1.- ¿Por qué escribes?
Escribo porque no conozco mejor
manera de sacar las tormentas mentales que me acosan en forma de personajes,
historias, anécdotas y reflexiones. Escribo para sanarme, de algún modo, para
mantener ese equilibrio al que aspiramos todos. Algunos se van a dar trompadas
a un punching-ball, yo escribo, escribo y no dejo de escribir.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Me gusta escribir en la cama.
Últimamente escribo con música de cuartetos de cuerdas cuando la novela está
tranquila y con bandas sonoras de películas épicas cuando la cosa necesita de
sangre y fuego.
En lo que a disciplina se refiere,
al inciar una novela o un cuento, intento no parar ningún día hasta el final y
fijarme un número de páginas diario. Soy muy hijo del rigor.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Me interesa mucho la familia como
fuente de toda problemática. Las constelaciones familiares, llamémosle. Las
relaciones entre padres e hijos, la importancia de los conceptos y prejuicios
que se les inoculan a los niños y cómo esto colabora a la infelicidad del
mundo. La familia y las historias de amor y desamor. Para resumir, juego entre
los terrenos morales y los emocionales.
4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de
escribir?
No dejar que la historia se pase
como el arroz; ni comenzar a escribirla antes de tenerla precocinada en la
cabeza y en el cuerpo. La vida de un escritor se basa en gran medida en
aprender cuándo hay que zambullirse en la escritura. Es un punto preciso, al
dente.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Ni una cosa ni la otra. En
general tengo el inicio y el final, pero en medio me dejo llevar por todos los
naturales y deseables caminos laterales de la trama principal. Me encanta
detenerme en pequeñas historias que pudieran tener que ver muy poco con el
asunto central de la novela, haciendo descripciones bastante desarrolladas de
personajes que solo existirán en esas pocas páginas. Es un juego divertido. Me
imagino en el cine, la cámara que deja de seguir al protagonista porque se
detiene en un vendedor de hamburguesas en una esquina, al que le sucede algo
surrealista o ridículo. Escenas casi sacadas de contexto, pero que suman para
crear el clima y el mapa local, así como para airear la presión de una única
línea textual.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Mis influencias máximas son las
de los clásicos de la literatura argentina, pero hace algunos años leo con
devoción a un puñado de autores consagrados: Onetti, Phillip Roth, Coetzee,
Luisgé Martín, Javier Tomeo. Y diré un puñado de autores jóvenes que admiro
mucho también y que envidio por igual: Marcelo Luján, Joaquín Bergés, Juan
Carlos Méndez Guédez y Jean Claude Lalumière.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Lo último que he escrito es una
historia en la que, por primera vez, uso una cortina verídica, un trasfondo
histórico para contarla. Se trata de un grupo de colonos franceses que a
finales del siglo XIX fundaron un pueblo en medio de la provincia de Buenos
Aires. La novela hace foco en la historia particular de uno de ellos, sobre sus
gracias y desgracias en aquellas jornadas épicas. Espero ver pronto publicada
esta nueva aventura.
Guillermo Roz nació en Buenos Aires en 1973. Es Profesor en Letras
graduado en la UNLP, de Argentina y vive en Madrid desde 2002. Publicó Avestruces por la noche. Dos
nouvelles (Mirada Malva, 2009); el cuento Los grises incluido en Un nudo en la garganta (Trama editores, 2009) antología
de narradores españoles, mexicanos y argentinos; y la novela La vida me engañó (Mirada Malva, 2007). Ha publicado
artículos sobre literatura y cultura hispanoamericana en medios e instituciones
de Europa, EEUU y Latinoamérica, entre los que se destaca el Instituto Cervantes
de España. Andres Neuman ha dicho sobre su escritura: "La narración de Roz
oscila raramente entre el sarcasmo y la candidez, yendo y viniendo de la
descreída mirada adulta a la ilusionada perspectiva del que empieza a
vivir". Tendríamos que haber venido solos, fue publicada en 2012
por Alianza, con gran éxito de crítica, y conseguió el galardón "Nuevo
Talento Fnac". En diciembre del 2012 fue galardonado con el I Premio de
Narrativa Francisco Ayala por Les
ruego que me odien. Este premio es una iniciativa de la editorial Musa a
las 9 y la Obra Social Caja Granada y es el primero en formato digital en
España. Les ruego que me odien, una novela en donde se conjuga lo
psicológico, lo sociológico y los secretos escondidos de un trío de jóvenes, ha
sido publicada en formato digital por la editorial Musa a las 9.
*La foto es de Jorge Paris/20 minutos
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