miércoles, mayo 15, 2013

Ernesto Calabuig - Cuestionario básico



1.- ¿Por qué escribes?

Como tú dices, Miguel, esta es una de esas preguntas que nunca pueden o suelen faltar. Y, sin embargo, es una de las que peor contestamos. Siempre hay una insuficiencia explicativa del  “por qué escribes”. Me recuerdo de adolescente con uno de esos cuadernos de dos anillas y recambio de hojas, escribiendo poemas que luego enseñaba al profesor de literatura. Luego dejé la poesía (afortunadamente para mí y para la Poesía) y, en tiempos de instituto y universidad, descubrí que mi necesidad de escritura se expresaba en forma de relatos, unos primeros textos que casi eran sólo estampas y que yo creo que, a su manera, tenían fuerza.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Un lugar confortable, un estado de ánimo tranquilo, una jarra de té, el portátil sobre las piernas, por insano que resulte… El lugar más mágico y productivo que he encontrado para escribir era una habitación en la casa de Weimar, el verano pasado. Parece el cuarto de Goethe o Schiller (de hecho había un pequeño retrato ovalado de Goethe en la pared, justo enfrente de donde yo escribía), una habitación luminosa, llena de libros, pintada en rojo suave y techo blanco. Ventanas de madera. Cómoda, antigua, silenciosa. Ahí terminé mis relatos “Caminos anfibios”, que ahora han quedado finalistas del Premio Ribera del Duero. Goethe no fue, esta vez, severo conmigo. Creo que se puso de mi parte. Como el lugar, como los bosques que recorríamos durante el día en bicicleta.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

No me he parado a pensar sobre ello. Está claro que hay en mis libros temas recurrentes: el paso del tiempo y las aperturas y cierres que produce en nosotros, es uno de ellos. Pero en “Caminos anfibios” hay historias de infidelidades, de mentiras, de soldados, de viajes y paisajes que nos cambian porque se vuelven más grandes que nosotros, de bombas que estallan sesenta años después… No sé. Los temas son algo que sorprende al escritor cuando los críticos y los lectores los ponen de manifiesto.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Sí. Pienso siempre en qué pensaría yo en caso de ser el lector. Trato de ser directo y no aburrir. Si me aburre a mí, si no me interesa o me apasiona, directamente no vale. No creo en “escribir por escribir”, no creo en una “grafomanía” de llenar cuadernos y cuadernos pensando que es oro todo lo que sale de la cabeza.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Pienso que uno tiene algún  tipo de idea previa de lo que quiere escribir. Pero creo mucho más en esa idea de que el escritor también va descubriendo y viendo crecer su texto sobre la marcha. Es esa “marcha”, ese escribir en acto, el que va configurando y dando forma, y muchas veces, cuando escribimos a gusto, somos los primeros sorprendidos del resultado final. A veces, sólo a veces, tienes la sensación de haber llegado lejos.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Con esto ocurre como con las canciones que nos gustan. Hay tantas. Pero basta que te pregunten para que te quedes bloqueado. Ya no tengo un autor de cabecera como me ocurría en aquellas fases juveniles, tan germanófilas, en las que hubiera matado por defender a Thomas Bernhard, Peter Handke, Max Frisch o Alfred Döblin. Ahora leo muchísima literatura hispanoamericana por “culpa” de mi trabajo en El Cultural de El Mundo, y ahí me impresionan cosas de Juan Gabriel Vásquez o Paz Soldán. Pero está claro que Coetzee, McEwan, Malamud, Virginia Woolf, Alice Munro… son maestros que acompañan y de los que siempre aprendes.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Mi último proyecto son los relatos de “Caminos anfibios”, que acaban de quedar finalistas en el Ribera del Duero y que confío en que se publiquen en un tiempo razonable, porque creo, de verdad, que son mejores que mis “viejos” cuentos de “Un mortal sin pirueta” y también que la novela “Expuestos”. Hay una mayor madurez, personal y narrativa. Al menos eso es lo que creo y lo que algunos, cuya opinión respeto, han dicho.




Ernesto Calabuig (Madrid, 1966), licenciado en filosofía, es escritor, crítico literario y traductor de alemán. Ha publicado la colección de relatos Un mortal sin pirueta (2008) y la novela Expuestos (2010). Su último trabajo, los relatos Caminos anfibios, ha quedado finalista del Premio Ribera del Duero 2013. Ha sido incluido en las antologías de relato Siglo XXI, los nuevos nombres del cuento español y Velas al viento.


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