1.- ¿Por qué escribes?
Me lo he planteado a menudo, buscando,
creo, justificación para el tiempo que paso escribiendo, posponiendo otras
cosas. La penúltima vez, la respuesta fue que lo hacía para aportar mi grano de
arena a la visión del mundo de la mujer occidental de los siglos XX y XXI. ¡Toma
ya! En realidad, no lo sé; ni siquiera busco historias, y solo escribo si tengo
algún personaje que contar, en prosa o poesía, o algunas ideas interconectadas
que me apetece investigar. Así que supongo que, aunque escribo, no soy
escritora, como no es enfermera quien cuida de un familiar enfermo, por mucho
que lo haga bien y le ponga cariño.
También dije una vez, y eso si es
verdad, que a veces disfruto escribiendo. A veces, me hace feliz. Y que este
vicio me ha permitido acercarme a mucha gente que ahora tiene un papel muy
importante en mi vida.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Ciertos bolígrafos y lápices
aumentan mi placer por la escritura, y esos cuadernos sin espirales cuyos lomos
se doblan, con las páginas en blanco o dibujos muy tenues.
Cuando narro, lo hago de forma caótica,
por escenas sin orden ni concierto, por lo que después me cuesta horrores
estructurar los libros. Los poemas sí, nacen completos y apenas sufren
correcciones (aunque la gran mayoría son desechados). Supongo que soy de aliento corto.
Necesito mucho tiempo para entrar
en el texto. Sobre todo en la prosa. Y silencio. O la música de algunos
interpretes o grupos muy concretos. O los ruidos abstractos del bar o los más concretos de la naturaleza. Y un rato
de lectura previa. Y un café. Y un cigarrillo. Y luz.
Así que me cuesta avanzar.
Escribo poco.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
La creación de la identidad, la
supervivencia emocional, la búsqueda…
Me gustaría que hubiera más sitio
en lo que escribo para el humor. Me río mucho más en la vida que en el papel.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Lee.
Filtra tus lecturas; no pierdas
el tiempo con lo que no te interesa.
Piensa en lo que quieres
conseguir, en la forma que necesita; estructura siempre antes
de ponerte a divagar sin rumbo.
5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Me dejo llevar, pero no por la
historia: las ideas, los personajes, vienen antes. Cuando empiezo un proyecto,
me propongo planificarlo con cuidado para no enredarme, pero el castillo de
naipes se me cae después de solo unas páginas. Y no tengo paciencia para urdirlo
de nuevo. Así que vuelvo al caos donde me siento en casa.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Siempre, los primeros
descubrimientos (Pizarnik, L. Durrell, Faulkner, Lorca…) Después, los libros
que me han señalado caminos posibles:
En prosa: Claus y Lucas, de Agota Kristof, Ubik, de Philip K. Dick, El
desierto y su semilla, Jorge Barón Biza, Otra vida, de Per Olov Enquist, Manual
para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin…
En poesía: T.S Eliot con su Tierra estéril, Plath, C.K. Williams,
Anne Carson…
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Apareció en otoño Llorona, en La Isla de Siltolá. Es un libro
de poemas no tan pesimista como puede parecer por el título, aunque haya, sí,
algunas lágrimas. He intentado unir realidad y ficción, contar una historia que
no es del todo la mía, ampliar un poco los límites de mi experiencia. Cuando
escribimos siempre sobre nosotros mismos, también en poesía –sobre todo en
poesía-, nos acabamos muy pronto.
Brenda Ascoz nació en Torrejón de Ardoz, Madrid, en 1974. Vive en
Zaragoza, donde trabaja como enfermera especialista en salud mental. Ha escrito
los libros de poemas Llorona (La Isla de Siltolá, 2016), Ecorché (Eclipsados, 2009) y En Ajeno (Chorrito de Plata, 2007), y la novela Morbo (Eclipsados, 2013) y
ha participado en diversas antologías de poesía y relato como 23 Pandoras (Baile del sol, 2009), Viscerales (Ediciones del viento, 2010)
o Tres heridas; Antología de la nueva poesía amorosa en España,
(Armenia, 2011).
*La
foto es de Lucía Bailón
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