1.- ¿Por qué escribes?
Al principio por una necesidad de
comunicación, de expresar lo que pienso y soy con mayor fidelidad. Mi identidad
está ligada a la escritura, lo hago desde hace muchos años, y en general me
expreso mejor por escrito. Me hice periodista pensando en la prensa escrita y
con el propósito de dar el salto a la literatura o alternar ambos registros:
periodismo y literatura. Así ha sido durante mucho tiempo. Ahora estoy centrada
en la escritura. Es mi espacio. También una herramienta, un empeño en afianzar
un estilo. Pero de una forma más contenida, sin la fluidez ni la necesidad de
comunicación de mis primeros años.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
No soy muy maniática. Ha habido
diversas etapas. En los años en que escribía reportajes o entrevistas en casa tomaba
a veces un vaso de coca-cola al comienzo (solo un vaso, más me empacha). En la Redacción
de un periódico lo importante era abstraerme aunque no hubiera silencio
alrededor. Si se trataba de escribir narrativa o ensayo y en vacaciones o fines
de semana, he hecho escapadas a hoteles. En la actualidad lo que necesito es
contar con varias horas por delante y estar sola y tranquila. Prefiero el
silencio, pero también pongo a veces música clásica.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Como narradora cuento historias
que se alimentan de la realidad, la observación o la memoria. No invento al
cien por cien ni imagino de forma desaforada, me daría vértigo. Ahondo en la psicología de los personajes, sus movimientos internos, sentimientos, traiciones e
imposturas, y reflejo los cambios impuestos o elegidos que lo modifican todo,
los equívocos y pequeños malentendidos que trastocan una vida y el peso en ella
de las circunstancias. Como ensayista me he centrado en la posguerra española y
en la Segunda República, y preferentemente en el ámbito de la mujer. Tanto en Mujeres de la posguerra, que ahora
reedita Sílex, como en la biografía de María Moliner y en otras obras,
investigo en las fuentes escritas y testimoniales a mi alcance y mientras escribo
intento recrear una atmósfera de cercanía; no novelo los ensayos, pero sí doy
pinceladas novelescas y sitúo a los personajes o los hechos en su contexto. Mi
objetivo no es hacer ensayos académicos, sino rigurosos, y con un enfoque
sociológico, histórico y literario.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Saber para qué lector escribo, o
qué quiero decir o contar. Tratar de sintetizar o de centrar el tema o la
historia, ya que tiendo, o tendía, a escribir con fluidez, lo que obliga
después a cortar. Pero no siempre sigo mis propios consejos.
5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Planifico en líneas generales, y
tengo una idea esencial de lo que quiero contar, pero no de forma exhaustiva.
No soy de esos escritores que tienen fichas de sus personajes delante y las
siguen. Lo he intentado y he escrito esbozos, pero no de forma sistemática. En mi primera novela, Años en fuga (Acantilado) la historia
descansaba en dos personajes principales que a pesar de estar bien definidos en
la ficción, dejan entrever un retrato generacional. Era el objetivo: reflejar
los modos de vivir y de amar de los años ochenta y noventa en determinados
ambientes (urbanos y moderadamente progresistas). Ese enfoque generacional está
presente en otros relatos que he ido reuniendo, lo que me hace pensar que hay
cierta coherencia entre ellos. En mi segunda novela (inédita), sustentada en
tres personajes principales, ya no hay ese factor generacional, aunque la
búsqueda de la identidad, y como consecuencia, de la felicidad, esté implícita,
aunque sea desde el escepticismo. No es la historia que había previsto contar, ha
habido cambios sobre la marcha y el final ha salido distinto al proyectado. Uno
de los personajes, destinado en
principio a cumplir un papel fugaz (en una pareja distanciada) y luego
desaparecer, ha pasado a ser decisivo y ha alterado el primer enfoque.
En un ensayo todo está más
definido. Hay una información que se ordena y coteja y se escribe. Con Mujeres de la posguerra tuve la suerte
de disponer mientras lo escribía de un tiempo que no he tenido después en otros
ensayos. En el segundo, la biografía cruzada de las hermanas Constancia y
Marichu de la Mora Maura (La roja y la
falangista. Dos hermanas en la España del 36) evité hacer acopio de montañas
de datos antes de empezar a escribir, como en Mujeres de la posguerra, y comencé los primeros capítulos con la
información sustancial para narrar su infancia y fui avanzando mientras contrastaba
sucesivos datos. Cuando escribo biografías, además de desvelar al personaje
incluyo su entorno, y en la historia de Constancia y Marichu de la Mora se vislumbran
los prolegómenos y las secuencias clave de la Guerra Civil, aunque no sea un
libro de historia especializado. En la biografía de María Moliner seguí este
método de ir escribiendo lo que iba descubriendo de doña María y todo iba bien
hasta que encontré, cuando ya no lo esperaba, la confirmación de que fue alumna
de la Institución Libre de Enseñanza. Tuve que reescribir algunos primeros
capítulos, a pesar de que estaba a punto de ir a la imprenta. Con todo, El exilio interior. La vida de María Moliner
(Turner) me ha dado muchas alegrías. Estoy muy satisfecha de haber escrito la
biografía de esta gran lexicógrafa que, según algunos, carecía de biografía fuera
de su obra (¡a pesar de haber hecho sola el Diccionario de Uso del Español).
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Han cambiado con el tiempo.
Empecé con Henry James, Marguerite Yourcenar, Tolstoi, Javier Marías, Soledad
Puértolas, Antón Chéjov, Virginia Woolf, Carmen Laforet…Y luego Alejo
Carpentier, Katherine Mansfield, Marguerite Duras, Scott Fitzgerald, Mercè
Rodoreda, Carmen Martín Gaite, Raymond Carver, Alice Munro, Clarice Lispector,
Vila-Matas, Emmanuel Carrère…
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Mujeres de la posguerra, de Sílex, es el libro que está ahora en
las librerías. Una edición mejorada y actualizada de la primer edición que
publicó Planeta. Lo que pretende es reflejar la posguerra de las españolas y su
contexto, a través de la vida y la obra de las escritoras de los cuarenta y los
cincuenta (Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, Josefina
Aldecoa, Dolores Medio, Mercedes Formica, Mercedes Salisachs y otras) y su
réplica, las creadoras del exilio (Rosa Chacel, María Zambrano, María Teresa
León, Mercé Rodoreda, la poeta Concha Méndez y la pintora Maruja Mallo). Todas
estaban relacionadas sin saberlo. No hubo tabla rasa en literatura, a pesar del
punto de inflexión histórica que supuso el franquismo y el exilio. Es un libro
río que se puede leer desde el punto de vista biográfico-literario de las
principales escritoras y creadoras, o más bien como la historia de nuestras
abuelas, un tiempo que quedó detenido y que sin embargo, tiene más que ver con
nuestros días de lo que pensamos.
Inmaculada de la Fuente, escritora y periodista. Nació en Madrid, pasó su infancia en Arenas de San Pedro (Ávila)
y estudió Periodismo e Historia Moderna y contemporánea. Ejerció como
periodista en EL PAÍS durante un largo periodo y en 1985 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en la modalidad de
Reportajes y Artículos literarios.
Es autora de la novela Años
en fuga (El Acantilado), de la biografía El exilio interior. La vida de María Moliner
(Turner, 2011), de la
recopilación de retratos Las republicanas
“burguesas”, (Punto de Vista Editores (edición digital)/Sílex, edición
impresa), y de los ensayos La roja y la
falangista. Dos hermanas en la España del 36 (Planeta, 2006) y Mujeres de
la Posguerra. (Sílex, 2017).
* La foto es de Ana de la Fuente
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