1.- ¿Por qué escribes?
Escribo porque me interesa lo que
el lenguaje puede hacer con el mundo y además del mundo. El lenguaje es algo a
la vez sumamente exterior y sumamente intrínseco al mundo. Y esa posición
especial es la que le da la posibilidad de armar algo nuevo a partir de lo
existente. Esa tensión me interesa: la que se genera entre lo nuevo y lo que
existe: ahí está la acción de escribir y la de la literatura.
Escribo también porque cada texto
es para mí una forma de hacer algo: a veces a través de un texto que escribo
llego a intuir mejor algo que pienso o que veo. A veces, un texto me ayuda a
desaprender otras cosas, cosas que estaban hasta fosilizadas. Otras veces, un
texto funciona como mero artificio para simular que todo puede controlarse. El lenguaje
también tiene ese lado b: puede hacer cosas nuevas con el mundo pero también
puede repetirlas.
Escribo, además, para pensar. No
creo que los cuentos o las novelas sean para mí algo tan distinto de un ensayo
o, incluso, de un artículo académico: pienso escribiendo.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
No tengo ninguna en especial. Por
alguna razón, los fetiches y manías en relación a la escritura y también a la
lectura me son por completo ajenos. Es raro, porque el resto de mis actividades
está repleto de costumbres y hábitos. Será quizás porque el acto de escribir ya
es en sí mismo un hábito, y no necesita para mí más suplemento.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Más que temáticas, diría que mis
preocupaciones son principalmente formales. En general, empiezo a escribir un
texto nuevo motivada por una idea sobre la forma: una estructura posible, por
ejemplo. Entre mis preocupaciones temáticas, se encuentran la ciencia, el par
control/descontrol, los traslados, el movimiento y la obsesión.
Tiendo a escribir sobre temas
que, de alguna forma, pueden hablar también sobre problemas formales. La
naturaleza, por ejemplo, es un tema que me obsesiona tanto desde la literatura
como desde la filosofía y la ciencia. Pensar sobre la naturaleza desde la
ficción es, para mí, un buen modo de pensar la relación entre forma y contenido;
es decir, de pensar en la literatura. Lo mismo pasa con los temas cercanos a la
ciencia: hay algo en ellos que es profundamente artificial pero que, a la vez,
queda ligado al orden de lo natural.
4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de
escribir?
Pensar mucho antes de escribir.
O, más que pensar, lograr una especie de atención flotante en ocasión del tema
o forma que vaya a desarrollar en el texto. Para llegar a ese punto, investigo
mucho, y después es cuestión de que toda esa información se convierta en una
especie de nube que influya más a la distancia sobre la escritura. Diría,
entonces, como principio personal: investigar, profundizar y tomar distancia.
La cercanía quema.
También intento ser acrítica en
el momento de la escritura, confiar en el colchón de distancia intuitiva que se
ha ido armando. Y, luego, volver a ser obsesivamente crítica en la instancia de
la reescritura y la corrección.
5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Tiendo a pensar mucho acerca de
los procesos formales que se van a poner en juego en cada texto. La historia,
en muchos casos, va apareciendo sola y, en el arco de escritura, intento que se
vaya haciendo visible. Esto implica para mí tener que encontrar una conjugación
especial entre forma y contenido. A veces me doy cuenta de que pensé algún
principio formal demasiado duro, uno que no deja ver la historia: entonces hay
que aflojarlo y lograr un conjunto más equilibrado. Otras veces ocurre que
quiero que el texto sea casi pura forma, casi matemático, entonces hay que
apostar abiertamente al desequilibrio. O puede ocurrir lo contrario: que gane
la historia. Si es así, parto de una situación inicial para la trama, y después
voy viendo adónde lleva. Es una ecuación que se dirime en cada texto.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Beckett, Saer, Rousseau, Benjamin, Sebald. Se me ocurren tres libros muy importantes
para mí: Worstward Ho, de
Beckett, Historia del tiempo, de
Hawking, y La experiencia interior, de
Bataille. También leo mucha literatura contemporánea argentina. Me interesa
mucho el casi sistema que la literatura argentina tiende siempre a armar o a
desarmar. Quizás ocurra en todas las literaturas, pero creo que ocurre
especialmente en la argentina: quizás sea sólo una sensación, un efecto que las
fuertes operaciones de lectura han dejado armado. O quizás sea algo que ocurre
en lo concreto de los textos. Sea como sea, es fascinante.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Mi último libro publicado se
titula El sistema del invierno. Es un
libro de relatos que se puede conseguir fácilmente en formato digital (http://www.eloutsider.org/producto/el-sistema-del-invierno-ebook/).
Intenté allí aflojar las tensiones formales que había investigado en el libro
anterior: Protocolos naturales
(Metalúcida, 2014). En El sistema del
invierno, si me acerqué a lograrlo, la forma se convierte en un modo
intuitivo de narrar.
Por otro lado, tengo completa una
novela sobre la teletransportación y también otros dos libros de relatos; uno
de ellos trabaja desde la ficción con la obra de Jean-Jacques Rousseau. Actualmente,
estoy trabajando en una segunda novela sobre el problema de las capas: ¿qué
queda de un objeto cuando se tapa con muchas capas de algo?
Yamila Bêgné
(Buenos Aires, 1983) es licenciada en Letras (UBA) y magister en Escritura
Creativa (UNTREF). En 2014 publicó su primer libro de relatos, Protocolos
naturales, por Metalúcida (metalucida.com/protocolos-naturales)
y en 2015, El sistema del invierno, en editorial Outsider (www.eloutsider.org). Ha participado
en distintas revistas digitales de literatura, como El interpretador, Escritores
del Mundo y Letral. Integró también las
antologías Una terraza propia. Nuevas narradoras argentinas (Norma,
2006), El tiempo fue hecho para ser desperdiciado. Antología urgente de
nuevos narradores argentinos (Libros del perro negro, 2011) y La
frontera durante (Outsider, 2014). Trabaja como periodista y coordina
grupos de lectura y talleres de escritura.
*La foto es de Anahí D'Amato.
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