viernes, abril 23, 2021

Hervé Le Tellier - La anomalía

 

No había oído nunca hablar de Hervé Le Tellier. No lo conocía. Me llamó la atención cuando se dio la noticia de que había ganado el Premio Goncourt, el más prestigioso de Francia, con su novela "La anomalía", que tiene un argumento extraño y fantástico, que desafía a la lógica. Soy de los que piensan que más pronto que tarde llegará el turno del género de la ciencia ficción como la vía más eficaz para hablar de los tiempos que estamos viviendo.  

El argumento se basa en un hecho insólito. Un avión de Air France aterriza en Nueva York procedente de París en marzo de 2021, después de haber pasado una zona de fuertes turbulencias. Y tres meses más tarde, en junio de 2021, el mismo avión, con el mismo pasaje, vuelve a aterrizar en la misma ciudad. ¿Cómo enfrentarse a semejante locura?

El libro se divide en tres partes. En la primera se nos presenta a los personajes. Capítulos independientes con el único denominador común de que todos terminan con la visita de unos misteriosos agentes del FBI. Los personajes son muy dispares, desde un asesino a sueldo a un excombatiente, pasando por un famoso cantante o un científico enamorado, entre otros. La segunda parte es probablemente la más caótica. Aparece el segundo vuelo, ¿cómo actuar? ¿Qué explicación puede tener un fenómeno de tales características? En esta parte hay capítulos impagables, como la reunión de Premios Nobel, la de representantes de las más importantes religiones, o la protagonizada por el presidente de EE.UU. Y, por último, llegamos a la tercera parte, donde se exploran todas las situaciones y relaciones posibles que podrían darse si, de pronto, descubriéramos que tenemos un doble, una réplica exacta.

Hay que destacar el papel del humor, capaz de convertir una situación angustiosa en un esperpento caricaturesco, con fantásticas reflexiones llevadas hasta las más delirantes consecuencias. Imposible no leerlo con una sonrisa permanente.

Hervé Le Tellier preside el grupo Oulipo, que fue creado por Raymond Queneau y François Le Lionnais, y que concibe la literatura como un juego y un reto permanente. Gran admirador y miembro también de dicho grupo es Pablo Martín Sánchez, que ha traducido esta novela maravillosamente. Quizá en el afán de juego se encuentre el hecho de que los capítulos sean tratados según las reglas de diferentes géneros literarios: novela negra, romántica, comedia, periodístico, epistolar, drama; además de plantear un argumento que podríamos denominar, con toda rotundidad, como imposible. O juegos metaliterarios, como el consistente en que uno de los personajes, Victor Miesel, sea también el autor de un libro titulado precisamente "La anomalía", un libro (el de Miesel) que ejerce una extraña fascinación y se ha convertido en un fenómeno de ventas, influyendo en ello el hecho de que nada más terminarlo, el autor saltara por la ventana. La cita inicial del libro de Le Tellier corresponde precisamente a Miesel.

El célebre principio conocido como La Navaja de Ockham sufre ciertas distorsiones a medida que avanza la trama. "La explicación más sencilla suele se la correcta" (p. 210); "A veces, la peor solución es la más conveniente" (p. 291); y por fin: "Qué se le va a hacer si la teoría más simple es también la más loca" (p. 329); pasando por: "No conozco ningún problema que se resista a una falta de solución" (p. 229).

Y encontramos pasajes delirantes como todo el relacionado con una de las posibles explicaciones al extraño fenómeno, y del que extraigo la siguiente cita: "que no podamos acceder más que a la superficie de lo real, sin esperanza alguna de alcanzar el conocimiento verdadero, pase; pero que encima esa superficie sea una ilusión, ya es para pegarse un tiro".

O perfectos aforismos ensamblados, como de tapadillo, a lo largo del corpus literario. Desde algunos pertenecientes al libro dentro del libro, de autor Miesel ("No pongo fin a mi existencia, doy vida a la inmortalidad"); a otros sorprendentes ("¿y si hubiese una falsa vida después de nuestra falsa muerte?") o irónicos ("¿Acaso los programas paranoicos no son sistemas un poquitín más lúcidos que los demás?") o ingeniosos ("A lo mejor la vida empieza cuando sabemos que no existe"); y, por supuesto, críticos ("la libertad de pensamiento en internet resulta mucho más efectiva desde el momento en que la gente ha dejado de pensar").

O ese parafraseo del principio de "Ana Karenina", que aquí pasa a ser: "Todos los vuelos tranquilos se parecen, pero cada vuelo turbulento lo es a su manera".

Sin duda, "La anomalía" es una de las propuestas más originales e interesantes que se pueden encontrar. Una novela que mantiene el interés, que se lee con la avidez de un bestseller, y que explora nuevas posibilidades argumentales, nuevas combinaciones de diferentes géneros. Una lectura que es toda una gozada.

Y, en su amenidad, plantea más de un dilema que invita a reflexionar al lector. Señalando una cita más: "Mientras la religión da una respuesta doctrinal y falsa, la filosofía ofrece una respuesta abstracta e inexacta"; tal vez procede que añadamos: Quizá la literatura sea, a fin de cuentas, la única capaz de dar con las respuestas.

jueves, abril 22, 2021

Cintas VHS

 Me he deshecho de muchas cintas VHS. Pero aún conservo unas cuantas. Sí, he dicho cintas VHS. Películas que no encuentro en DVD y antiguos programas grabados. Incluso tengo una que grabé el día de los atentados del 11S. Cuatro horas de telediario en las que se intentaba saber qué estaba ocurriendo.

Conservaba un combo DVD-VHS grabador-reproductor con el que en su día pasé a DVD todas las cintas familiares (menos mal). Ahora el aparato se estropeó y lo llevé a la casa oficial con la intención de que lo arreglaran, aunque el coste fuera elevado, pero me dijeron que ya no tenían piezas. Así que lo llevo en el coche, en el maletero, moviéndolo de un lado a otro cada vez que vamos a hacer la compra al supermercado. Mantengo la esperanza de encontrar algún rincón perdido en el que exista un "manitas" que pueda volverlo a hacer funcionar. En internet he encontrado alguna oferta de segunda mano por más de 400 euros, pero no me inspira mucha confianza.

En fin, una de esas cosas que se alargan en el tiempo, provocando una situación difícil de aceptar: que tengo un montón de cintas de VHS que no puedo ver y un aparato que no funciona en el maletero del coche. De vez en cuando, alguien lo ve y pregunta qué es eso. Y yo respondo, por supuesto, como si fuera lo más normal del mundo.

jueves, abril 15, 2021

José Abad - Salamandra

 


Un sicario llamado Raven. Un solitario. Un asesino a sueldo. Un profesional. Se enfrenta a un trabajo aparentemente sencillo: localizar a Virginia, hija del capo Matteo Santoro, que al parecer se ha escapado y se encuentra en Palermo, donde Santoro tiene muchos enemigos. Un trabajo que supondrá para Raven tener que enfrentarse a sus demonios, a su pasado.

"Salamandra", de José Abad (Almuzara, 2021), es una novela negra en estado puro. Ambientes sórdidos, existencias donde la vida y la muerte conviven con naturalidad, donde un hombre sólo se tiene a sí mismo y ha de cuidarse mucho de en quién confía. No hay lugar para el sentimentalismo y, mucho menos, para los remordimientos. Raven no se cuestiona su trabajo, lo acepta, sin más. Las cosas ocurren porque así tiene que ser, no hay más vuelta de hoja.

Raven es un héroe que parece estar de vuelta de todo, un profesional a su pesar, porque la vida no se lo ha puesto fácil y tuvo que crecer antes de tiempo. Está acostumbrado a mantener la sangre fría, a estudiar todas las posibilidades, a evaluar los peligros. En este sentido, es un héroe clásico.

En estas páginas el ambiente es asfixiante. Los personajes sudan mucho, las camisas se pegan a las espaldas, el aire es caliente y casi los sentimos mientras leemos. Podría ser una novela costumbrista, con muy buena caracterización y descripción de los barrios por los que se mueven los personajes, si no fuera por la tensión dramática que transmite. La tensión de la huida, el riesgo de ser acechados por peligrosos desconocidos, la soledad y la responsabilidad del héroe, hacen de ésta una clásica historia del género.

El estilo de Abad es directo y eficaz, y la lectura resulta muy adictiva. El autor es muy aficionado al cine, de hecho este libro casi ha coincidido en el tiempo con la publicación de su ensayo sobre el director George Lucas. Y esta afición se respira en las páginas, en el planteamiento de la narración, en los títulos de algunos capítulos o en determinadas frases ("las aves se entregaron a un frenesí ensordecedor que hizo aún más intolerable la escena"). También encontramos diseminadas reflexiones sobre ciertas reglas a la hora de contar una historia ("¿Nos quedan aún un par de capítulos para concluir esta novela?") Pequeños guiños desenfadados que crean expectativas en el lector.

Cabe destacar la caracterización de los personajes secundarios, especialmente Gaspare Bonavolontá, que se convierte en el entrañable compañero que ayuda sin preguntar. Las pinceladas de humor en una historia tan dura como la que aquí se cuenta, también se agradecen, así como la agilidad de los diálogos.

Las salamandras son "capaces de atravesar el fuego sin sucumbir a las llamas", se dice en un momento dado, dándonos así la clave del título. La historia de un hombre que, de alguna forma, se ve arrastrado a moverse entre las llamas sin permitir que éstas le toquen. Un antihéroe que aprende a reconciliarse consigo mismo. Un libro de impecable factura y de recomendable lectura.