De vuelta al Aula Magna, campus
de Santa Cruz La Real-IE University. Otra vez largas colas, pero no tanto como
en la ocasión anterior, además avanza más rápido. Esta vez se trata de una
charla de Javier Marías sobre la aparición de su nueva novela Así empieza lo malo. Está acompañado por
Paul Ingendaay, que es corresponsal de cultura del diario alemán Frankfurter
Allgemeine Zeitung.
Marías dice que sigue escribiendo
porque no sabe de qué otra forma puede pasar el tiempo. Tiene 63 años y no cree
que a estas alturas pueda encontrar trabajo. Además, es muy mal empleado. Tuvo
una especie de jefe en Oxford y también en Madrid, cuando daba clases. En una
ocasión le recriminaron algo que había hecho mal y él protestó: “Pareces una
monja”. Había cierta confianza, pero no se puede callar, seguro que no
aguantaría en un trabajo, lo despedirían enseguida.
Respecto a su novela, cuenta que
el narrador tiene 23 años y la acción se sitúa en el Madrid de 1980. Se llama
Juan de Vere y entra al servicio de un director de cine. El director se llama
Eduardo Muriel y tiene un solo ojo, el otro tapado con un parche. Es un hombre
que muestra gran frialdad hacia su mujer y el narrador no tarda en interesarse
por los secretos de ese matrimonio. En aquella época no existía el divorcio y
los matrimonios seguían juntos. De algún modo, el rencor también puede ser un
estímulo, el rencor une. El libro se aprovecha de este argumento para hablar de
la época de la transición, del perdón y la culpa. En muchos casos no se pasó
factura, aunque quizá tuvo que ser así.
Muriel no quiere contarle a Juan
qué hizo su mujer en el pasado que le perturba tanto. Juan, de algún modo,
quiere saber más y la novela puede describirse como la búsqueda de un secreto.
La historia está narrada en
primera persona y el narrador parece que no quiere saber, pero descubre y acaba
sabiendo. Recuerda el principio, ya famoso, de su libro Corazón tan blanco: “No he querido saber, pero he sabido...”
A veces, más grave que el engaño
es sacar del engaño cuando éste ha durado muchos años. Hay casos en que es
mejor no saber, porque de lo contrario, uno se enfrenta al hecho de descubrir
que su vida ha sido una mentira. Con frecuencia, resulta que es más fácil
perdonar cosas de mucha gravedad, porque se las han hecho a otros, que cosas
más pequeñas, pero que nos las han hecho a nosotros. No existe la justicia
impersonal y desinteresada.
La justicia resulta que se asusta
ante la cantidad. Recuerda la película Gangs
of New York y los sucesos terribles que describe. Dos mil muertos en siete
días, ¿cómo es que no se conocía este episodio? Uno se pregunta si acaso
ocultar algunas cosas sirve o puede servir para algo.
Marías vuelve a hablar de su
máquina de escribir, de su supuesta torpeza para manejarse con un ordenador.
“Apenas sé mandar un email”, dice. Y esto me hace recordar un artículo suyo de
hace años que pueden leer en este enlace, y que me llevó a escribir una entrada
de mi blog que, si tienen interés, también pueden leer en este otro enlace.
Aunque son cosas que no tienen la menor importancia.
Después habló de la reaparición
de Francisco Rico en esta novela, y lo hizo con gracia. Francisco Rico lleva
apareciendo en las novelas de Javier Marías desde Todas las almas, primero con un nombre falso y luego, desde Negra espalda del tiempo, ya con su
nombre real. Le han dicho que el Francisco Rico real se comporta cada vez más
como el de sus novelas Recientemente, les dijo a unos amigos: “No sé cómo
soportáis no ser Francisco Rico”. Marías reconoce que Rico le pidió que le
sacara más en sus novelas porque, según él, esto le hacía más simpático y
despertaba la envidia de sus colegas. Por eso en esta novela lo ha ascendido de
personaje anecdótico a secundario. En una entrevista publicada en La
Vanguardia, el profesor Rico decía, respecto a sus apariciones en los libros de
Marías: “Es unánime la opinión de que son los mejores pasajes de sus
novelas”.
Por último, confesó que cuando
acaba una novela no sabe si va a haber otra hasta que llega un momento en que
algo le desasosiega. Y entonces empieza a darle vueltas y empieza, poco a poco,
a pensar en un nuevo libro.
1 comentario:
Con la escritura de Javier Marías tengo una relación amor-odio. Pero no dejo de admirarlo.
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