Una película hipnótica, fascinante, en la que se mezcla la realidad con la ficción. Una ficción fantástica, plagada de faunos, monstruos, laberintos, pasadizos secretos y pruebas arriesgadas; y una realidad acaso más terrible que todos esos seres imaginarios, una realidad dura y, desde luego, más escabrosa, la que nos golpea con imágenes más turbadoras. Y el director, Guillermo del Toro, cada vez más consciente de sus posibilidades, nos cuenta ambas historias, intercalándolas con maestría, moviéndose entre una y otra sin que el ritmo decaiga en ningún momento.
Ofelia, una fantasiosa niña de 13 años, interpretada por una inmensa Ivana Baquero llega acompañando a su madre (Ariadna Gil) a la masía en la que se encuentra el puesto militar franquista comandado por el Capitán Vidal (Sergi López). La madre está esperando un hijo de Vidal, con quien se acaba de casar y en quien ve una salida a su precaria situación económica. Se trata de un embarazo con complicaciones, por lo que la mujer debe guardar un estricto reposo, supervisado por el médico de la comarca (Álex Angulo). Desde un primer momento queda claro que Vidal es un ser despreciable, despiadado, sádico y cruel a quien sólo le importa capturar a los resistentes maquis que se ocultan en los montes de los alrededores, y la salud del bebé que está por llegar. Mercedes (Maribel Verdú), el ama de llaves, será la única que mostrará amabilidad con la joven Ofelia. Ante este panorama, la niña construirá un mundo alternativo en el que puede ser una princesa, la absoluta protagonista de peligrosas situaciones que ponen a prueba su valentía y determinación. Pese al miedo que se puede pasar en oscuros laberintos y tétricos parajes, pese a la angustia de ser perseguida por un ser brutal, nada podrá compararse con la atrocidad que reina en el campamento. De hecho, las escenas más "gore" tienen lugar en el mundo real y no en el imaginario. No obstante, la realidad es la que determina los acontecimientos y termina por aniquilar cualquier fantasía.
Lo cierto es que ambas historias son igualmente interesantes, pese a lo arriesgado que puede resultar alternar dos tramas que, en principio, parecen radicalmente opuestas. Es evidente que Guillermo del Toro, no sólo ha salido airoso de esta empresa, sino que probablemente ha filmado la, hasta el momento, mejor película de su filmografía. El estilo del director mexicano es contundente y nos narra la historia con determinación, sin titubeos, consciente en todo momento de cuál es el camino que va a recorrer y del punto al que nos va a llevar para, una vez allí, dejarnos desvalidos y mordernos el corazón.
Mención especial merecen los actores, todos sin excepción, empezando por Maribel Verdú, en un papel muy alejado a lo que nos tiene acostumbrado, Sergi López, que compone un personaje odioso al que exprime todas sus posibilidades y, muy especialmente, Ivana Baquero, la niña sobre la que se sustenta todo el peso de la película y cuyo rostro pasa de la sorpresa a la determinación, de la tristeza al miedo, con un simple parpadeo. Ella es el ser inocente que no tiene ningún papel en esa masía, la víctima de una barbarie descontrolada y que se convertirá por fin en la heroína anónima que permitirá que el bebé, el futuro, aún tenga una esperanza.
Un apunte:
Ivana Baquero se llevó un merecido Goya por su trabajo en esta película, y mostró una impecable profesionalidad en la Ceremonia de los Premios Goya. Una gala que, como casi todas, me provocó vergüenza ajena y que recurrió, una vez más, a la chabacanería y la simple mala educación para intentar hacer reír a base de chistes gruesos y fuera de tono.
"El Laberinto del Fauno" obtuvo siete premios, y estoy seguro de que saldrá airosa de la Ceremonia de los Oscars. Otra Ceremonia que recurre a los chistes más estúpidos para, dicen, hacerla amena.