¿Por qué escribes?
Si lo supe alguna vez, ya no lo
recuerdo. Aún guardo un cuaderno de 1970, con catorce o quince historias. Me
gustaría repetir lo que habría contestado aquel niño, caso de que le hubieran
hecho la pregunta.
¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la
hora de escribir?
Escribo sobre un teclado pesado,
viejo, de teclas muy duras, que mantengo desde hace muchos años, aunque el
resto del equipo vaya cambiando. La primera versión de las historias siempre se
elabora en el ordenador, pero imprimo los textos y los corrijo en rojo, con
rotuladores de punta fina. Lo hago tantas veces que podría suscribir la frase
de Augusto Monterroso: “yo no escribo, yo solo corrijo”.
¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Escribo historias cercanas al
lector: personas de sociedades desarrolladas a las que asaltan inseguridades y
temores, que atesoran esperanzas, que cosechan pequeños éxitos y grandes
fracasos. En fin, la amistad, el amor, la familia, el trabajo… Por ejemplo, muchos
lectores, y algún crítico, han señalado la cantidad que cosas que ocurren en
las oficinas de mis cuentos.
¿Algún principio o consejo que
tengas muy presente a la hora de escribir?
Que el talento, de existir, no exime
del trabajo. Y otro principio cuya falta puede paralizar a un escritor: no
permitas que el afecto o el odio de personas cercanas, ni tampoco la
convivencia o el parentesco con algunas de ellas, condicionen el tono de tus
historias o el contenido de las mismas.
¿Eres de los que se dejan llevar por la historia o de los que lo tienen
todo planificado desde el principio?
Parto con un desenlace
prefigurado, pero a través de la escritura surgen otras cosas: personajes,
decorados, tramas secundarias. Es como un viaje: sabes adónde vas, pero hay
muchas cosas en el camino que no podrías nunca anticipar.
¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Cuántos y cuántos son. Me limito
a mencionar aquellos que me marcaron en la adolescencia o en la primera
juventud, aquellos que decidieron mi suerte como lector: Kafka, Borges,
Aldecoa, Canetti, García Márquez, Nabokov, Proust, Allan Poe, Donoso, Delibes,
Bukovsky… Y un particular recuerdo para tres cuentistas a los que conocí y que
me guiaron de un modo personal: Medardo Fraile , Antonio Pereira y Esteban Padrós de
Palacios.
¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Tras un largo silencio he
publicado en Páginas de Espuma un libro de cuentos, EL MUNDO DE LOS CABEZAS
VACÍAS, y en Algaida una novela, EL PAÍS DEL DINERO, que resultó ganadora del
Premio Logroño de Novela. Ambos reflejan bien mi forma de escribir: historias
cercanas, preocupación por las relaciones personales. Creo que el cuento que da
título a EL MUNDO DE LOS CABEZAS VACÍAS es uno de los mejores que he escrito y
EL PAÍS DEL DINERO una novela centrada en la crisis inmobiliaria y en el modo
en que las condiciones económicas influyen en la vida de las personas.
PEDRO UGARTE (Bilbao, 1963) es autor de una amplia obra como
narrador, con títulos como Los cuerpos de
las nadadoras, Pactos secretos, Casi inocentes, Mañana será otro día, El mundo
de los Cabezas Vacías y El país del dinero.
Finalista del Premio Herralde, ha obtenido entre otros los premios Euskadi de
Literatura, Papeles de Zabalanda, NH de libro de cuentos, Lengua de Trapo,
Julio Camba y Logroño de Novela. Sus microrrelatos se contienen en un solo
libro, La expedición, que crece con
el tiempo mientras va sufriendo transformaciones. Ahora sigue escribiendo.
2 comentarios:
Me quedo muy especialmente con ese consejo: no permitas que el afecto o el odio, etc.... Me parece muy acertado.
Efectivamente. Ni que tampoco te aten tus propias convicciones
......
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