Cuando
empieza el turno de preguntas del público en la charla del escritor Pablo
Montoya, decido ausentarme para que me dé tiempo a llegar al acto siguiente,
nuevamente en el Aula Magna de la IE University. Con la ayuda del plano del
programa consigo encontrar un trayecto nuevo y gano unos minutos.
La
cola de espera ya es considerable. Aparece un grupo de gente que lleva bastante
prisa. Necesitan cruzar y lo hacen delante de mí. Con ellos va una mujer mayor,
delgada, que lleva un pañuelo rojo en la cabeza. La reconozco lo
suficientemente tarde como para no poder fotografiarla. Se trata de la actriz
Julie Christie, que estaba invitada al Festival para leer unos poemas de Pablo
Neruda y Nicolás Guillén traducidos al inglés. Encontré una foto eneldiario.es.
Por
fin entramos en la sala, tomo asiento y comienza la charla entre Javier Cercas
y Jesús Ruiz Mantilla.
A
Javier Cercas le pasa un poco como a Rosa Montero, prácticamente no necesita
interlocutor. Su charla es fluida, pasa de un tema a otro, se revuelve en la
silla y se entusiasma con lo que está contando. Durante poco más de una hora
realiza un repaso sobre algunas de sus obras más importantes y vuelve a
plantearse de nuevo el tema de la relación entre realidad y ficción.
Comienza
hablando de su libro El punto ciego,
basado en las conferencias impartidas en la Universidad de Oxford en 2015,
cuando ocupó la cátedra Weidenfeld de Literatura Europea Comparada.
Denomina
"punto ciego" a la ambigüedad central que se encuentra en las grandes
obras. En el caso de El Quijote, la
pregunta central sería si está loco o no. Nunca se llega a estar seguro. O en Moby Dick, la pregunta sería por qué
está el capitán Ahab tan obsesionado con esa ballena. El proceso, de Kafka, está íntegramente basado en una
indeterminación central. Se narra todo lo que le ocurre al personaje sin que
éste, ni el lector, sepa en ningún momento por qué, de qué se le acusa.
Centrándose
en su propia obra, hace notar que Soldados de Salamina gira en torno a la duda
de por qué un soldado republicano le perdona la vida a Sánchez Mazas. Y al
final no hay una respuesta clara.
En
este momento Ruiz Mantilla le pregunta por su enfado con la obra El gatopardo, de Lampedusa. Cercas
explica que El gatopardo es una obra maestra, y que también lo es la película
que Visconti realizó sobre ella. Casi se puede decir que, en cierto sentido, la
genialidad de la película mató a la novela. El caso, lo que le molesta de esa
obra, es un momento en que Lampedusa explica a su personaje. Si no lo hubiera
hecho, el libro habría sido aún mejor, porque habría ganado ambigüedad.
Virginia
Woolf decía que la novela es un diálogo entre el escritor y el lector. Al final
es el lector el que tiene la última palabra.
Dice
Cercas que "un buen escritor es alguien que se enfrenta a un problema
complejo y lo complica aún más, mientras que un gran escritor es alguien que crea un problema donde no lo
había".
El
escritor, la mayoría de las veces, lo que hace es plantear una pregunta y no
contestarla. Eso es lo que le movió a escribir Anatomía de un instante, su libro sobre el 23-F. En ese caso, la
pregunta inicial sería ¿Qué es un héroe? Él ve las imágenes de la entrada de
Tejero en el Congreso y ve que hay tres personas que no se agachan: Suárez,
Mellado y Carrillo. Y se pregunta por qué no se tiraron al suelo como los
demás.
Por
último habló también de su libro El
impostor, sobre Enric Marco, un hombre que se hizo pasar por superviviente
del campo de concentración de Mathausen, con tal convicción que llegó a ser
presidente de la Amicale de Mathausen de España. Un hombre que convirtió su
propia vida en su obra, como un pintor o un escritor, Marco modeló su biografía
como si fuera la trama de una novela.
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