jueves, febrero 02, 2017

Mariano Antolín Rato - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Es el modo que tengo de pensar. Procuro que se entienda y atraiga. En el caso de que pretenda ser literatura en prosa me esfuerzo por seguir lo que como lector me ha enseñado a expresar algo que considero personal. En realidad construyo novelas para vivir en paralelo situaciones más arriesgadas y duraderas que las habituales, en las que de hecho me baso. La memoria actualizada en una narración presente constituye el material sobre el que despliego un habitar en un mundo indecente con algo de decencia.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Escribo con facilidad. Puedo tomar notas en cualquier sitio, como por ejemplo mientras espero el embarque en un avión. Esas notas a mano, como mi escritura no consigo descifrarla ni yo mismo, las paso en cuanto tengo ocasión al ordenador. Porque desde hace mucho escribo con uno de ellos, como antes hacía a máquina, Si estoy con una novela imprimo las páginas y corrijo sobre ellas con lápiz y las vuelvo a llevar a la pantalla. Hasta que la página no resulta impecable no la doy por terminada (provisionalmente y a espera de más correcciones según avanzo). Realizo muchas lecturas y entonces el trabajo fundamental consiste en suprimir. Utilizando el lenguaje cinematográfico, primero hago un copión al que someto luego a un montaje.
Mi mesa de trabajo habitual es enorme —antes fue la de comedor para ocho o nueve comensales— y la mantengo muy ordenada. Hago gráficos, índices de dramatis personae y llevo un fichero de notas para incluir en capítulos futuros ya planeados. Pero la versión definitiva no puedo empezarla hasta que tengo los párrafos de principio y final. Escribo en total soledad, habitualmente con música, y las interrupciones, si no son frecuentes, no afectan mi concentración.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Creo que bastante hice con escribirlos, como diría Borges. Eso le toca descubrirlo a los lectores. Algunos reseñistas y críticos hablan de que todas mis novelas tratan de amores y desamores, en un mundo de drogas, rock y traducciones. No parecen haberse esforzado mucho. He escrito mucho (en ocasiones autobiográficamente) sobre los dos primeros asuntos, y mi otra profesión es la de traductor literario. Sobre lo primero sólo hay que leer cualquier libro mío para comprobarlo.

4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Sobre mis procedimientos literarios he aprendido en especial de la correspondencia de Flaubert y de París era una fiesta, de Hemingway. De este último siempre tengo en cuenta que se debe dejar de escribir cuando aún se está en condiciones de seguir. De ese modo al día siguiente se puede retomar lo interrumpido como continuación.  

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

Una cosa no es incompatible con otra. Hay un momento en el que se alcanza un punto en que la novela impone las leyes que habías fijado y obliga a seguirlas.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

La lista sería interminable, y en su mayor parte coincidiría con la de cualquier buen lector. En mi adolescencia Ulises, de Joyce, me descubrió que el realismo no tiene límites. A partir de entonces asumí que lo tratado y cómo tratarlo exige un modo específico. Por eso soy muy fan del olvidado "nouveau roman" francés y de gran parte de la liteartura americana —más del norte que del sur— que, sin pretenderlo, habla de mi realidad. De cabecera son sobre todo los diccionarios, empezando por el de María Moliner y bastantes más.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Tengo una novela terminada, Antes que Dios fuera dios, a la caza de editor. Y trabajo en otra de la que prefiero no hablar porque, igual que conservar las reseñas y críticas sobre mis libros, hacerlo da mala suerte. Y en algunas cosas soy supersticioso.


Mariano Antolín Rato. Nació en Gijón, pero tras vivir, sobre todo en Madrid, con largas estancias en varias otras ciudades españolas, europeas y norteamericanas, actualmente reside en Andalucía. Estudió en las universidades de Oviedo, Complutense, de Madrid, y La Sapienza, de Roma, licenciándose en Filosofía y Letras. Ha publicado 14 novelas en editoriales como Alfaguara, Alianza, Anagrama, Azanca, Espasa y Pre-Textos. Con Cuando 900 mil Mach aprox, ganó el Premio de La Nueva Crítica; el Premio Quiñones con Fuga en espejo: el Premio Villa de Madrid con No se hable más; el Premio Juan March con Picudo rojo; y el Premio del Tren, con el relato Latinos en N.Y. También es autor de dos libros de ensayo y colabora habitualmente en revistas literarias y diarios de difusión nacional. Traductor de reconocido prestigio, ganó el Premio Nacional de Traducción en 2014.

2 comentarios:

Juan Herrezuelo dijo...

Gran narrador y gran traductor. Y el consejo de Hemingway es muy sabio.

Miguel Astur dijo...

Tan laborioso y humilde como sabio.