domingo, octubre 04, 2015

HFS - Emmanuel Carrère


El escritor Emmanuel Carrère es entrevistado en el Aula Magna del Campus de Santa Cruz La Real por Guillermo Altares. Hay bastante gente, pero no tanta como me esperaba, teniendo en cuenta que la visita de Carrère supone, para mí, el acontecimiento más importante del festival de este año, con todos los respetos. Es el mismo lugar que se abarrotó el año pasado con la charla entre Le Clézio yVargas Llosa, en aquella ocasión los asistentes desbordaron el aforo del lugar.
Carrère es uno de los escritores más importantes en la actualidad. Es uno de los pioneros de la autoficción. Dice que la ha practicado desde que escribió El adversario, el libro sobre la historia de Jean-Claude Romand, un hombre que fingió durante años ser otra persona y que, cuando su mentira se desmoronó, asesinó a toda su familia.

No podía acercarse a un personaje como éste en tercera persona, le resultaba problemático desde el punto de vista artístico y también moral. Él no podía saber lo que ese hombre pensaba en esos momentos, escribía lo que creía que ese hombre podía pensar o sentir, pero no lo sabía con certeza y necesitaba dejar eso claro.

Cuando uno escribe cosas que hacen referencia a la realidad y a personas reales, el problema no es tanto lo que escribe sobre uno mismo sino lo que escribe sobre los demás. A fin de cuentas, uno siempre tiene el control sobre lo que va a contar, así que la cuestión es procurar no hacer daño. Si de algún libro se arrepiente es quizá de Una novela rusa, pues en él sí tiene la sensación de haber transgredido algún límite moral.


Su último libro se titula El Reino, y trata sobre el cristianismo. Lo define como una especie de visita guiada por el Nuevo Testamento. Dice que le llama la atención que una historia tan rara, tan increíble, haya prevalecido en el tiempo. Estamos acostumbrados al cristianismo y no nos extrañamos, pero resulta absolutamente increíble la historia, y las imágenes que se derivan de esa historia. También los ritos son sumamente extraños y su intención es trasladar esa extrañeza al lector, acercarse a algo que está muy arraigado y aceptado, con la mirada de alguien que se aproxima desde el exterior.

Guillermo Altares le pregunta si cree que se está viviendo el final de la influencia cristiana en Europa y Carrère responde que no es un sociólogo de la religión pero, en cualquier caso, al margen de que pueda existir una especie de núcleo duro que acepta todo a pies juntillas, sería una lástima que desapareciera el cristianismo, ya que hay algo en él que da forma a nuestra forma de pensar, a nuestra forma de ver el mundo y enfrentarnos a él.

En Europa se ha perdido libertad de expresión respecto al islamismo, y es cierto que criticar el cristianismo no suele tener coste alguno, no obstante su libro, aunque es el libro de un agnóstico, está escrito con respeto y no ha creado polémicas.

Hay fundamentalistas cristianos, desde luego, pero en general piensa que es una religión que envejece, con todo lo que ello conlleva, debilidad por un lado pero a la vez mayor sabiduría.

Dice que no ha tenido una relación "castrante" con el cristianismo. No se trata de un libro escrito a modo de revancha porque no tiene motivos para ello. De hecho, profesó una Fe muy fuerte durante unos tres años, en una época en que estaba muy mal y buscaba una forma de salir adelante. En ese momento la Fe cristiana se le apareció como una tabla de salvación. 


Emmanuel Carrère escribió también un libro sobre Philip K. Dick, un escritor que anticipó muchos de los temas más actuales, como la realidad virtual, la sustitución de la realidad, etc. Diría que Dick es un escritor tan importante para el siglo XX como Dostoievski lo fue para el XIX. Se titulaba Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos. Philip K. Dick tuvo una experiencia mística al final de su vida y se preguntaba si se había encontrado con Dios o si era una víctima de su legendaria paranoia. En ese libro también se habla mucho de San Pablo. Así que siente que hay algo recurrente en todo este tema.


En el libro también se habla de la serie de televisión en la que participó en un principio, Resurrection, que plantea un tema muy interesante: qué sucedería si fuese cierto que los muertos resucitaran y volvieran a sus casas sin ninguna explicación. No se trata de una película de tema zombie, sino de algo realista. Sería un auténtico shock, algo impensable y difícil de asumir.
Carrère abandonó esa serie porque le iba a ocupar mucho tiempo, antes de saber el éxito que iba a tener. El caso es que se ha dado cuenta de que el cristianismo tiene mucho que ver con esa serie.

En el Evangelio de Pablo, y en el de Lucas, se habla de la capacidad de resucitar a la gente como algo normal, aunque Pablo deja claro que piensa que es algo imposible. Por tanto, desde el momento que se afirma que una persona ha resucitado se divide a la gente entre los que están dispuestos a creer en ello y los que no.


La literatura francesa dice que no está en un mal momento. Hay autores muy reconocidos, como Echenoz, Houellebecq, Modiano, o Maylis de Kerangal, que se encuentra entre el público, que se ocupan de la vida real y que demuestran que el tópico de que a la literatura francesa le gusta mirarse el ombligo es absolutamente falso.


Alguien del público le pregunta si ha vuelto a tener noticias de Jean-Claude Romand, pues se decía que podría quedar en libertad este mismo año. Dice que no, y que no cree que haya sido excarcelado, supone que se habría enterado. Podría negársele esta posibilidad porque su historia ha sido muy mediatizada, y respecto a esto se siente responsable, ya que sin duda ha contribuido a esa mediatización. Sea como fuere, deja claro que no piensa ir a esperarle a la salida de la cárcel.

2 comentarios:

Anabel Rodríguez dijo...

A mí Carrêre me provoca sentimientos encontrados, tengo la sensación de que, por un lado, es un buen escritor (muy bueno), pero por otro parece que quisiera hacerse el centro del mundo. Tampoco es que haya leído muchas cosas suyas, tan sólo "Limonov" y "El Adversario". Creo que esta última fue la que más me gustó. Pero me han recomendado mucho "Una novela rusa" y me ha extrañado la sensación de arrepentimiento que plasmas en tu crónica. Por otro lado sólo decirte que te tengo muchísima envidia. Ojalá pudiera escaparme a Segovia. Un beso fuerte

Anónimo dijo...

qué interesante es este hombre. Tengo pendiente Limonov.

Unos abrazos