Julio Verne es, sin duda, el escritor premonitorio por excelencia. Muchos de los datos que aparecen en su novela "Viaje a la luna", se corresponden con la realidad. La nave de la novela se llama "Apollon" y su velocidad era de 40.000 kms/hora. La nave de la NASA, el "Apolo", viaja a 38.500 kms/hora. Hay numerosas coincidencias entre el hecho ficticio y el hecho real. Además, acertó con los efectos que tiene la falta de gravedad sobre los objetos. De hecho, el astronauta Frank Borman, cuya nave fue lanzada desde el mismo sitio que describió Verne y que amerizó a tan sólo cuatro kilómetros del lugar en el que lo hace la nave de la novela, manifestó que aquello no podía ser fruto de la casualidad, dando a entender que Verne debía poseer algún tipo de poder sobrenatural.
Además se anticipó al submarino, a la evolución del automóvil, del aerostato, del telescopio, de la iluminación en las calles... De hecho, en su novela "Paris en el siglo XX", habla de trenes que circulan bajo tierra e incluso de una torre de metal dominando la ciudad, en un momento en que la Torre Eiffel ni siquiera estaba proyectada.
Un caso muy reciente es el de Gordon Thomas, que describe en una de sus novelas, "Deadly Perfume", los atentados que realizan grupos terroristas con Anthrax en diferentes ciudades del mundo. Algunas de las cosas escritas por Thomas coincidieron con los hechos que rodearon el atentado con gas sarín que tuvo lugar en el metro de Tokio. Sin embargo, en este caso parece ser que el libro sirvió de fuente de inspiración a los terroristas, y no se trata pues de una premonición.
En este sentido cabe señalar que, al parecer, la Agencia Espacial Europea analiza obras de ciencia ficción en busca de proyectos viables.
No es este el caso, por supuesto, que envuelve la coincidencia extraña que se encuentra entre la novela de Edgar Allan Poe, "Las aventuras de Arthur Gordon Pym", y el suceso que se produjo tras el naufragio del barco "Mignonette", en 1884, unos cuarenta y siete años después de la aparición del libro. En ambos casos, cuatro supervivientes, a la deriva en un bote, deciden que uno de ellos ha de morir para que los demás puedan alimentarse y sobrevivir. En ambos casos, el hombre que sufre tan trágica suerte se llama Richard Parker.
Sobre coincidencia en el nombre, podemos recordar que Orson Wells sembró el pánico con la retransmisión radiofónica de la novela "La guerra de los mundos", de H.G. Wells.
Sin embargo, uno de los casos más espectaculares es el que tiene como protagonista a Morgan Robertson. Morgan Robertson nació en Nueva York y escribía sobre temas marineros sin demasiado éxito. Su novela "Futilidad" se publicó en 1898 y en ella describía el hundimiento de un trasatlántico británico, llamado Titán, que choca contra un iceberg en el Atlántico Norte, un mes de abril, cerca de las doce de la noche. El hundimiento del Titánic ocurrió catorce años más tarde, a las 11:40 horas del 14 de Abril de 1912. Nadie recuerda a Morgan Robertson, excepto por el hecho de que predijo con una exactitud sobrenatural una de las mayores catástrofes del siglo. De hecho, al comprobar las asombrosas coincidencias que existían entre el barco de ficción y el real, la novela fue reeditada después del dramático suceso y su titulo fue cambiado por el de "El hundimiento del Titán".
Este libro se encuentra disponible en internet, en inglés.