miércoles, octubre 05, 2016

HFS - Javier Cercas


Cuando empieza el turno de preguntas del público en la charla del escritor Pablo Montoya, decido ausentarme para que me dé tiempo a llegar al acto siguiente, nuevamente en el Aula Magna de la IE University. Con la ayuda del plano del programa consigo encontrar un trayecto nuevo y gano unos minutos.
La cola de espera ya es considerable. Aparece un grupo de gente que lleva bastante prisa. Necesitan cruzar y lo hacen delante de mí. Con ellos va una mujer mayor, delgada, que lleva un pañuelo rojo en la cabeza. La reconozco lo suficientemente tarde como para no poder fotografiarla. Se trata de la actriz Julie Christie, que estaba invitada al Festival para leer unos poemas de Pablo Neruda y Nicolás Guillén traducidos al inglés. Encontré una foto eneldiario.es.

Por fin entramos en la sala, tomo asiento y comienza la charla entre Javier Cercas y Jesús Ruiz Mantilla.
A Javier Cercas le pasa un poco como a Rosa Montero, prácticamente no necesita interlocutor. Su charla es fluida, pasa de un tema a otro, se revuelve en la silla y se entusiasma con lo que está contando. Durante poco más de una hora realiza un repaso sobre algunas de sus obras más importantes y vuelve a plantearse de nuevo el tema de la relación entre realidad y ficción.


Comienza hablando de su libro El punto ciego, basado en las conferencias impartidas en la Universidad de Oxford en 2015, cuando ocupó la cátedra Weidenfeld de Literatura Europea Comparada.
Denomina "punto ciego" a la ambigüedad central que se encuentra en las grandes obras. En el caso de El Quijote, la pregunta central sería si está loco o no. Nunca se llega a estar seguro. O en Moby Dick, la pregunta sería por qué está el capitán Ahab tan obsesionado con esa ballena. El proceso, de Kafka, está íntegramente basado en una indeterminación central. Se narra todo lo que le ocurre al personaje sin que éste, ni el lector, sepa en ningún momento por qué, de qué se le acusa.
Centrándose en su propia obra, hace notar que Soldados de Salamina gira en torno a la duda de por qué un soldado republicano le perdona la vida a Sánchez Mazas. Y al final no hay una respuesta clara.


En este momento Ruiz Mantilla le pregunta por su enfado con la obra El gatopardo, de Lampedusa. Cercas explica que El gatopardo es una obra maestra, y que también lo es la película que Visconti realizó sobre ella. Casi se puede decir que, en cierto sentido, la genialidad de la película mató a la novela. El caso, lo que le molesta de esa obra, es un momento en que Lampedusa explica a su personaje. Si no lo hubiera hecho, el libro habría sido aún mejor, porque habría ganado ambigüedad.


Virginia Woolf decía que la novela es un diálogo entre el escritor y el lector. Al final es el lector el que tiene la última palabra.
Dice Cercas que "un buen escritor es alguien que se enfrenta a un problema complejo y lo complica aún más, mientras que un gran escritor  es alguien que crea un problema donde no lo había".


El escritor, la mayoría de las veces, lo que hace es plantear una pregunta y no contestarla. Eso es lo que le movió a escribir Anatomía de un instante, su libro sobre el 23-F. En ese caso, la pregunta inicial sería ¿Qué es un héroe? Él ve las imágenes de la entrada de Tejero en el Congreso y ve que hay tres personas que no se agachan: Suárez, Mellado y Carrillo. Y se pregunta por qué no se tiraron al suelo como los demás.
Por último habló también de su libro El impostor, sobre Enric Marco, un hombre que se hizo pasar por superviviente del campo de concentración de Mathausen, con tal convicción que llegó a ser presidente de la Amicale de Mathausen de España. Un hombre que convirtió su propia vida en su obra, como un pintor o un escritor, Marco modeló su biografía como si fuera la trama de una novela.


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