domingo, marzo 29, 2009

Presentación en Oviedo


La primera presentación de “Mapa mudo” y “Anónimos” tuvo lugar en la librería Bertrand de Oviedo, el viernes 27, a las 20:00 horas, tal como estaba previsto. Llegamos un poco ajustados de tiempo, atravesamos el Centro Comercial Espacio Buenavista casi a la carrera.

Todo el mundo fue muy amable. Nos habían preparado una pequeña mesa, con nuestros libros expuestos. Estuvimos arropados por José Luis García Martín, que inició el acto con unas palabras muy generosas. Lo cierto es que su presencia fue decisiva para que me sintiera un poco menos tenso, pues aquella situación era totalmente nueva para mí. Acostumbrado a acudir a las presentaciones como público, estar en ese momento en el otro lado, en el papel de escritor que ha de dirigirse a los asistentes, me resultaba extraño.

José Luis García Martín habló de cada uno de los libros, valorando la edición, en especial la combinación de dibujos y fotografías con los textos. Luego me pasaron la palabra y expliqué cómo se había producido la circunstancia de convertirme también en ilustrador y hablé un poco de los relatos que componen el libro, que han sido escritos en momentos muy diferentes, de la influencia del cómic, de lo que significa para mí escribir… A continuación, Hilario J. Rodríguez habló de su libro, un conjunto de historias sobre escritores que conforman un espacio imaginario que se materializa en un verdadero hogar, y lo hizo narrando una nueva historia, en este caso sobre Elizabeth Bishop, que mantuvo a todos los presentes expectantes y encandilados.
Luego firmamos ejemplares de los libros y estuvimos charlando con algunos asistentes. Me encantó poder conocer personalmente a Jorge Ordaz, buen amigo de este blog.
También firmamos en el libro de visitas de la librería Bertrand, cuyo personal se mostró sumamente amable en todo momento.
En resumen, una jornada memorable.
Maria Jesús, en su blog "Levanta la mirada", ha publicado imágenes de esta presentación. Pueden verlas aquí y aquí.

Las siguientes citas, en las que estaremos también acompañados por el editor de la colección, José Antonio López, serán:
-En la librería Babel de Granada, el día 15 de Abril, a las 19:00 horas.
-En Sevilla, en el Café “El Perro Andaluz”, el día 17 de Abril a las 20:00 horas, con la presencia en este caso de José María Conget como presentador.
Espero que podáis pasaros por allí.

viernes, marzo 13, 2009

Publicar
















Generalmente, a los escritores les suelen preguntar por qué escriben. Y las respuestas a esta pregunta suelen ser muy variadas, aunque siempre aparecen ligadas a una necesidad vital, incluso orgánica. Se escribe para entender el mundo, para sentirse vivo, para librarse de miedos y obsesiones, para encontrar un sentido a la existencia, para refugiarnos… En definitiva, quien escribe lo hace porque siente la necesidad de escribir, es la única verdad incuestionable, y tratar de aprehender la esencia que pueda esconderse detrás de esa necesidad parece una tarea condenada al fracaso. Y es que los motivos por lo que uno se dedica a una u otra actividad son incomprensibles y van ligados a los misterios que plantea nuestra propia naturaleza.
Sin embargo, hay otra cuestión: ¿por qué se publica? ¿Por qué alguien que escribe siente la necesidad de enseñar sus fantasías a los demás? Si uno escribe porque necesita escribir, dicha necesidad queda satisfecha con el acto mismo de la escritura. Entonces, ¿Por qué se publica?
La respuesta es evidente. Publicar es para el escritor la culminación lógica de su trabajo. Cuando llega el momento de publicar el primer libro, uno siente que está entrando en una nueva etapa, en la que los textos van por fin a desprenderse del autor. Y nada de lo que ha escrito antes parece tener ninguna relevancia al lado de lo publicado. Da igual que uno tenga escritos cinco libros en su casa, bien guardados en un cajón. Si publica uno, aunque sea con textos escritos diez años antes, ése será el primer libro. Y entonces, al publicar, uno se convierte de golpe en un nuevo autor.

Mi primer libro aparecerá en breve. Es un libro de relatos que se titula “Anónimos” y está ilustrado con dibujos de mi autoría, lo cual me produce doble entusiasmo. Se edita en la colección Vagamundos de la editorial Traspiés; una colección de libros ilustrados que están realizados con esmero, prestando especial atención a los detalles. Me pregunto si debería quitar la definición “escritor casi inédito” de la presentación del blog, aunque supongo que no lo haré, le he cogido cariño.
“Anónimos” coincide con la publicación del libro “Mapa mudo”, de Hilario J. Rodríguez, así que se presentarán los dos juntos. Nada me produce más ilusión, pues Hilario y yo somos amigos desde hace muchos años y fue él quien me animó a enviar mis relatos a “Traspiés”. Su libro es una pequeña joya, ilustrado con fotografías realizadas por él. Un libro metaliterario que se lee como un conjunto de relatos llenos de inteligencia, en los que Hilario juega con grandes escritores, se mete en sus vidas y en sus mentes, configurando un mapa de referencias que es, a fin de cuentas, el verdadero hogar del autor.

Habrá presentaciones de los libros y vamos a tener la oportunidad de estar en varias ciudades. La primera será en Oviedo, en la librería Bertrand, el día 27 de Marzo a las 20:00 horas.
Comienza una nueva etapa para mí y espero que me acompañen en este viaje. Creo que puede ser interesante asistir a las aventuras y desventuras de un autor intentado dar a conocer su libro en un momento en el que aparecen unos 65.000 títulos al año (10.000 arriba, 10.000 abajo).

Por cierto, hoy cumplo cuarenta y siete años. No podía imaginar un regalo mejor.

martes, marzo 10, 2009

El luchador


La historia de un antihéroe. Un hombre con cierto éxito y reconocimiento en el mundo de la lucha libre, un mundo en el que uno puede sobrevivir si es fuerte, incluso disfrutarlo, pero del que será excluido sin piedad en cuanto empiecen a fallarle las fuerzas. En ese momento se encuentra el personaje interpretado por Mickey Rourke, un momento de aceptación, de soledad, de pérdida, en el que se da cuenta de que no tiene nada, su falsa gloria ha terminado y ahora debe enfrentarse a la cruda realidad, debe aceptar su propia derrota y sobrevivir con ello.

Randy “El carnero” Robinson (Mickey Rourke) es una vieja gloria de la lucha libre, goza de cariño y reconocimiento en ese circulo, entre amigos y algunos seguidores, pero sabe que está en sus últimos momentos, que su cuerpo ya no aguanta como antes, que debe buscar otros asideros a los que aferrarse. Y lo intentará. Tratará de entablar una relación con Cassidy (Marisa Tomei), una bailarina de streap-tease por la que se siente atraído; también de retomar la relación con su hija Stephani (Evan Rachel Wood), reconstruir los puentes que puedan llevarle hasta ella, incluso buscar otro trabajo, como el de dependiente en la sección de carnicería de un supermercado. Algunas de las escenas en las que se esfuerza por atender a los clientes de dicho supermercado son de mis favoritas. Sin embargo, la naturaleza de Randy Robinson, su espíritu, es el de un luchador, y sólo así tiene sentido su vida, en la lucha.

Una película excelente. Sobre el momento en que uno comprende que debe abandonar ciertas cosas, incluso cosas que le apasionan, las que han dado sentido a su vida. Momento de renuncia, de declive, una película que nos dibuja unos personajes con sus claros y oscuros, de carne y hueso. Darren Aronofsky, director de “Pi”, “Réquiem por un sueño” y “La fuente de la vida”, consigue con “El luchador” (“The wrestler”) un retrato humanista y profundo que no puede sino conmover al espectador. La utilización de la cámara al hombro le da un aire documental y cercano a la vez.

La elección de Mickey Rourke se ha utilizado para establecer ciertos paralelismos entre el actor y el personaje que interpreta. También Rourke sabe lo que es caer, se vio obligado a interpretar patéticos papeles en películas de serie B, víctima de su carácter y de sus adicciones. Recuerdo cuando pasó por España, en una gira en la que boxeaba con un pobre hombre que se veía acabado. Rourke alardeaba de su afición por el boxeo y no parecía darse cuenta de lo ridículo y terrible que a la vez resultaba el espectáculo que ofrecía. Desde luego, éste papel le ha venido como anillo al dedo. Él mismo ha reconocido que le ha costado mucho tiempo entender por qué se empeñó en autodestruirse durante los primeros quince años de su carrera.

miércoles, marzo 04, 2009

La duda


Hay actores que sabemos que no nos van a decepcionar nunca. Es el caso de Philip Seymour Hoffman y Meryl Streep, por ejemplo, protagonistas de la excelente película “La duda”, que nos plantea dilemas morales y nos habla del bien y del mal, de la convicción y de la justicia.
El asunto va desplegándose ante el espectador con minuciosidad, marcando indicios en un sentido y en otro, detalles que nos perturban, actitudes que nos parecen despóticas si son injustas pero que no dudaríamos en reclamar si tuvieran razones fundadas. No debemos olvidar que, en muchas ocasiones, son las convicciones las que mueven el mundo, la fe ciega en algo, la confianza en uno mismo y la entrega intensa por lo que uno cree, posturas todas estas potenciadas y alabadas por la sociedad. Sin embargo, esta película nos hace ver que la verdad no siempre resulta evidente; es la duda la que se manifiesta con fuerza y ante la que nos rebelamos. La sensación que nos deja, el objetivo de John Patrick Shanley, autor y director de la cinta, es precisamente hacer ver que no se puede ignorar que una convicción no es, o no debe ser, motivo suficiente para justificar un veredicto, pese a que eso ocurre con más frecuencia de lo que nos gustaría admitir.

No he podido evitar recordar una película titulada “Indictment”, protagonizada por James Woods (otro actor infalible), que se basaba en el caso real de la familia McMartin que regentaba una escuela infantil y que fue falsamente acusada de llevar a cabo verdaderas orgías con los niños. Nadie puede superar una humillación de este calibre, ni siquiera la demostración de su inocencia ante un jurado podrá ya lavar su imagen.
En el caso de “La duda”, la acción transcurre en un colegio religioso en el Bronx, adscrito a la iglesia de San Nicolás, en el año 1964, una época de turbulentos cambios políticos y sociales en EE.UU. La hermana Aloysius Beauvier (Meryl Streep) dirige el colegio con férrea disciplina, fiel a códigos de conducta inamovibles e incuestionables. El padre Flynn (Philip Seymour Hoffman), por su parte, es un hombre carismático y sociable, abierto a los cambios, cuya flexibilidad chocará con la rigidez de la directora. El colegio acaba de admitir a su primer estudiante negro, Donald Miller, cuya integración no está resultando fácil, y para quien el padre Flynn es un apoyo fundamental. Será esta relación, vista por la hermana James (Amy Adams), que cree detectar en ella detalles que pueden llevar a conclusiones preocupantes, el detonante de una lucha, no por contenida menos encarnizada. Cuando la joven le confía a la hermana Aloysius Beauvier sus inquietudes respecto a la relación entre el padre Flynn y el alumno, las sospechas se convierten en certezas incuestionables.

Se suceden varios momentos de gran intensidad y emotividad, como la conversación entre la hermana Aloysius y la madre de Donald, la señora Miller (Viola Davis), o el magnífico sermón del padre Flynn sobre el poder de los rumores.
Basada en la obra de teatro del mismo título, ganadora del premio Pulitzer, “La duda” es una película milimétrica, en la que cada detalle tiene su razón de ser y cuyos diálogos son soberbios. Nos enfrenta a nuestros propios miedos y prejuicios, al modo en que pueden fundarse creencias por las que podemos llegar a luchar con convicción pese a que no se sustenten en nada tangible, tan solo en una sospecha o una duda.