1.- ¿Por qué escribes?
Hay en mi intensa dedicación a la
escritura un claro fondo de gozo. Para no extenderme demasiado, diré
simplemente que aspiro al ejercicio profesional de una vocación surgida durante
mi adolescencia.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Yo tengo totalmente ritualizada
la jornada laboral. Quiere esto decir que todos los días, con excepción de los
sábados, escribo el mismo número de horas y durante ellas repito hábitos,
momentos de descanso y demás. ¿Por qué? Porque de este modo me sé más
productivo. De manera fija recurro a una serie de estímulos: la manzana de las
nueve y media, el café solo una hora después, el almuerzo a las doce en punto, la
reparadora siesta escuchando música, el café con galletas de las tres de la
tarde (mirando el telediario), el final de la jornada cuando ha sido despachada
la cantidad de tarea prevista.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
A mí lo que más me interesa, por
no decir lo único, en lo que se refiere a los asuntos literarios es la
presencia del ser humano en la Tierra.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Yo creo que al escritor le
conviene llevarse bien con el idioma y con el tiempo, remediar a espaldas de
las convenciones los problemas técnicos que plantea la escritura a cada
instante y ser un hombre disfrutador y curioso. Si, además, cultiva el oído
musical, tanto mejor.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Ni una cosa ni otra. Yo pongo a
convivir personajes de acuerdo con un motivo generador de episodios. Y me
impongo unas pautas que pueden parecer absurdas pero no lo son. Por ejemplo, escribir
una novela de 200 páginas justas, redactar los capítulos pares en pasado y los
impares en presente, expresarme como lo haría un niño; en fin, esas cosas.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Muchos, también algunos más
jóvenes que yo, cosa no del todo habitual entre escritores metidos en edades
rugosas. No puedo citar. Es como meterme en una jungla de cincuenta mil
hectáreas a elegir ocho árboles.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Acabo de terminar un libro de
ensayos literarios alternados con tramos de escritura autobiográfica y llevo
aproximadamente escrito un tercio de una novela.
Fernando Aramburu nació
en San Sebastián en 1959. Es licenciado en filología hispánica por la
Universidad de Zaragoza y desde 1985 reside en Alemania. Fue miembro del Grupo
CLOC de Arte y Desarte. Considerado ya como uno de los narradores más
destacados de su generación, es autor de tres libros de relatos: No ser
no duele (1997), Los peces de la amargura (2006)
y El vigilante del fiordo (2011), y de cinco novelas: Fuegos
con limón (1996), Los ojos vacíos (2000), El
trompetista del Utopía (2003), Bami sin sombra (2005)
y Viaje con Clara por Alemania (2010), títulos que han sido
distinguidos con el Premio Ramón Gómez de la Serna 1997, el Premio Euskadi
2001, el XI Premio Mario Vargas Llosa NH, el Dulce Chacón y el Premio Real
Academia Española en 2008.
Ha escrito también libros para niños, como Vida
de un piojo llamado Matías (2004). Con Años lentos mereció
el VII Premio Tusquets Editores de Novela.Su última obra, La gran Marivián, acaba de publicarse en Abril de 2013.
1 comentario:
A mí me gusta. No lo he leído todo de él. Me gustó mucho El vigilante del fiordo y Los años lentos.
Es uno de los escritores inolvidables.
Besos
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