1.- ¿Por qué escribes?
Habrá que preguntárselo al Altísimo.
No quiero extenderme pero, a los 8 años había leído ya El Criticón, de Gracián y algunos poemas de Antonio Machado (que, a los 10 años, fue
mi profesor de Francés en primero de bachillerato). Un día escribí un
poemilla sobre un pájaro “precioso” (los pájaros me han
interesado toda la vida, hasta hoy mismo, y ellos bien lo saben cada mañana). Y en
el colegio, le conté al maestro en verso lo que había hecho en unas vacaciones,
que había que escribir en prosa. He escrito siempre y, a los 17 años, publicaba ya –y
cobraba- las colaboraciones que me pedían en una revista.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Prefiero escribir por la tarde,
en paz y con tiempo de sobra. En la mesa tiene que haber papeles y libros rodeándome; si en
la mesa hubiera solo papel para escribir y un bolígrafo, me sentiría perdido. A
mi derecha, hay siempre más de 30 bolígrafos negros y azules, pero también
verdes y rojos, esperando su hora, y escribo siempre a mano en mitades de A4.
Corrijo escribiendo, luego lo paso al ordenador y lo corrijo de nuevo, vuelvo a
pasarlo al ordenador ya corregido y lo corrijo otra vez (cada vez menos), hasta
que me parece incorregible.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Todo lo que nos concierne en la
Tierra a los humanos. Lo extraterrestre, me suele importar poco y, en general,
me aburre.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
No dejar ni una palabra que no te
convenza, aunque buscar otra te quite el sueño. Recordar que lo que tú escribes
va a ir firmado con tu nombre.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Básicamente sé lo que voy a
escribir pero, al escribirlo, no tengo ningún inconveniente en que la historia
me guíe la mano, siempre que no se empeñe en divagar o contarme otra cosa.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Mis libros de cabecera ahora son
los que voy leyendo de momento: la formidable biografía de Jerusalén, de Simon Sebag Montefiore, Rubicón, de Tom Holland, y un estupendo libro de Enrique Lafuente
Ferrari, De Trajano a Picasso,
editado en 1962.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Los libros que he publicado este
año son A media página y la reedición
de mi única novela, Laberinto de fortuna,
y lo último que he escrito (lo terminé ayer) es un cuento titulado Sycamore Gardens, que formará parte de
un nuevo libro de relatos, muy avanzado ya.
Ochenta cuentos suyos han
aparecido en antologías propias o colectivas en dieciocho países de Europa,
Asia, África, Estados Unidos e Hispanoamérica. La más completa edición de sus
cuentos completos se publicó con el título Escritura
y verdad (Páginas de espuma, 2004), en edición de Ángel Zapata. Vive en Escocia
y es catedrático emérito de la Universidad de Strathclyde (Glasgow).
8 comentarios:
Gracias Miguel. Admiro a Medardo, me gusta leerle y aprender con él.
Un beso
Como te he dicho por FB estoy leyendo ahora Cuentos de verdad de Catedra y opino como Elena se aprende a leerlos.
Besitos
Palabras del maestro.
Pd.- Es la foto que le hiciste el día que lo saludamos en la Feria, ¿verdad?
Medardo es una persona muy especial y un escritor que se ha ganado estar en nuestras bibliotecas para siempre.
Hace ya unos cuantos años tuve el privilegio de asistir al taller de relato que impartía junto a José Mª Merino en la Mdez. Pelayo de Santander. Lo vi lleno de humanidad y sabiduría de vida, con un humor bastante británico, como es lógico, y muy personal a la vez.
Ya me enteré de que, por fin, se había reeditado su novela, y me alegro por él porque era una espinita que tenía.
Miguel he topado con tu blog y es una maravilla poder leer estas entrevistas, tanto a los consagrados como a los que aún van abriéndose camino.
Veo que mi gran amiga Elysa ya te sigue.
Abrazos
Medardo era un gran cuentista. Uno de los grandes. Lo dijo Monterroso. Y además era un hombre bueno.
¡Medardo for ever!
Perdón, no he dicho mi nombre (soy la persona que ha puesto el texto anterior) Soy Inés Mendoza
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