Se ha ido uno de los grandes escritores españoles.
Cuando le pregunté hace muy poco tiempo, como parte de ese cuestionario básico que voy publicando estos días, cuáles eran sus preocupaciones temáticas dijo: “Todo lo que nos concierne en la Tierra a los humanos. Lo extraterrestre, me suele importar poco y, en general, me aburre”.
Tenía un extraordinario sentido del humor. Era
capaz de detectar el aspecto irónico de situaciones que a otros pasarían
desapercibidas.
En Más de cien cuentos en busca de autor, artículo recogido
en el libro Documento Nacional (Huerga y Fierro, 1997) habla de su
concepción de la escritura: "En mis cuentos no hay héroes sino antihéroes
(...) Son seres comunes, de los que vemos a diario pasar si nos sentamos en la
terraza de un café. La gente no es tan corriente como parece..."
La más completa edición de sus cuentos es la
recogida bajo el título Escritura y
verdad (Páginas de espuma, 2004), en edición de Ángel Zapata.
Acababa de terminar un relato titulado Sycamore Gardens,
que iba a formar parte de un nuevo libro ya muy avanzado, cuando la muerte le
sorprendió durmiendo en su casa de Glasgow, donde residía desde 1964.
Yo solía enviarle lo que iba publicando y él siempre me dirigía palabras de ánimo y
elogio. "España ha tenido escritores
porque los escritores se han empeñado en que los tenga, a costa de entusiasmos
y sacrificios de toda índole". Era un hombre de gran generosidad. En una ocasión me propuso ser uno de los
presentadores de su libro Antes del
futuro imperfecto. Acepté, pero tuve tantos nervios por la responsabilidad
que aquello me suponía que estuve corrigiendo el texto hasta pocos minutos
antes de empezar el acto. De modo que me presenté con una hojas llenas de
tachones y un ligero temblor en la voz que me hizo arrancar con más velocidad
de la necesaria, motivo por el cual me llegó un susurro de Medardo apuntando:
“Más despacio, más despacio”.
6 comentarios:
Me ha dado mucha pena la noticia. Recuerda que tanto Raúl como yo lo conocimos gracias a ti, en la Feria del Libro de Madrid el pasado año.
Se rió cuando Raúl le dijo que éramos de su club de fans y nos firmó el libro.
Me pareció un hombre entrañable, tan lejos del divismo que se cuelgan otros tantos. Y tan buen escritor de cuentos. Es cierto, te nombraba, creo habértelo comentado. Eso es un gesto de generosidad.
Ayer por la mañana, estaba guardando un par de libros y mi vista se fue hacia el último que había leído de él, lo cogí, le pegué un vistazo, y lo volví a dejar en la estantería. Supongo que fue una casualidad.
Besos, Miguel. Lo lamento mucho
Sin duda alguna uno de los más grandes.De él aprendí mucho: "La poesía de lo cotidiano o la humildad entrañada." "El humor como perspectiva distanciadora." "La ética sin retórica." Y sobre todo: "Yo siempre he tenido fe ciega en los cuentos en los que no pasa nada." Y otra nueva lección a tener en cuenta para los nuevos escritores: "La técnica hace su papel sin salirse de madre." Una vez tuve la oportunidad de hablar con él en la Feria del Libro de Madrid,allí,en el Retiro,justo cuando un rayo de sol penetraba en su caseta.No había nadie hablando con él,él siempre tan discreto.Bañados por el sol le di las gracias por muchas cosas.Sonreía como un viejo sabio de antiguos tiempos.
Descanse en paz.
Un fuerte abrazo,Miguel.
He pensado mucho en él estos días. Le he leído mucho tratando de homenajearlo como debiera.
Descanse en paz.
Miguel, Medardo te mencionaba siempre con gran afecto. ¡Qué terrible pérdida! ¿Cómo acostumbrarse a no tener su conversación, su tierno trato, su certero consejo, su sonrisa traviesa?
Elena, Francisco, Raúl, muchas gracias por vuestras palabras. sin duda ha sido una noticia muy triste.
José Miras, agradezco mucho tus palabras. Recuerdo que tú y yo estuvimos sentados muy cerca el día de la presentación de Laberinto de Fortuna en la librería Alberti de Madrid.
Todos los que allí estábamos me consta que apreciábamos mucho a Medardo.
Nos hemos quedado un poco huérfanos.
Un fuerte abrazo.
Miguel, sí recuerdo tu amable y sensible presencia en las múltiples y siempre dichosas ocasiones en que le tuvimos con nosotros. Le veo sonriendo y asintiendo, agradecido, tras escuchar tu cariñosa y sincera semblanza. Bien sabes que te agradece esta, ahora, allí donde esté. Habrá funeral en Madrid. ¡Con qué facilidad y maestría supo ganarse nuestros corazones y nuestra admiración! Le querremos siempre.
Un abrazo de amigo
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