1.- ¿Por qué escribes?
Inicialmente por un reto personal
hace años, y luego existe esa primera vez en que uno se plantea plasmar algo
coherente sobre las muchas cosas que ha leído (léase, crítica literaria), y
luego viene el ensayo, y finalmente la novela, preferentemente juvenil por el
mundo en el que me muevo, la docencia. En última instancia, me siento cómodo y
eso que llaman feliz cuando escribo.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Sin duda sentarme en el mismo
sitio siempre, la soledad de mi estudio, con un té o simplemente un vaso de
agua con gas. Puede ser por la mañana o por la tarde, cuando dispongo del
tiempo suficiente, con mucha luz, rodeado de mis libros, y sobre todo la
disponibilidad de horas por delante, las largas tardes de primavera o de
verano, cuando no pienso en las clases del día siguiente, y en la corrección de
exámenes. No necesito estar muy cómodo, pero sí mi espacio y mis cosas
alrededor.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Creo que en mis novelas, hasta el
momento sobresale la amistad. Y a medida que escribo surgen las difíciles relaciones
entre adolescentes y adultos, el descubrimiento del primer amor, el trasfondo
de la ecología, el reto de nuevos ámbitos personales y geográficos, otras
culturas, en resumen la vida misma con sus luces y sus sombras.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
En ocasiones una historia me da
vueltas, y aun sigo dándole más. Y en un momento preciso, sin saber en cual,
siendo todo lo honesto posible me planteo escribir una historia, hacerla
creíble, y que pueda servir a algo. Claro, entretanto, sigo leyendo, y leyendo
que me parece un espléndido ejercicio para una carrera de fondo. Acepto
versiones de mis textos diferentes, aunque no siempre tenga que compartirlos.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
En ocasiones surge la “chispa”,
el esbozo y luego me dejo sorprender, atrapar y me maravillo cómo se puede
enredar la cosa e introducir nuevos personajes, con retos nuevos, y casi sin
darme cuenta, del primer esbozo se conforma la historia completa. Claro, si
hablamos de ensayo, la cosa cambia. Todo es disciplina, estudio y precisión.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Por deformación profesional he
leído y sigo leyendo mucho. Clásicos y modernos, incluso he ido avanzando por
generaciones y países con el paso del tiempo, narrativa norteamericana,
inglesa, francesa, alemana, y fundamentalmente española y sudamericana: Cela, y
Delibes, Aldecoa, Fraile, Fernández Santos, Goytisolo (s), Marías, Ferrero,
Llamazares, Millás, Tomeo, Muñoz Molina, Zarraluki, Martínez de Pisón y devoto,
incondicional de Vila-Matas y, por supuesto, un largo etcétera.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Mi último proyecto publicado se
tituló Disidencias, en la literatura
española del siglo XX (e.d.a. 2010), un repaso ensayístico de algunos
olvidados; y ahora, acabado, y reescribiendo, como suelo hacer con mucha
paciencia, una nueva novela juvenil, El
secreto de las beguinas, que me quita el sueño (porque a veces madrugo
mucho para poder ir releyendo) y que me ha mantenido ocupado durante estos dos
o tres años. Luego está mi constante dedicación a la crítica y sobre la mesa,
libros de Olgoso, Cervera, Sabugal, Herminia Luque, Kirmen Uribe, Muñoz Molina,
Montero…, vamos, semanas y semanas por delante de espléndida literatura que
luego se convierten en amable y constructiva crítica literaria.
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