martes, junio 13, 2006

Medardo Fraile


Medardo Fraile no goza del reconocimiento que sin duda merece. Es posible que la culpa sea suya, por no poder aparecer en los "saraos", o en las tertulias de gritos e improperios, o en las presentaciones de canapés y chaquetas impecables, por no poder encontrarse en el centro de eso que llaman vida literaria, ya que se marchó de España en el año 1964 y se fue a residir a Glasgow, donde llegó a ser catedrático de la Universidad de Strathclyde. Miembro fundacional de la generación de los 50, junto a escritores de la talla de Ignacio Aldecoa, Alfonso Sastre, Francisco García Pavón, Sánchez Ferlosio, Fernández Santos o Carmen Martín Gaite, entre otros, se puede asegurar que Medardo Fraile es uno de los mejores autores de relatos que hemos tenido en España. Ésta llamada generación del medio siglo resulta sumamente interesante y en ella podemos encontrar autores, ahora marginados o injustamente infravalorados, en cuyos textos se encierran claves que se explotan actualmente como novísimas entre los más jóvenes, el gérmen de lo que se ha dado en llamar realismo sucio ya se encuentra en muchos de estos escritores, como se puede constatar leyendo la compilación que bajo el título "Cuento español de Posguerra", en edición precisamente de Medardo Fraile, se encuentra en la colección "Letras Hispánicas" de Cátedra, un libro no sólo recomendable sino imprescindible; como imprescindible es también el volumen de los "Cuentos completos" de Medardo Fraile que se encuentra en Alianza Editorial, libro que reúne los libros "Cuentos con algún amor" (1954), "A la luz cambian las cosas" (1959), "Cuentos de verdad" (1964) -que fue premio de la Crítica en 1965-, y "Descubridos de nada y otros cuentos" (1970), así como una veintena más aparecidos en publicaciones periódicas, cuentos que, según nos recuerda el propio Fraile, son ya incompletos. Seria suficiente este libro para que a Medardo Fraile lo tuviéramos subido en un pedestal, pues en él se reúnen algunos de los cuentos más bellos que sin duda se han escritos, relatos dignos de figurar en una antología que los hermanara con "El collar" de Guy de Maupassant, "El capote" de Gógol, "La dama del perrito" de Chéjov, incluso con cuentos de Hemingway o de Raymond Carver o de John Cheever.

Las historias de Medardo Fraile reflejan la extrañeza ante el mundo, el humano sentimiento de rebeldía, lo difícil que a veces resulta incorporarse al convencional engranaje social. Y esto lo consigue con un estilo eficaz, directo, limpio, un estilo que él mismo define como libre: "no hay más escuela para el escritor que la escuela de la libertad". Afirma que el autor debe estar siempre al servicio de la historia y que el fondo y la forma deben estar tan bien acoplados que sean la misma cosa: "ni una sola concesión al estilo para exhibir, fuera del tema, ingenio, humor o cualquier otro hallazgo inoportuno, poniéndose el autor en primer plano y asomando la oreja vanidosamente". Los relatos de Medardo Fraile se leen con extraordinaria fluidez, con un característico y eficaz paso del tiempo, señalando detalles muy visuales que se nos quedan en la retina como un recuerdo real, encontrándonos con voces que intervienen en la historia del mismo modo en que lo hacen los diálogos especialmente montados de un trailer cinematográfico. Son historias que trascienden la anécdota bajo la que se disfrazan para abarcar asuntos de importancia universal, relatos existencialistas con apariencia de costumbristas. Como ha escrito Pedro Ugarte: la ironía que preside muchas páginas de la narrativa actual se encontraba ya en los primeros relatos de este escritor. Un escritor eminentemente realista que, sin embargo, no tiene inconveniente en bucear de vez en cuando en las aguas fantásticas que a menudo humedecen la realidad.

La última recopilación de sus cuentos, la más completa, acompañada de un acertado prólogo de Ángel Zapata, se ha publicado en la editorial "Páginas de espuma".

1 comentario:

Francisco Ortiz dijo...

Interesante escritor. Tu entrada hace que uno le recuerde y tenga ganas de volver a leerlo, gracias a tus acertados comentarios.