1.- ¿Por qué escribes?
Hay que distinguir las causas profundas
de las motivaciones. Todo creador tiene motivaciones diferentes para
enfrascarse en ese esfuerzo, y en el caso de los escritores, son tan variadas
como personas y proyectos hay; no es lo mismo escribir una novela para niños,
que una novela histórica, o satírica, o de humor, o de aventuras, o poética,
psicológica, policíaca... En el libro infantil busco divertirme y compartirlo
con mi hijo, además de, en muchas ocasiones, hacer una crítica social y
política sutil. Con El mundo inmenso,
mi última novela publicada, buscaba perderme en un mundo distinto, en una
aventura que me alejase de los problemas cotidianos, de la mano de una mujer
vital e inteligente como es Seljuk, la protagonista. Sin embargo, el proyecto
que ahora tengo entre manos me lleva a una investigación acerca de personas y
movimientos culturales en la primera mitad del siglo XX, que me apasiona por sí
misma.
Si lo que te empuja a escribir
cada libro es distinto, si lo que te aporta cada uno es diferente, ¿qué tienen
todos en común? Es ahí donde se puede hablar de las causas profundas, que me
parece son, en mayor o menor medida, las mismas para la mayor parte de los
creadores de todos los campos.
La causa profunda del acto
creativo está en el juego infantil. Cuando somos niños y organizamos un
ejército de soldaditos o muñecos, los ponemos en formación, les damos voz,
personalidad, ideas, los convertimos en protagonistas o antagonistas, nos
perdemos en sus aventuras, dominamos la acción cual demiurgos... en esos
momentos somos libres. Libres. Dueños y señores del tiempo y del espacio, de la
vida y de la muerte, de la acción y del pensamiento. Al crecer, dejamos de
jugar de esa manera pero echamos de menos esa libertad, esa parcela propia
intocable que es nuestra imaginación. Crear, escribir, no es sino la
continuación de ese juego, el desarrollo y perfeccionamiento de esa búsqueda de
la libertad. Crear, escribir, es introducirse en un espacio-tiempo que no te
pueden arrebatar. Crear, escribir, es llegar a casa.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
No tengo costumbres definidas.
Soy madre de familia y eso implica que la organización de mi tiempo depende de
muchos factores, entre los que la creación literaria no suele ocupar un lugar
preferente. Así pues, me adapto a las circunstancias, escribo por el día o por
la noche; en casa, en un bar o en la biblioteca; en la mesa de trabajo, en la
de la cocina, en el sofá o en la cama; y hago muchas anotaciones a mano en
cuadernos que numero a medida que voy terminándolos.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Si te soy sincera, nunca me he
planteado esa cuestión. Los temas de cada libro responden a las motivaciones de
cada momento para escribirlas. En El
mundo inmenso, por ejemplo, el tema principal es la evolución personal de
una mujer del mundo islámico medieval, pero a la par se encuentran la búsqueda
de nuevos horizontes a través de los viajes de descubrimiento y la constatación
de que los grandes temas de la Humanidad —amor, odio, sufrimiento, crueldad,
guerra, poder, amistad, compasión— son iguales en todas partes y en todos los
tiempos, aunque cambien las formas y las modas.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Dos, que considero básicos:
1)
Leer. No
podemos escribir sin leer mucho y leer bien. Parafraseando al escritor Javier
Tazón Ruescas, “el idioma tiene un ritmo interno que sólo la lectura desvela”. Es
desmoralizador encontrarse en los talleres de creación literaria con gente, de
muy diversas edades y formación, que quieren escribir pero apenas leen. ¿Cómo
vas a tener vocabulario, cómo vas a aprender retórica, cómo vas a descubrir las
infinitas posibilidades de la técnica literaria, si no lees?
2)
Corregir y aceptar
la crítica. “Y vio Dios todo lo que había hecho, y que era bueno”. Eso
mismo dice el escritor cuando pone el punto final a su obra. Nuestra obra,
nuestra hija adorada, siempre es maravillosa a nuestros ojos. Sin embargo,
pocos genios alcanzan la perfección a la primera, y lo más normal es que esa
criatura estupenda tenga dos cabezas (monísimas ambas, pero dos), varios
brazos, piernas de más o de menos, y taras diversas que, como progenitores
amantísimos y embelesados, somos incapaces de ver. Casi siempre es necesario
que vengan otros y nos lo digan, aunque nos moleste. Y es nuestro deber como
escritores, como padres, meter al quirófano a la criatura hasta conseguir que
tenga un cuerpo orgánico, que funcione como un todo.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Planificación versus improvisación. La eterna
dicotomía. Suelo planificar, todo el mundo lo hace aunque pretenda negarlo,
otra cosa es el nivel de previsión al que se llegue. En algunas novelas he organizado
cada capítulo antes de ponerme a escribir la obra, sin por ello perder fluidez;
en otras he estructurado de forma amplia, genérica, la historia, y he permitido
a los personajes que den su propia opinión, dentro de la coherencia de la
historia. En El mundo inmenso, por
ejemplo, partí de una planificación amplia, con etapas señaladas, pero no
definidas, para luego concretar cada paso. Conseguí gracias a ello que
surgieran de modo casi espontáneo algunos caracteres muy interesantes, como la
mujer del cuerpo tatuado y el viejo de Tánger, pero en cambio arrastré cabos
sueltos en la estructura que después me dieron muchos quebraderos de cabeza.
Todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Hay muchos, pero destacaría la
trilogía fantástica de Gonzalo Torrente Ballester —La saga-fuga de JB, Fragmentos
del Apocalipsis y La isla de los
jacintos cortados—, los cuentos y novelas de Álvaro Cunqueiro —en especial,
Crónicas del Sochantre— y, cómo no,
también el Quijote de Cervantes. Ahora bien, en El mundo inmenso hay influencias específicas: Salman Rushdie, Amin
Maloouf, Fatema Mernissi, las poetisas de Al-Andalus, Omar Khayyam, la versión
de Mardrus de Las mil noches y una noche —en
la traducción de Blasco Ibáñez—, las selvas de las novelas de Álvaro Mutis y
los cuentos de Quiroga, la prosa poética de William Ospina, la trilogía sobre
Juan de la Cosa y el descubrimiento de América, de Javier Tazón Ruescas o el
pulso narrativo de Toti Martínez de Lezea, entre otras. Al final, igual que
somos lo que comemos, nuestras obras son lo que leemos.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Vaya, me he adelantado a esta
pregunta al haber precisado con ejemplos las anteriores. ¡Eso pasa por
responder a un cuestionario sin haberlo leído primero hasta el final!
En septiembre de 2015, la
editorial Sloper publicó El mundo inmenso,
una novela que en principio no encaja en la línea del sello mallorquín, pero
que tuvo el honor de entusiasmar a Román Piña, el editor. Aventura histórica,
novela de crecimiento, poética, sensual y al mismo tiempo rebelde, que narra
las andanzas de una joven princesa otomana, exquisitamente educada, que por
avatares del destino se ve abocada a huir vestida de varón y se enfrasca en un
viaje increíble —aunque verosímil— alrededor del mundo. Ha recibido ya muchas
críticas positivas y el voto favorable del público en forma de ventas, pues en
apenas tres meses ya están vendidas las tres cuartas partes de la tirada.
Cosas que se han dicho de El mundo inmenso:
- “Un logrado alarde de inventiva que hay que celebrar sobre las modas del mercado”, Jesús Nieto Jurado, El Cultural de El Mundo.
- “No sé si El mundo inmenso es una novela de aventuras, si es una novela histórica o una novela iniciática, pero lo de que estoy seguro es que es una gran novela, llena de emoción y de sentido, magníficamente escrita. Aura Tazón tiene una voz peculiar y personal. Una novela que no puedes dejar de leer”, Antonio Martínez Asensio, crítico literario, blog de Antena 3 TV Tiempo de silencio.
- “El mundo inmenso es volar en tiempos mediocres”, Ana R. Cañil, periodista de El País y escritora.
- “Una aventura narrada con magnífico pulso literario”, Miguel Baquero, escritor y crítico literario, revista literaria digital La tormenta en un vaso.
- “Y es así, entre lo legendario y lo real, es por donde la novela navega, y cual Simbad en un mundo maravilloso y fantástico, creando un viaje que no fue pero podría haber sido...”, Fuensanta Niñirola, crítica de novela histórica, revista digital El placer de la lectura.
- “Lo he disfrutado como se disfrutan los buenos libros, es decir, sin darme cuenta de la hora, deseando saber qué pasa a continuación y con la pena de que no fuera un poco más largo”, Felipe Bulnes, lector crítico y cantante de rock.
Tenéis enlaces a las reseñas y
más información sobre mí y sobre la novela en mi blog, http://auratazon.blogspot.com
Y para poneros los dientes un
poco más largos, os dejo un enlace al video promocional y os reto a que
adivinéis cómo y dónde fue grabado: https://youtu.be/2_3iAfzhn0Y
Aura Tazón Cubillas (Santander, 1976.) Licenciada en Derecho, ha ejercido como
abogada, cantante, profesora de universidad, cuentacuentos, editora,
presentadora de televisión, directora de cursos, agente cultural y librera.
Entre una cosa y otra, escribe novelas, como Los gamopelúsidas (Bambú, 2009), que fue incluida en la lista
internacional de los White Ravens 2010 como una de las mejores obras de LIJ
publicadas en el mundo ese año. Continuación de este libro es el titulado Los senderos de Bharat (Kattigara,
2011). En el año 2010 queda finalista del Premio Tristana de Novela Fantástica
con Xan Irmandiño (Kattigara, 2012,
edición limitada y numerada). El mundo
inmenso (Sloper, septiembre de 2015) es su última obra publicada.
* La foto es de Celedonio Martínez para el Diario Montañés
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