1.- ¿Por qué escribes?
Esa pregunta puede tener
distintas respuestas según la etapa de la vida en que te halles; por lo menos
para mí, los lustros son ya como frutos abundantes de mi árbol de la vida. Al
comienzo, fue como una opción de vida profesional y una vez iniciado el camino,
resultó más difícil de lo que pudiera imaginarse. No se puede hacer caso de lo
que se cuenta sobre los escritores en revistas, libros y películas, también es
cierto que a alguien le toca la lotería, pero existen tan pocas posibilidades
de que te toque, que decidí no ser jugador de rifas; no obstante, dispuesto a tropezar
una y otra vez con la misma piedra en el camino, decidí seguir caminando, eso
sí, de la mano de quien me dijo que podía conseguirlo. Se sucedieron lustros de
pura y dura profesionalidad, siempre al servicio de mi imaginación, sin
abandonar mi propia conciencia y mi subjetivo sentido de la honestidad que no
tiene porqué ser la misma que la de otra persona. En los últimos tiempos, no me
he planteado escribir por profesionalidad, nada me obliga a ello, quizás sólo
la siempre deseable satisfacción de la autoestima, por ello hace tiempo ya que
puedo decir que escribo porque me gusta escribir, porque mis dedos teclean la
música de las palabras y surge una música de mi mente que quizás el verbo oral
no sabría expresar. Escribo porque mi mente opina, crea conceptos, se expresa,
no me importa tanto el ser leído o no, me gusta ir salpicando el blanco de la
página de la pantalla del Word con palabras y más palabras, es como respirar
bien un aire que huele a pinar, como sentir el latido de tu corazón a un ritmo armonioso.
Las palabras las tengo delante de mí, van apareciendo más y más, son hermosas
como adormideras en mitad del trigal y capaces de hacerte soñar. Sí, será por
eso que escribo.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
¿Mis costumbres? No me las
planteo y sin embargo están ahí. No escribo por las mañanas, me gusta desayunar
con mi compañera y comentar todo aquello que pudo quedar pendiente antes de
dormir, siempre hay cosas que ocurren de madrugada. Me gusta oír la radio
nocturna. Pasear por el campo, por los pinares, por lugares muy tranquilos con
mi perro. No es una manía, sencillamente una costumbre ponerme a escribir por
la tarde. Escribo sin manías ni supersticiones, lo que no deseo es escribir
sólo para que los lectores disfruten con un placer morboso, no, eso no me
gusta. Todo ha de tener un sentido, mejor o peor explicado. Las metáforas se
originan solas, sin que yo mismo me lo proponga, ni siquiera las analizo, no
busco el porqué de esto o aquello. Escribo y es mi mente la que muy rápidamente
decide porque en la pantalla las palabras se imprimen aprisa y no suelo
retroceder. Es como cuando escribía una novela corta detrás de otra, la
terminaba y punto, no me planteaba lo que había escrito. Comenzaba la siguiente
y así repetidamente. Como es de lógica, no puede ser de otra manera, el tiempo
pule, como la roca que se transforma en piedra, de piedra pasa a canto rodado y
de aquí a la arena que se expande cubriéndolo todo de una forma agradable, nos
gusta cogerla en la mano o pisarla sabiendo que no te va a dañar, así sucede
cuando escribes deseando hacerlo bien.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Cualquier temática donde,
notándose o no, haya un fondo social. En cualquier género se puede decir lo que
opinas, eso sí, lo has de expresar de la manera más adecuada a ese género, no
me gustan las temáticas vacías de fondo, ni las que lo resuelven todo a
sablazos, proclamándose luego líderes con la espada en la mano. No, no puedo promocionar
a ese tipo de personajes beligerantes en mis historias, sí puedo describir la
maldad para que el lector la detecte y no quiera emularla.
4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de
escribir?
Clarísimo, ser honesto y no defender
aquello que consideras necio, nefasto, o ser consejero o conductor del empleo
de las malas artes para dañar a tu prójimo sin que éste lo haya merecido. En la
vida, los seres humanos todos tenemos blancos y negros, pero ya se sabe que en
las temáticas de género, todo se lleva al límite y luego resulta difícil
concluir la historia sin sangre. Lo mejor para mí es que los presuntos
“malvados” de la historia se conciencien de su maldad y sean ellos mismos
quienes se avergüencen de sus actos y purguen su culpa.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Difícil respuesta a una pregunta
sencilla: Habría que saber si dentro de nuestra mente la historia está ya
planificada o no, porque una cosa es el consciente y otra el subconsciente que
nos la puede jugar. Supongo que la pregunta se refiere al consciente, es decir
“planeas”, articulas, desarrollas la idea en unos esbozos, le añades unos datos
y luego te pones a escribirla dándole cuerpo. En cambio, cuando se suele decir
que “te dejas llevar”, es que el subconsciente ha trabajado por su cuenta
durante ensoñaciones o dormido y ha planeado esa historia, loca o no. Luego te
colocas delante del teclado y casi no tienes que pensar, los dedos van solos,
conectados con el subconsciente mientras la radio suena con palabras y más
palabras que no llegan a perturbar la escritura. Una vez llenas las hojas,
puede que ni llegues a acordarte de lo escrito, sería como una escritura
automática, pero también ha habido una planificación. ¿Quién la ha hecho? El
subconsciente, al margen de tu consciente. Eso se nota según a la velocidad con
que escribes.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
No tengo libros de cabecera, he
leído de forma heterodoxa a lo largo de mi vida, supongo que me ha quedado un
poso de cada uno y de todos los autores leídos. Mi cerebro no llegó virgen a
esta vida, así lo creo yo, pero el alimento recibido con los clásicos
contemporáneos ha sido muy grande, podría citar a muchos autores de los que he
tomado frases, metáforas. Curiosamente, de los personajes de los que más he
aprendido ha sido de los perdedores, son quienes me han acercado a la realidad
de la vida y no tanto aquellos que quedan como “súper-listos”.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Me siguen publicando re-ediciones
de mis novelas ya clásicas, pero mi novela más importante, la última escrita,
es gótica-moderna, 600 páginas divididas en dos tomos, toda una historia
cargada de metáforas y alegorías. Espero que esta obra, la más importante que
he escrito, tenga un largo recorrido en el tiempo, está contratada por una
editora que me merece confianza, pero por el momento prefiero no hablar más de
ella, quizás sí haya por el medio una superstición, que los dioses no la
maldigan por su estética y belleza.
Rafael Barberán Domínguez (Barcelona, 1939), más conocido por el
pseudónimo de Ralph Barby (pseudónimo
que compartía también con su esposa Ángels Gimeno) es un escritor
español de novelas populares. La lista total de los libros publicados por Barby
cuenta con más de un millar de títulos y más de quince millones de ejemplares
vendidos sólo en español, a los que habría que sumar otros tres millones en
portugués.
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