1.- ¿Por qué escribes?
Es raro, pero escribiendo tengo la
sensación de vivir más intensamente. La cultura (y la escritura no es sino una
vertiente) me ayuda a afrontar el día a día, a no tener, estrictamente, esa
realidad que nos presentan, embrutecedora y terrible, saturada de mediocridad.
También es mi terreno personal de denuncia (no solo política, sino intelectual
y social). Sé que mis textos llegan donde llegan, pero estoy convencido de que
mis lectores agradecen los interrogantes que les lanzo. Escribir también me
ayuda a pensar, a ordenar mis opiniones, a conocerme.Y creo que también escribo,
ya en clave irónica y para restar hierro al asunto, porque soy el cuarto de
siete hermanos y mi cumpleaños cae en día de Reyes. Es decir, que nunca he sido
príncipe destronado y nunca he tenido un cumpleaños como tal (el día en que a
mí me regalaban, también le regalaban al resto). Como diría algún freudiano
desquiciado, desde entonces he tratado de sacar la cabeza por encima del mundo.
Pero vamos, esto solo lo supongo.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Pues pocas, la verdad. No soy
supersticioso, ni tengo manías, ni nada de eso. Quizá sí necesito un lugar de
trabajo estable, es decir, que sea siempre el mismo. Muy silencioso. A ser
posible con luz artificial. Es decir que tenga las condiciones óptimas para
estar concentrado.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Al principio, como escritor, me
veía capacitado para asaltar cualquier tema, para afrontarlo con completa
libertad. Pero hoy sé que no es así. Que vuelvo, una y otra vez, al mismo interrogante. Quiénes somos y quiénes
fingimos ser. Y que esta dualidad identitaria se nutre de lo que nosotros
decimos ser y de lo que los otros dicen que somos. Todos habitamos en ese
terreno intermedio y el proceso de averiguar cuán cerca de uno u otro podemos
llegar a estar es muy interesante (explica, por ejemplo, el genocidio alemán o,
en un terreno más individual, como un padre de familia modélico puede
convertirse en un despiadado violador si se le toca en los resortes adecuados…).
En mis últimos trabajos, también han tomado mucha fuerza los factores
tecnológicos. Por ejemplo, cómo opera el factor anonimato en las relaciones interpersonales,
cómo se define la obscenidad digital, hacia dónde ha evolucionado el
narcisismo, la exposición emocional en las redes sociales, la orfandad del
individuo arrebatado de la realidad tangible... En realidad, todos estos temas
han sido tratados, pero evolucionamos y, por tanto, también evoluciona el modo
en que el individuo afronta estos conflictos. Y a mí me sigue interesando
profundizar en las miserias humanas y ver qué formas adopta para
desenmascararla. También me interesan, muchas veces, casi siempre supeditados a
lo anterior, las relaciones personales, la culpabilidad, la denuncia de
conceptos inexistentes como felicidad, normalidad…
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
No soy bueno para los consejos.
Pero imagino que lo mejor que le puedo decir a alguien que tiene dudas sobre lo
que va a escribir, es que vaya a por aquello que le motive, que le apasione,
que ponga su estilo al servicio de sus máximas posibilidad y que se olvide de
las modas y lo que los otros quieren que hagas. Que se respete a sí mismo como
autor. Los lectores no son idiotas. Se dan cuenta de estas cosas. Además, fracasar
haciéndolo lo mejor que uno sabe hacerlo, casi sabe bien. Fracasar haciendo lo
que los otros quieren que hagas, no tan bien. Y llegar a la meta haciéndolo lo
mejor que tú lo sabes hacer es el único sentido, creo yo, de todo esto.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Generalmente suelo tener un
porcentaje de la historia en la cabeza. Desde un punto de vista conceptual,
suelo ser bastante ambicioso. Una historia debe plantear un interrogante (o
varios) para que interese al lector. Esto, en mi opinión, requiere un cierto
grado de prevaricación. De hecho, algunos de mis relatos se maceran durante
años sin que yo llegue a escribirlas. Viven conmigo y solo salen, podríamos
decir, cuando el nivel de certeza ofrece ciertas garantías. Entonces surgen con
bastante fluidez (casi siempre) y el proceso es casi mágico. Otras veces
simplemente tengo la imagen de comienzo y dejo que sea la escritura y los
personajes las que me vayan revelando la verdad de los personajes. Pero
reconozco que cuando practico este tipo de escritura suelo buscar otros
resultados mucho más caprichosos.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
En realidad van mutando
dependiendo de la época de mi vida. Soy un lector bastante irregular. Canibal.
Pero reconozco que suelo regresar constantemente a ciertos autores como Becket,
Antunes, Berger, Berhard, Nooteboom, Joseph Roth, Robert Walser, Kafka, Duras,
Vila-Matas, Kundera, autores a los que admiro terriblemente por ser dueños de
una voz y una personalidad propias.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Mi último libro se titula “La
piel de los extraños” y fue editado por Menoscuarto a finales del año pasado.
Estoy muy orgulloso de ese libro y tanto el editor como yo estamos contentos de
los resultados. Creo que es un libro maduro. Después de ese proyecto he
terminado una novela muy personal, que trata los temas de los que antes
hablaba, y que anda dando vueltas por los editores sin que ninguno, al momento,
tenga la valentía de editarla. Pero todo se andará…
Ignacio Ferrando (Trubia, Asturias, 1972) es escritor e ingeniero.
Profesor en la EUATM de la Universidad Politécnica de Madrid y coordinador del
Máster de Narrativa de la Escuela de Escritores, donde también imparte talleres
de relato y lectura crítica.
En 2011 obtuvo el Premio Ojo
Crítico de RNE y el Premio Ciudad de Irún por su primera novela Un
centímetro de mar (Alberdania, 2011). Sin embargo, es en la narrativa
breve donde ha logrado mayor reconocimiento. Con tan solo dos libros de
relatos: Ceremonias de interior (Castalia, 2006; premio Tiflos de
relato) ySicilia, invierno (JdeJ, 2009) ha obtenido los más
reconocidos galardones. Destacan el Premio Internacional Juan Rulfo, el premio
Gabriel Aresti, el NH Mario Vargas Llosa, el premio de narrativa de la UNED, el
Hucha de Oro o el Ciudad de San Sebastián, entre otros.
Su trabajo ha sido incluído en
varias antologías y libros colectivos. Destacan: Siglo XXI. Los nuevos
nombres del cuento actual(Menoscuarto, 2010), Perturbaciones (Salto
de página, 2009) y Un nudo en la garganta (Trama editorial,
2009). Algunos de sus relatos han sido traducidos al inglés y al alemán.
En septiembre de 2012, se publicó
su tercer libro de relatos La piel de los extraños (Menoscuarto,
2012)
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