Agustín Fernández Mallo no.
Preguntados sobre sus últimos proyectos, Bosch dice que ella siempre está escribiendo y Gabi Martínez también, siempre tienen un proyecto literario en la cabeza. Agustín, por su parte, dice que él durante meses no escribe. Se limita a ver la tele, fuente inagotable de argumentos.

Después de esta charla, me quedo con una idea en la cabeza: ¿Qué pasaría si al hablar de nuevas generaciones, de nuevos escritores, en un mundo globalizado, pensáramos en los grupos Bogotá 39 y Generación Nocilla como si fuera uno sólo?

lunes, octubre 15, 2007

HFS – Guadalupe Nettel, Santiago Roncagliolo y Juan Gabriel Vásquez

Estuvieron estos autores moderados por Mercedes Monmany. Hablaron sobre literatura, sobre el grupo Bogotá 39, sobre las coincidencias entre escritores latinoamericanos de distintos países.
Guadalupe Nettel destacó la importancia de Internet, de los blogs, de la globalización, para que poco a poco se vayan conociendo más los escritores de diferentes lugares. Juan Gabriel Vásquez dijo que, en su opinión, la tradición literaria no tenía por qué ser algo territorial. En su caso reconocía la influencia de autores europeos, por ejemplo. Y Santiago Roncagliolo dijo, con el humor que le caracteriza, que ya no sabe qué es un latinoamericano. Hay latinos escribiendo en inglés. Se ha producido una indefinición de las miradas. Y esto es algo general, pues muchos escritores ingleses aportan miradas que surgen de la mezcla, como el caso de Hanif Kureishi.

Juan Gabriel dijo que los latinoamericanos no se leen entre ellos. Destacó la importancia que tuvo en su momento un editor como Barral que, mediante la colección “Biblioteca breve” fue quien puso en contacto a Donoso, a Vargas Llosa, a García Márquez. Ahora se hace necesario otro agente exterior, y precisamente eso es lo más positivo de “Bogotá 39”, que les da la oportunidad de conocerse. A modo de broma, dijo que en Bogotá 39, el país más representado ha sido España, ya que la cuarta parte de los escritores escogidos residen aquí.
Guadalupe Nettel intervino afirmando que el tiempo actual no está para grupos. En su caso, se sentía más vinculada a Murakami que a Ángeles Mastretta, pese a que ésta última fuera compatriota de ella.
Roncagliolo, intentando buscar un punto de unión, dijo que quizá éste residiera en la fe en transgredir los límites de la realidad y también los de la ficción. Todo es posible en una época moralmente ambigua en la que ya no podemos juzgar con certezas.
En este sentido Vásquez dijo que lo que define al novelista es, precisamente, esa falta de certidumbre. Las buenas novelas no dan respuestas sino que son un reflejo de lo complicado que es el mundo. El escritor, al escribir, lleva a cabo un acto de averiguación. Y terminó diciendo que él escribe sobre las cosas que le hacen dudar, lo cual me pareció un apunte muy interesante.

La charla trascurrió en un tono distendido. Mencionaron otros géneros, aparte de la novela, y mientras Guadalupe Nettel hablaba de aforismos, filosofía y poesía, Roncagliolo contaba que él había hecho de todo, incluso había escrito telenovelas, teatro, musicales, libros para niños… y estaba a punto de salir una crónica sobre Abimael Guzmán. Vásquez, por su parte, destacó la biografía y, a raíz de una novela suya que gira en torno a la escritura de una biografía de Conrad, planteó la tendencia actual a la mezcla de géneros. Un historiador tiene que ceñirse más a la realidad, mientras que el escritor se mueve más en el terreno de lo que es posible.
Por último, sobre los actos paralelos al proceso de escribir, como las promociones, presentaciones, charlas, etc. Tanto Vásquez como Nettel coincidieron en confesar que les incomoda. Nettel especificó que lo pasa muy mal, que ella prefiere la soledad. En cambio, Santiago Roncagliolo, admitió con una sonrisa que a él le encantan esos actos y que se lo pasa en grande.

viernes, octubre 12, 2007

HFS - Wole Soyinka


Hay un lleno absoluto en la iglesia San Juan de los Caballeros. La figura de Soyinka aparece en el escenario. Su currículum es impresionante. Nació en Nigeria en 1934. Ensayista político-cultural. Fundador de varios grupos de teatro. Embajador de buena voluntad de la UNESCO. Presidente del Parlamento Internacional de Escritores. Humanista crítico y agudo. Rebelde comprometido. De 1967 a 1969 fue encarcelado por pedir un alto el fuego en la guerra civil de Nigeria. En 1986 recibió el Premio Nobel de Literatura, siendo el primer escritor africano que lo recibía. Acaba de aparecer en nuestro país el ensayo “Clima de miedo”, editado por Tusquets. La entrevista está a cargo de Landry-Wilfred Mampika.

Habló de la religión “Yoruba”, de sus bondades, en contraposición a los fanáticos religiosos, que son enemigos de la humanidad y del mundo, dice, caracterizados, como todo extremismo de cualquier religión, por la intolerancia, así que lo mejor que podría hacerse con ellos sería mandarlos al espacio exterior con billete sólo de ida.

Soyinka no elude ningún tema. Dice que el miedo se ha incrementado en el mundo a raíz de la guerra de Irak. Miedo y desconfianza, rechazo a lo diferente, debido a la ignorancia con respecto a otras culturas. EE.UU. se niega a entender lo que ocurre en otros países y es el principal responsable de la creación de barreras para el diálogo. Dice que las sociedades deben cambiarse desde el interior y no es posible hacerlo desde el exterior.

Sobre Internet opina que es un gran avance, pero lo define como un monstruo que es capaz de hacer el bien pero también el mal, pues se presta a abusos, a distorsiones de la información. A su inventor habría que darle un premio, una medalla, agasajarle con un desfile y luego colgarlo en la plaza del pueblo. Mas tarde confiesa que no le interesan los blogs, que prefiere el tempo lento de la lectura de un libro.

Lo que vende en los medios de comunicación es el sensacionalismo. Se hace necesario un canal alternativo cuya prioridad sea la de educar. La literatura sirve para educar y hay muchas voces importantes en la literatura africana, pero resulta difícil encontrar sus libros. Menciona un titulo que se encuentra publicado en España, “Todo se desmorona”, de Chinua Achebe.

Sobre la memoria colectiva afirma que resulta fundamental para la historia, que contribuye a la identidad, pero que también puede dañar a la sociedad, ya que la memoria muy presente mantiene la división y no permite que se supere el recuerdo de las masacres. Esto ocurre en Nigeria, por ejemplo, que quedó dividida a raíz de la guerra de Biafra.

También ha escrito poesía. Dice que las impresiones fuertes, aquello que le impacta, desemboca en poemas. Sus poemas suelen hacer referencia a imágenes y sensaciones.
Respecto al teatro, afirmó que produce una respuesta inmediata. Que su grupo de teatro tuvo que aprender defensa personal por los ataques que recibía. El teatro produce confrontación porque a la gente no le gusta verse representada.


Ante una pregunta de una mujer del público, sobre el motivo por el que el poder está en manos de gente corrupta y los intelectuales huyen de sus países, Soyinka explicó que la historia de África fue interrumpida por el comercio de esclavos, hubo una ruptura del camino evolutivo, y el colonialismo dejó el poder en manos de los más atrasados, lo cual produce gran frustración y es una de las causas de que gente valiosa abandone sus países. Y, en referencia a la emigración, dijo que debería haber programas de intercambio. Por cada barco de africanos, habría que mandar un barco de occidentales a África. Pero que no les envíen delincuentes, sino aventureros y emprendedores. Piensa que habría gente dispuesta a participar en dicho proyecto.
Muchos europeos piensan que África es una unidad, pero en África también hay zonas donde nieva. África es muy grande, hay muchas sociedades. La represión de la mujer es algo muy localizado, ya que hoy en día las mujeres contribuyen, ocupan su lugar en la sociedad, aportan mucho. Y puso como ejemplo que Liberia tiene una mujer presidente.

Ante un tema como el 11-S y los atentados de Nueva York, dijo no minimizar el suceso, pero había que recordar que en África ha habido muchos 11-S, aunque no hayan tenido la misma repercusión y no sean conocidos. Una explosión en Níger, guerras civiles fomentadas desde el exterior, la aniquilación de la voluntad de las personas… Para nosotros, el atentado de Nueva York no fue el primer ataque contra la humanidad.

Afirma que no le importa demasiado cómo se le recordará tras su muerte, ya que es algo que nunca sabrá. Y cuando alguien del público le pregunta qué le diría a un joven que quiere ser escritor, no lo piensa demasiado: "que escriba". Que escriba, que se prepare para ser rechazado, y que vuelva a escribir. Si quieres ser escritor, escribe. Él era un lector voraz. Leía todo lo que caía en sus manos, cualquier cosa, y después de leer mucho, sintió la necesidad de escribir.
Admitió que el Premio Nobel había cambiado su vida de una forma radical. En primer lugar porque su público se amplió muchísimo y esto aumenta el sentido de la responsabilidad al ponerse a escribir. Sobre este asunto, dijo que la mejor respuesta la había dado Bernard Shaw: “Puedo perdonar a la mente endemoniada que inventó la dinamita, pero hay que ser muy diabólico para inventar el Premio Nobel de Literatura”.

Como se puede ver, la conversación con Soyinka no tuvo desperdicio. Además de no eludir ningún tema y dar sus opiniones de un modo reposado y contundente, también se pudo descubrir, a través de alguien del público, que la noche anterior se le había podido ver en un local de Segovia bailando, o intentando bailar, sevillanas. Con una sonrisa dijo que debió ser el orujo el que bailó a través de él.

Por último, diré que si tuviera que escoger una frase, entre todo lo que dijo, que resumiera el espíritu de esta charla, dicha frase sería: La tolerancia no debe tener límites.


Un apunte: El Premio Nobel de Literatura acaba de recaer en Doris Lessing, que también estuvo en la edición del Festival Hay Segovia del año pasado, así que coloco un enlace a aquella charla.

Y mis felicitaciones.

martes, octubre 09, 2007

HFS - Ian Rankin

Lo primero que llama la atención de Ian Rankin es su gran estatura. Lo segundo, su sencillez. La charla fue amena, cargada de impresiones personales. Rankin es un autor de novelas policíacas que ha ido madurando a la vez que su personaje, así que la primera pregunta que le formula Peter Florence es precisamente ésa, cómo ve él ahora al inspector John Rebus.
Rankin explica que los cambios de su personaje son orgánicos. En el primer libro, Rankin era estudiante de literatura, así que el personaje era demasiado literario. Con el tiempo han ido cambiando las cosas, incluso los gustos musicales, ya que en un principio Rebus escuchaba jazz y luego se decantó por el rock, que es la música que escucha Rankin.
El inspector Rebus va envejeciendo en tiempo real. En el primer libro de la serie tenía cuarenta años, ahora tiene sesenta y está cerca de la jubilación. También la ciudad de Edimburgo ha cambiado en este tiempo y, por tanto, también la naturaleza del crimen. Han aparecido nuevas tecnologías, se ha generalizado el uso del móvil, Rebus ya no puede fumar en un bar porque ahora está prohibido… Pero sin llegar a tratar temas como el cambio climático o el terrorismo internacional, que sobrepasan el ámbito de una novela policíaca normal, son temas que hay que tratar de otra forma.
Rankin asegura que Rebus y él son diferentes, pese a que vienen de entornos parecidos. “Es como el hermano que nunca tuve”, dice. O como Jeckyll y Hyde. Mientras Rankin se considera liberal, Rebus es una persona para quien todo es blanco o negro, no hay sitio para el color gris, lo cual, muchas veces, lleva a Rankin a mantener una lucha consigo mismo. En muchos temas está en desacuerdo con él. Rebus es el último policía de su estirpe en Edimburgo.

Ian Rankin era un joven listo, sacaba buenas notas y sus padres esperaban que fuera a la Universidad y se convirtiera en contable. Leía de todo. No podía ver películas para mayores de dieciocho años, pero sí podía leer las novelas en las que se basaban, como “El padrino” o “Alguien voló sobre el nido del cuco”.
Escribía en secreto. Poesía, letras para canciones, incluso un libreto para ópera. Nadie sabía que escribía hasta que ganó un concurso y apareció un texto suyo en un periódico.
Sintió deseos de escribir una novela sobre alguien que vivía con fantasmas de su pasado. Pensando en el personaje se le ocurrió que podía ser policía, lo cual le permitiría también descubrir la cara de la ciudad que se esconde bajo la superficie. Lo que menos le interesa en sus novelas es quién es el asesino. De hecho, en alguna de ellas lo ha desvelado en las primeras páginas, para poder hablar libremente de lo que le interesa. Ya no se aceptan las respuestas cerradas. Hay que tener en cuenta que la gente se comporta de forma legítima la mayor parte del tiempo. Incluso un psicópata se comporta bien la mayoría del tiempo, excepto en el momento en que comete el delito. Todo el mundo es capaz de cometer un acto malvado, lo que ocurre es que muchas veces no se produce la motivación necesaria.
En la guerra, por ejemplo, está todo permitido. A los cinco años, su padre le contaba historias sobre la guerra. Se las contaba a la hora de dormir. Le contaba que los japoneses arrancaban las uñas a los prisioneros y cosas así. Se ríe y admite que quizá de ahí le viene su interés por la naturaleza del mal.

No hay una estructura fija en las novelas policíacas. De hecho, él se inventa sus libros sobre la marcha. Ni siquiera sabe, al empezar, quién va a ser el asesino. A veces no lo descubre hasta que no elabora el segundo borrador. Cuenta que se le ocurrió incluir un personaje que fuese portavoz parlamentario y que tenía la idea de hacerlo aparecer al menos en tres novelas. Sin embargo, sin saber por qué, en la página cincuenta de la primera lo mató. Y luego, para complicar las cosas, expulsan al policía, y pienso ¡mierda! ¿Cómo va ahora a resolver el crimen? Es muy divertido. Me gusta escribir novelas policíacas. Además, son fáciles, porque hay una serie de hechos que debes incluir para iniciar la investigación del crimen, como la entrevista con testigos y cosas así, de modo que, una vez tienes la idea, te plantas fácilmente en la página treinta.

También habló de la compañera de Rebus, que se convirtió rápidamente en un personaje protagonista, muy útil para hablar de ciertos aspectos del policía. Ella es universitaria y él piensa que ser policía es una profesión de hombres. Mantienen una relación muy intensa, nunca romántica. Ella le ayuda a cambiar su visión del mundo. Admite Rankin que podría escribir novelas en las que ella fuera la protagonista y Rebus el secundario. Uno descubre las posibilidades de un personaje y éste va creciendo.
Confiesa Rankin que es una persona de trato difícil cuando está escribiendo y que, de hecho, a veces le resulta difícil salir de la cabeza de Rebus. Pero no ve las cosas como el policía. No está todo el día preguntándose qué opinaría Rebus de esto o de aquello. Sin embargo, en lo que sí se fija es en los escenarios. Por ejemplo, aquí, en Segovia, alguien podría caerse del Acueducto. Y empiezas a preguntarte cómo subió allí, si saltó solo o alguien lo empujó… ese tipo de cosas.

La gente lee novelas policíacas porque el asesinato habla de la sociedad. El mal forma parte de la naturaleza humana, es una cuestión moral. Al final, nos preguntamos si podríamos nosotros llegar a hacer algo así si estuviéramos en una situación similar.

viernes, octubre 05, 2007

HFS - Andrés Neuman, Slavko Zupcic y Eduardo Halfon en conversación con Piedad Bonnett


Llego casi corriendo, con el tiempo justo y la lengua fuera. Tengo interés en esta charla, entre otras cosas porque estoy leyendo el libro de Halfon, “El ángel literario” y me está pareciendo excepcional. Entre el público se encuentran Alan Pauls, Jorge Herralde, Gonçalo M. Tavares, Karla Suárez, Leonardo Valencia…

Piedad Bonnett presenta a los autores y se dispone a formular una pregunta a cada uno. Y empieza preguntándole a Slavko Zupcic de dónde viene ese nombre impronunciable. El escritor sonríe y habla de sus orígenes y de que ya se acostumbró a deletrear su nombre y su apellido recitando una retahíla de ciudades. Luego, ya un poco más serio, dice que la ausencia del padre inundó su vida. Y cuenta que escribe por las mañanas y que ejerce de médico psiquiatra a partir de las ocho.
Eduardo Halfon definió “De cabo roto” como su libro más íntimo. Y, respecto a “El ángel literario”, dijo que investigaba la vida de otros buscándose a sí mismo, lo cual me pareció una poética definición. Respecto a su libro “Esto no es una pipa. Saturno” explica que habla del suicido, en especial del suicidio de escritores, y de la relación con sus padres.
Andrés Neuman puso el dedo en la llaga al afirmar que “El acto de escritura conlleva la fusión de los géneros”. Y, a partir de aquí, aseguró que necesita moverse en todos los géneros.

Piedad Bonnett le preguntó a Slavko Zupcic por la psiquiatría como fuente de historias. Slavko reconoció su interés por lo patológico y dijo que tanto la medicina como la literatura son pretenciosas, y coinciden en muchas cosas, pero desde luego, cuando uno está con un paciente no se dedica a pensar qué historia puede surgir de la situación de éste.
A Eduardo Halfon, sobre la mezcla de géneros, le preguntó si creía que se estaba consolidando un género que no tiene definición, mezcla de relato, novela, ensayo, crónica…Y Halfon contestó que, en su caso, lo que había ocurrido con “El ángel literario” es que estaba escribiendo cuentos y, a la vez, un diario sobre el proceso de escritura de esos cuentos. Y finalmente, lo que se publicó fue la fusión de ambos textos. Podría ser que tuviese una cierta relación con el fenómeno del zapping, pero no necesariamente. Y citó como un titulo a tener en cuenta la novela “Una noche con Sabrina Love”, de Pedro Mairal.
Pese a todo lo que se estaba diciendo, Andrés Neumann señaló que sería un error darle la espalda a la novela con afán totalizador, típica del siglo XIX. También dijo que, en su opinión, se había idealizado el tema del suicidio del artista, asunto sobre el que Halfon confesó sentir una especial atracción, unido al tema de la relación con el padre.
Respecto a la elección del grupo Bogotá 39, coincidieron en señalar que sentían gratitud y sorpresa a la vez. Slavko ilustró la situación comparándola con los pacientes, que siempre presentan una sintomatología que no se corresponde exactamente a las enfermedades tal como son estudiadas. Pero el médico se esfuerza por hacer coincidir los síntomas con una de esas enfermedades para poder tratarla. En el caso del grupo Bogotá 39, pasaba un poco lo mismo. Se habían buscado puntos en común para poder encajarlos en un grupo. Y algo en común tienen: que hay que tener el alma picada para acercarse a la literatura.

martes, octubre 02, 2007

Hay Festival Segovia 2007

Ya regresé. Se celebró la segunda edición del Festival Hay en Segovia. Una vez más, la ciudad vivió cuatro días entregada a la cultura y por sus calles se dejaron ver autores de gran talla.

Llegué el viernes por la tarde, con el tiempo justo para recoger mis entradas y marchar corriendo al museo Esteban Vicente, donde iba a empezar el primer acto al que quería asistir. La actividad ha sido frenética. La organización me ha parecido perfecta. El mayor problema ha sido la elección de los actos, ya que muchos coincidían en el horario, y uno, hoy por hoy, todavía no tiene el don de la ubicuidad. En algunos casos tardé mucho en decidirme y, por supuesto, lamenté perderme algunas charlas.


En esta edición, me ha llamado la atención la presencia de dos grupos de jóvenes narradores: Bogotá 39 y la llamada Generación Nocilla. También me interesó, por supuesto, Wole Soyinka, Hanif Kureishi y Gonçalo M. Tavares. La mayoría de los eventos los contraté por internet, pero, una vez allí, viendo ya los diferentes lugares de celebración, pensé comprar entradas para tres más. Las entradas para la charla de Elvira Lindo con los guionistas Fernando Gaitán y Sergio Cabrera ya estaban agotadas, también para asistir a la charla de Javier Marías (por lo que a esta tuve que colarme, muy a mi pesar), así que por fin sólo compré la entrada para asistir a la conversación de Juan Gelman con la crítica literaria Mercedes Monmany.
Quiero destacar también la calidad y profesionalidad de las personas encargadas de la traducción simultánea.


Estuve pues en los siguientes actos:
-Bogotá 39: Andrés Neuman, Slavko Zupcic y Eduardo Halfon en conversación con Piedad Bonnett.
-Ian Rankin en conversación con Peter Florence.
-Wole Soyinka en conversación con Landrý-Wilfred Mampika.
-Bogotá 39: Santiago Roncagliolo, Guadalupe Nettel y Juan Gabriel Vásquez en conversación con Mercedes Monmany.
-Lolita Bosch, Agustín Fernández Mallo y Gabi Martínez en conversación con Teresa Sanz (que sustituyó a Emilio Manzano).
-Javier Cercas en conversación con Félix Romeo.
-Gala del libro favorito: Rodrigo Fresán, Alan Pauls, Tishani Doshi, Daniel Alarcón, Hisham Matar, Antonio Orejudo, Hanif Kureishi y Menna Elfyn, moderados por Alfredo Matasanz.
-Javier Marías en conversación con Manuel Rodríguez Rivero.
-Gonçalo M. Tavares en conversación con Lourdes Ventura.
-Juan Gelman en conversación con Mercedes Monmany.
-Hanif Kureishi en conversación con Rodrigo Fresán.


Embriagado por el ambiente. Alucinado por cruzarme con Rodrigo Fresán o Alan Pauls por la calle, o con Agustín Fernández Mallo y Hanif Kureishi, que me saludaron al reconocerme como uno de los muchos que les habían pedido una firma en su libro. Y yo, sin haber aprendido a desprenderme de mi timidez, les devolví el saludo y seguí adelante, pensando en que tal vez debería haberme detenido junto a Hanif Kureishi, y haber intentado explicarle, con mi inglés lento y escaso, que mi blog nació, entre otras cosas, por el hecho de haber escrito un texto sobre su libro “Mi oído en su corazón” y querer exponerlo. O haberle dicho a Agustín Fernández Mallo que me gustaba la naturalidad de su discurso. O haberme acercado a Daniel Alarcón y haberle dado recuerdos para José Antonio Galloso. Pero apenas hablé con nadie. Me mantuve frenéticamente ensimismado en mis pensamientos, inmerso en el ajetreo que me había impuesto.


Casi me va a llevar todo el mes contar estas charlas y las ideas que algunas me sugirieron. Espero que tengan paciencia. Iré publicando en orden de celebración.
Lamento haberme perdido la charla que mencioné de Elvira Lindo con los guionistas Fernando Gaitán y Sergio Cabrera, y la lectura de poemas con la que se cerró el Festival (que además coincidían en el horario) y la charla de Manuel Rivas con Marianne Ponsford, y la de Julio Llamazares con Juan Cruz, y aquella en la que participaba Antonio Orejudo, Enrique de Hériz y Alan Pauls en conversación con Félix Romeo (ésta coincidía con Wole Soyinka) y la de Andrés Trapiello, y la de Elif Shafak sobre la mujer musulmana y la que giraba en torno a la libertad de expresión, en memoria de Anna Politkovskaya, a cargo de Jo Glanville, Raúl Rivero, Maziar Bahar y Francisco Herranz… En fin, que no se puede estar en todo.
Tal vez por esto, me fijé en dos personas que coincidieron conmigo en prácticamente todos los actos, lo cual me resultó curioso. Una era una muchacha con rasgos hindúes y el otro era un fotógrafo. El fotógrafo era, nada más y nada menos, Daniel Mordzinski.

Está claro que el número de eventos era mayor que el año pasado y todo estaba mucho más controlado. El año pasado parecía que les había sorprendido la aceptación del Festival, pero en esta ocasión todo ha estado bajo control.

Acabo de leer en internet que es posible que en el mes de Abril se celebre una nueva edición del Festival Hay, pero en esta ocasión en la ciudad de Granada.

jueves, septiembre 27, 2007

En Madrid también se vive en Oruro – Medardo Fraile


Se ha publicado recientemente, en Bolivia, una nueva antología de relatos de Medardo Fraile, y la responsable ha sido la editorial Correveidile, coordinada por el autor Manuel Vargas. Se trata de un volumen que reúne diecisiete relatos de Fraile, de los cuales catorce ya habían aparecido en la última edición de cuentos completos, “Escritura y verdad” (Ed. Páginas de Espuma), y los otros tres son inéditos: “Postrimerías”, en el que un hombre que cumple sesenta y ocho años se siente de pronto angustiado por el destino que correrán sus libros y papeles cuando muera, “Amor”, que expone de un modo cargado de humor la famosa dicotomía entre cerebro y corazón, y “El sillón”, en el que un objeto materializa los sueños y frustraciones de una familia.

Medardo Fraile es uno de los autores más importantes de cuantos han cultivado el relato, un renovador del género, un gran observador que nos cuenta grandes historias y nos presenta personajes inolvidables a partir de anécdotas mínimas, de momentos aparentemente intrascendentes.

Encontramos aquí algunos de sus cuentos más famosos, como “El Álbum”, “Mecanógrafa o reina” o el hipnótico “La camisa”. Y también relatos más recientes, cargados de humor, como “Defensa” o “Lecciones de inglés”, por citar unos cuantos.

Medardo Fraile reside entre Escocia y España. Tiene relatos suyos traducidos al inglés, francés, portugués, alemán, búlgaro, polaco, iraquí, árabe y coreano. Aquí, se editarán pronto sus memorias, que muchos esperamos con verdadero interés. Y no deja de ser curioso que su única novela, la que él escribió para demostrar que sabía hacerlo y conseguir que lo dejaran en paz, se titule “Autobiografía”, lo cual le impedirá titular del mismo modo este segundo trabajo de larga extensión.
Hay que celebrar la iniciativa de esta editorial boliviana, por ayudar a difundir la obra de un autor imprescindible.