viernes, agosto 09, 2019

Españoles en Mauthausen

Sí, me despedí hasta septiembre, pero necesito dejar constancia aquí de una noticia que me ha impactado. 
Mi abuelo materno desapareció durante la Guerra Civil. Mi abuela lo estuvo buscando hasta que le dijeron que había huido a Francia y que una vez allí lo llevaron al campo de concentración de Mauthausen y murió en la cámara de gas. Así nos lo contó. Y todo sonaba tan terrible, pero también tan lejano.
Hoy me entero de que el gobierno ha publicado este viernes, en el BOE, los 4.427 nombres españoles contra la barbarie nazi en Mathausen.

148 valencianos murieron en Mauthausen.
Entre ellos está mi abuelo.
La lista viene ordenada por el nombre de pila. No hace falta ir muy lejos, en la segunda página:  Amadeo Brell Manzano, nacido en Valencia, murió el 30 de Noviembre de 1941, a la edad de 28 años en el campo de Gusen.
Y quedé impactado al ver su nombre. 
Pensé que debía hacer mucho frío en Noviembre de 1941.


El 5 de mayo de 1945 se liberó el campo de Mauthausen. Esta foto, que ilustra la noticia aparecida en el periódico El País, fue tomada ese día.
Mi abuelo ya llevaba casi cuatro años muerto.

En el BOE los nombres están ordenados por el apellido. Mi abuelo aparece en la página 17.
https://www.boe.es/boe_n/dias/2019/08/09/not.php?id=BOE-N-2019-544589

Busco en Wikipedia el campo de Gusen.

"Aunque la eliminación de los presos tenía lugar en todo el conjunto de subcampos dependientes de Mauthausen, en Gusen se dio un altísimo porcentaje de los asesinatos del conjunto de ellos. Como ejemplo, de los republicanos españoles llegados a Mauthausen en 1940-1945 dos tercios murieron (un 65%), es decir, casi 5000 de los 7200 españoles. Para cerca del 80% de esos 5000 españoles que perdieron la vida, Gusen fue el escenario del asesinato".

Y encuentro el siguiente cuadro:


En 1941, 500 españoles fueron gaseados en Hartheim.

En una página llamada "Medicina y holocausto", encuentro un texto sobre el castillo de Hartheim.

"Entre los asesinados en Hartheim hubo 436 españoles procedentes del cercano campo de Mauthausen. Su asesinato se llevó a cabo dentro de la conocida como operación 14f13. En ella los médicos nazis se desplazaban a los campos, identificaban a los prisioneros en peor estado de salud y los conducían a los centros de exterminio de la T4. Así se asesinó a 10000 personas más".


Esta es la imagen del castillo de Hartheim
Amadeo Brell Manzano

jueves, agosto 01, 2019

Luis Rodríguez - 8.38




Empiezo a leer 8.38, de Luis Rodríguez, y me sumerjo en un texto que me atrapa con sus escenas concatenadas, como si estuviera en un sueño sin reglas, pasando de un tiempo a otro, de un personaje a otro, recordando el placer de escuchar una buena historia. Pero lo que ocurre es que no parece haber una sola historia. Un momento, llevo treinta páginas y no soy capaz de contar de qué trata lo que estoy leyendo. Me enfrento a un narrador que se ha vuelto loco, a un hiperactivo de la palabra, a un escritor incapaz de contener el torrente literario que le viene a la cabeza, sin descanso. Y el caso es que no puedo detenerme, me dejo llevar, y me encanta, por la magia de la letra impresa, por la ensoñación de ese mundo paralelo y sin reglas que sólo es capaz de crear la literatura.

Literatura. De eso es de lo que trata 8.38. Un libro que contiene la esencia de lo que entendemos como literatura, que nos va dando valiosas claves. El inicio de Ada o el ardor, tan farragoso, o la primera escena de El espejo, de Tarkovski, con la sombra inadmisible de un micrófono, pueden ser tentaciones para abandonar una obra, pero si seguimos adelante es posible que nos encontremos con esa marca húmeda que va borrándose poco a poco, pero que nos confirma que ha ocurrido algo maravilloso. Si en una lista de nombres tachas uno, ése es el que todo el mundo intentará leer. Y un poco es lo que ocurre con este libro, intentamos averiguar qué es lo que se esconde detrás de su compleja estructura, de su verborrea hipnótica.  

"La novela es… muchas cosas, y arquitectura. Una novela es un armazón complejo con una entraña sofisticada (sean cuales sean su extensión y sencillez) y leyes propias. La arquitectura de una novela, su equilibrio y compensación, es fundamental", leemos en 8.38, comprendiendo que estamos ante un texto metaliterario, literatura que reflexiona sobre la propia literatura. Y lo hace por acumulación. Lucía Berlin, los autores que aparecieron en el mítico espacio de televisión Estudio 1, Borges y Menard, el autor del Quijote, Ludivina, la lectora de manuscritos de ochenta y tres años, los metros cuadrados de planeta que le corresponden a cada habitante, el suicidio de un caballo, Christina Olson, cómo influyen en nosotros los libros que no hemos leído, paradojas y acertijos, curiosidades reales o falsas, historias verdaderas o inventadas. ¿Puede la literatura contener la realidad, abarcarla completamente, o ésta se escurrirá todo el rato, indomable?

La novela sobre la incapacidad de escribir una novela. Luis Rodríguez escritor que se convierte en personaje para luego desaparecer y ser recordado. Luis Rodríguez que afirma una cosa y su contraria, que nos lleva por donde quiere, que explora los límites de lo verosímil, de la lógica. Que demuestra que la literatura es la mejor manera de explicar la realidad, sólo que la realidad no tiene ningún sentido.
"Todos reescribimos nuestro pasado la primera vez que lo recordamos; y las sucesivas no suponen más que pequeñas correcciones encaminadas a ensalzarlo. ¿Qué es sino escribir?"

Tres partes, tres personajes. Pablo, escritor dispuesto a escribir la novela sobre una novela no escrita por Luis Rodríguez. Jacinta, la niña de doce años nos habla de la obra de Luis Rodríguez y de su suicidio. Claudio, por último, nos habla de su vida alejada de la literatura pero inmersa en los desafíos de la cotidianidad, en los riesgos de lo cotidiano. En un momento dado, Claudio dice, hablando de una mujer: "Sara es como es. Es mil cosas, pero tú y yo solo vemos setenta, no más. Se nos escapa, por eso nos atrae". Y eso pienso yo de este libro, que se escapa y nos reta a que lo apresemos. Un libro que podríamos leer muchas veces y siempre encontraríamos algo nuevo, un detalle fundamental en el que no habíamos reparado.

Luis Rodríguez es un escritor peculiar, con un mundo propio, alejado de cualquier moda o corriente o escuela o generación. Luis Rodríguez es único. Hasta el momento ha publicado La soledad del cometa, novienvre, La herida se mueve y El relato del no. Ahora se suma este quinto libro, 8.38, la hora en que murió Dostoyevski. Cada una de sus novelas, o nivolas, plantea un reto, te sumerge en sus juegos mentales, te enfrenta a la imaginación y a su capacidad para burlarse de la realidad, de lo establecido. Luis Rodríguez es uno de los escritores mejores y más originales que he tenido la suerte de conocer. Háganse un favor: síganle la pista.


Y con esta recomendación, me despido hasta septiembre.