1.- ¿Por qué escribes?
Cada día tengo más claro que es una
forma que tengo de buscar la felicidad. Cuando pienso que he escrito lo que
quería, me siento inmensamente feliz. No me es fácil escribir lo que quiero,
pero sin esa búsqueda tan crucial, el resto de mi vida sería menos feliz
también. Así que, seguramente, la escritura es lo que da equilibrio a mi vida.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
El comienzo de un relato, o el
capítulo de una novela, tengo que escribirlos en silencio, ante una mesa. Sin nadie
a mi alrededor. En los textos más cortos me vale cualquier lugar para
escribirlos. Con estar “aislado” del resto de personas, me basta, aunque esté
la tele en marcha, o mi hijo jugando a un par de metros, o vaya en tren y tenga
compañeros de viaje que están charlando de sus cosas.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Intento construir un binomio:
felicidad-supervivencia. Me gustan los personajes que se lanzan a buscar ambas
cosas. Siempre he dicho que las personas somos más de lo que “somos”, y que
somos más valientes que lo que nos creemos. Así que los personajes en los que
pienso van en esta línea.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
He tenido varios profesores en
talleres literarios y a todos me han dicho que hay que ponerse a escribir todos
los días. Eso es algo que, siendo joven, escuché o leí decir a autores como Camilo José Cela, Julio Cortázar
o Mario Vargas Llosa. Escribir, escribir. Pero antes de ponerme a ello tengo
que hablar pensado qué voy a escribir. Aunque sea nada más que el germen.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Soy de los que tiene una idea en
la cabeza, el comienzo del relato. Como dice Eloy Tizón, el fogonazo. Solo eso.
A partir de ahí, me pongo a buscar el resto. Precisamente esto tiene que ver
con mi respuesta a la pregunta de por qué escribo. Es una búsqueda, y ese
momento de búsqueda, dure lo que dure, está cargado de placer, presente o
futuro, pero como lo sé, busco y busco.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Te puedo decir que cada vez tengo
menos libros de cabecera. Ya los tuve en su momento: cualquier libro de
Cortázar, de Cela, de Benedetti, de Yourcenar… Me he vuelto un lector muy
ecléctico. Mi libro de cabecera es cualquier libro que me haga tener ganas de
escribir. En los últimos años, estoy pensando en un la última década, he dado
con autores de los que intento leerme todo lo que tienen publicado. La lista es
muy extensa, pero te voy a decir los primeros que me vengan a la cabeza: Juan
Carlos Márquez y Eloy Tizón, Ángel Zapata y Óscar Esquivias, Paula Lapido y
Pilar Adón, Samanta Schweblin y Ray Loriga, Ignacio Ferrando y Gonzalo Calcedo,
Lorrie Moore y Donald Ray Pollock, Jon Bilbao y Juan Gracia Armendáriz, Víctor
García Antón e Ian McEwan… Podría llenar un folio de escritores y escritoras
que me interesan mucho. En cuanto a los autores que he empezado a leer más
recientemente, pero a los que sigo con entusiasmo, citaría, un poco a vuela
pluma, a Cristian Crusat, Isabel González, Margarita Leoz, Tere Susmozas,
Marcelo Luján, Marina Perezagua, Javier Morales, David Roas, Luis Rodríguez,
Gabriela Wiener, Martin Amis, Mariana Torres, Daniel Gascón, Sara Mesa, Maite
Núñez, Cristina Grande... Como ves, no pararía. Y se me olvidaban los poetas.
Después de veinte años sin hacerlo, he vuelto a leer poesía. Wistawa
Szymborska, Ana Pérez Cañamares, Miriam Reyes, Manuel Vilas, Ángel González,
Robert Bringhurst, Julio Espinosa… Aunque esto último tengo que matizarlo: más
que leer poesía, estoy reaprendiendo a leerla.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
El año 2015 ha sido especial para
mí. Me han publicado dos libros. En marzo fue “Siempre pasan cosas”, en la
editorial Enkuadres. Es un libro de microrrelatos en el que están presentes los
temas y las preocupaciones temáticas de las que he hablado antes. Lo escribí
hace tres años, en una época en la que no tenía tiempo para escribir, pero mi
cabeza seguía estando “inquieta”, por decirlo de algún modo. Tuve la suerte de
toparme con Isabel González, fui alumno suyo. A parte de todo lo que aprendí
con ella, hizo que creyera en mí como escritor de microrrelatos: me hizo dar un
salto muy grande en la escritura, pasé de no tomar muy en serio los micros que
escribía a tratarlos como cualquier otro relato que había escrito. El segundo
libro que ha aparecido es “Me pillas en mal momento”, editado por el proyecto
RELEE. En esto también he tenido la suerte de encontrarme con otra Isabel,
Isabel Cañelles. He sido alumno suyo durante años y he tenido la suerte de que
confiara en mí para el primer lanzamiento de la parte editorial de RELEE. Los
relatos de “Me pillas en mal momento” son, como ha dicho muy acertadamente
Almudena Sánchez en su reseña de hace unos días, un conjunto de “historias
llenas de humanidad y desasosiego, y que se mueven entre lo animal y lo humano,
la desesperanza y la luz, el instinto y lo racional, el caos y la calma”. Como
escritor de estas historias, te confieso que tuve la necesidad de escribirlas
para poder seguir escribiendo otras nuevas. Ha sido como una depuración
interior.
Kike Parra (Alzira, 1971). Sus padres tenían un comercio de frutas
al por mayor, por lo que creció entre cajas de manzanas, peras y melocotones.
En los veranos de su infancia participó en la recolección, junto a trabajadores
del campo que empezaban su jornada con una copa de anís seco y hablaban a todas
horas de mujeres, de fútbol y de infidelidades. Empezó a escribir historias a
los doce años, atraído por los cientos de libros que leía su hermana. Cuando
tenía dieciséis llegaron Cela, Cortázar, Woolf, Benedetti y Yourcenar, y muy poco
después, un profesor de literatura española que le animó a no dejar de escribir
nunca. Algunos de sus relatos le han valido varios premios literarios, entre
ellos el “Certamen de Cuento corto del Ayuntamiento de Laguna de Duero”, el
“Concurso Internacional de Cuentos Elena Soriano” o el “Antonio Villalba 2013”.
Un proyecto suyo fue seleccionado en 2012 por el Festival Eñe para participar
en “Cuatro editores en busca de autor”. Un relato suyo apareció en la antología
Relatos 04 (Tres rosas amarillas,
2012). Ha publicado los libros de microrrelatos Ningún millón de ángeles cantando, (Ejemplar único, 2013) y Siempre pasan cosas (Ed. Enkuadres,
2015). Me pillas en mal momento de la
Editorial RELLE, es su primer libro de cuentos, aparecido en 2015.
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