1.¿Por qué escribes?
Estamos construyendo, sobre el
mundo natural, un mundo paralelo cada vez más complejo que, si no lo
fastidiamos, acabará posibilitando transcender nuestras limitaciones físicas,
temporales. Lo hemos hecho intercambiando discursos, gracias a las palabras.
Hace mucho tiempo concluí que las palabras nos constituyen, que son nuestra
esencia. Para relacionarme con ese mundo
simbólico, el único que habito, necesito los relatos, no me basta la información.
Crecí pegado a las faldas de mujeres fabulosas contadoras de historias y decidí
emularlas, poniendo por escrito mis propios relatos. Ahora eso se ha convertido
en una forma de afirmación personal.
2.-¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Me gusta escribir por la mañana,
sin obligaciones pendientes, con música de fondo, sin interrupciones. Esas
condiciones raramente se dan, por no decir nunca. En cambio, puedo escribir en
cualquier circunstancia, muy particularmente viendo la tele, programas
infantiles, de cotilleo o de miserias humanas de sobremesa, que es ya lo
último.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Me atrae mucho el tema de la
expulsión, que no sé si agotaron John Cheever y John Updike. Me interesaba el
doble, pero ha sido ya tan desarrollado, por Borges o por Justo Navarro, que me
conformé con la copia y el simulacro (pero también lo han explorado Houellebeq
o Juan Francisco Ferré). También, las realidades paralelas y un toque de humor,
como en Stanislaw Lem y George Saunders -o en Hipólito G. Navarro-, la vida
rodeada de acomodamiento y trivialidad, sabiendo que es mentira y la convención
nos exige disimular, como en Truman Capote, Vladimir Nabokov y Juan José
Millás. Si el mundo-pastiche es un punto de partida, la desconfianza tiene que
ser el instrumento para abordarlo (pero ya Don Delillo, William Gaddis o Belén
Gopegui la han llevado hasta el extremo).
Un poco de pureza por fin, saber que es posible la luz entre
tantos focos turbios.
4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a
la hora de escribir?
La originalidad es el único camino. Como decía Roberto Arlt,
no tendría dificultad en citar a numerosa gente que escribe bien y a quienes
únicamente leen correctos miembros de sus familias.
No sé si para enfrentarme a mis debilidades me digo siempre
que nadie escribe como yo y, sobre todo, que nadie puede escribir el libro que
yo escriba -una obviedad-.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Lo ideal sería tener un punto de
partida y otro de llegada claros antes de empezar e ir buscando un sendero. Lo
más habitual, en cambio, es tener un par de imágenes que se echan a rodar por
una pendiente y nadie sabe si quedarán atrapadas en una oquedad o recorrerán
largas distancias.
6.¿Cuáles son tus autores
o libros de cabecera?
No, de cabecera no. Los tuve en
mi juventud, pensé que siempre me acompañarían, pero a día de hoy veo bastante
claro que no volveré a leerlos. Me han interesado mucho un centenar de autores,
lo sé porque unos libros suyos me han llevado a otros.
De todos modos, la mayoría de los
escritores interesantes que nos llegan acabaron y acaban convertidos en
profesionales de la escritura: desarrollan su obra, cultivan su estilo, crean
mundos coherentes. Eso es una virtud, pero tiene sus desventajas, pierden la
frescura con el tiempo. Hay, en cambio, miles de escritores de los que no
tenemos noticia, porque no publicaron buena parte de sus libros, o porque no
los acabaron, y que, en cambio, tuvieron la fortuna de no desviarse de sus
proyectos, aunque tampoco los concluyeran. A algunos de estos llegamos, como un
sediento que saca agua con un cubo de un pozo cuyo fondo no se ve: Fernando
Pessoa, Franz Kafka, Miguel Espinosa, Juan Luís Romero Peche, al que pocos han
leído.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Desde que se publicó “Los dueños
del ritmo”, salvo algunos relatos y artículos de crítica o de opinión que han
salido en publicaciones y libros colectivos he tenido un parón. No ha sido un
parón experiencial, porque he tenido que vivir situaciones muy intensas, de
todo tipo, casi todas al final ambientadas en hospitales.
De todos modos sigo acumulando relatos para un próximo libro
y hay algunos otros asuntos. Cada día que pasa queda un día menos para su
publicación, eso es seguro.
José Eduardo Tornay nació en Algeciras, en 1968. Sus primeros
textos aparecieron en prensa, a sus 17 años. Al terminar sus estudios
universitarios empezó a publicar relatos, entrevistas y artículos de opinión en
periódicos y revistas (Sin Embargo, Zut, Eñe, Almoraima, El rapto de Europa, El
Toro Celeste,..).
Ha publicado los libros A la sombra de los bloques (FMC), Los observatorios (Eda) y Los dueños del ritmo (La Fábrica).
Ha participado en los libros
colectivos Café Negro (FPC), Ficción Sur, antología de relatistas
andaluces (Traspiés), Atmósferas
(Muchocuento), La familia del aire (Páginas de Espuma) y SeXupone (Cultura Levadura).
No hay comentarios:
Publicar un comentario