1.- ¿Por qué escribes?
Porque no sé hacer otra cosa, y
porque ninguna otra actividad me hace sentir que estoy dedicándome a lo que,
más o menos razonablemente, estoy determinado a hacer en la vida.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Ninguna. Habiendo cocacola y
tabaco, no tengo problema en escribir en un portátil, a mano, en una máquina
Olivetti; no tengo problema con la hora ni el lugar (sentado en el sofá, en la
cama, ante el escritorio), ni apenas con el entorno ambiental: me da igual si
hay visita, si el televisor está puesto, si los vecinos andan discutiendo a
voces. El ruido del mundo no me afecta en esas ocasiones.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Las que “me han llamado” durante
etapas concretas de mi vida, y esto es una redundancia. Últimamente me ocupo de
interrogantes poco accesibles y por eso mismo muy adecuados al modo literario
de enfrentar el conocimiento: la razón del ser y el sentido de la conciencia
humana. Sé que es un tema un poco denso, pero si se desarrolla con cierta
agilidad de escenario, pueden alcanzarse argumentos y personajes interesantes.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Buscar una voz cercana y amable
para contar la historia. No dar nunca la impresión de que se intenta apabullar
al lector con un despliegue napoleónico de medios, estilo, retórica y
prosopopeya. No prometer nunca lo que no se puede dar. Si se propone una novela
de intriga, que sea de intriga de verdad, no recosida a base de cuatro
artificios argumentales. Si se propone, digamos, una novela histórica, idem:
nada de grandes escenarios, mucha documentación metida con calzador y
personajes de mármol. La novela quiere personaje de carne y hueso, con sangre
en las venas, mortales y vitales. Y por supuesto: esmerarse en el uso del
lenguaje. No soporto las novelas desaliñadas. Si un autor no se toma la
molestia y el trabajo de presentar un texto bien trabajado, no puede aspirar a
que los lectores se tomen el trabajo de leerlo. El pacto es obligado: tú
escribes bien y yo te leo. Si no eres capaz de esmerarte, que te lea Rita.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Medio, medio. Tengo claro lo que
quiero hacer, pero no me niego a los hallazgos intermedios y la revelación de
personajes que, de súbito, se manifiestan mucho más importantes de lo que
parecían. En esos casos, hay que escucharlos y darles el recorrido que merecen.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
De cabecera, lo que se dice de
cabecera, desde hace muchos años sólo tengo a dos autores: Cunqueiro y Pla. Sus
libros preferidos, respectivamente: Las
mocedades de Ulises y Viaje en autobús.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Mi última novela publicada es Isla de Lobos (premio Valencia-Alfons el
Magnánim, 2016). Sobre la novela, a modo de resumen argumental y sobre su
alcance e intención, te reproduzco lo que escribió sobre dicha obra el poeta
leonés Antonio Manilla: “Hombres de mar habitan el enclave de Isla de Lobos, al
que llega un náufrago sin memoria pero con pasado. Poco más que una lengua de
lava y piedras negras, un peñasco entre mares es aquel lugar, donde son
personajes principales un geógrafo, un santero, un contador de olas y una
señora que gobierna con mano de hierro los destinos de la ínsula, además de la
mulata Esmeralda y su hija Albabella, que habla con los lobos de mar y vive en
una gruta. Y un volcán que vigila los designios de cuantos moran ese espejismo
del tiempo, el pequeño retal de tierras y escolleras en mitad del océano, poco
más que un grano de mostaza caído sobre el inmenso mantel del mar. En ese
universo de clausura, sobre el que pesa una maldición ineludible, la aparición
de un hombre sin nombre y desnudo sobre la arena de la playa, arrojado por el
oleaje, supondrá una amenaza que tratarán de conjurar imponiéndole una tarea
casi imposible. Mientras le da cumplimiento, fuerzas mayores que las de un
mortal trabajan calladamente para cambiar el destino de Isla de Lobos, ese
confín que no aparece en los mapas y casi no está en el mundo.
José Vicente Pascual (Madrid, 1956) es
autor de numerosas novelas y libros de relatos. Entre sus obras destacan La
montaña de Taishán (Premio Azorín 1989), El capitán de plomo (Premio
Café Gijón 1993), Palermo del cuchillo (Premio Alfonso XIII 1995;
Ediciones B, 1996), Juan Latino, El país de Abel (finalista del
Premio Nacional de la Crítica
2002), La diosa de barro, Homero y los reinos del mar (finalista
del Premio Caja Granada de novela histórica 2009), Los fantasmas del Retiro,
La hermandad de la nieve (Premio Hislibris a la mejor novela histórica y
mejor autor de 2012), Almirante en Tierra Firme (Premio Hispania de
novela histórica 2013), Interregno
(Ed. B, 2015).
Durante dos
décadas ha sido redactor y colaborador habitual en diversos medios de prensa
escrita. En la actualidad forma parte del equipo de redacción de varios medios
digitales.
Es miembro de la Academia de Buenas Letras
de Granada.
Con Isla de Lobos obtuvo el premio Valencia de Novela, Fundación Alfons
el Magnánim, 2016.
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