viernes, enero 10, 2014

Paula Lapido - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Para mí es algo primitivo, intrínseco. Recuerdo, no una decisión, sino una necesidad sostenida en el tiempo, un deseo que ha sobrevivido a los años y a los parones (que han sido varios, algunos muy largos). Diría que escribo porque la vida me parece desvaída si no lo hago.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Soy una maniática del silencio. La idea de escribir en cafés me parece muy romántica pero del todo impracticable para mí, que me distraigo con mucha facilidad. Me gusta escribir a primerísima hora de la mañana, cuando nadie te llama, ni te manda mensajes, ni hay apenas tráfico por la calle. En silencio, sin música, con luz natural si la hay y mejor aún si hace sol. Prefiero las mañanas a las noches porque soy una persona diurna. Al final del día me cuesta hacer funcionar el cerebro como es debido.
Escribo siempre en el ordenador pero en algún momento termino por imprimir alguna copia para poder pintarrajearla a gusto. Me gusta usar rotuladores de colores para marcar imágenes repetitivas, personajes, motivos, y disfruto releyendo copias bien coloreadas y anotadas hasta el último resquicio de los márgenes. Me gusta leerme los manuscritos a mí misma en voz alta y escuchar cómo suenan.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Con el tiempo me he dado cuenta de que tengo una cierta obsesión por la verdad. ¿Qué es “la verdad”? ¿Existe tal cosa, podemos asirla? O, más bien, ¿es una forma de expresar un concepto tan particular que no tiene entidad global? La verdad científica parece existir, en efecto, y tal vez hasta ser universal en sus leyes (matemáticas o físicas) pero, ¿qué hay de la verdad en lo que se refiere a las personas? ¿No es demasiado prepotente suponer que alguien sabe la verdad acerca de alguien, o incluso que esta misma persona lo afirme de sí misma? ¿No es la verdad de este instante distinta a la de mañana, ya que nosotros seremos distintos? Podría seguir, y lo más probable es que terminase por no encontrar ninguna respuesta. No se trata de que incluya deliberadamente esta obsesión en mis textos sino que está ahí, flotando en el ambiente mientras escribo. A veces queda enredada en la narración, a veces no, pero me parece que siempre me acompaña.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Tengo una pizarra en la pared del estudio en la que voy poniendo notas sobre lo que estoy escribiendo. En ella tengo esa famosa cita de Samuel Beckett: “Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”. Cuando me entra alguna duda sobre lo que estoy escribiendo (algo terriblemente frecuente), releo esa frase y me autoconvenzo para seguir intentándolo.
También, y esto no tanto a la hora de escribir sino como forma de ir por el mundo, me gusta observar. Mirar a mi alrededor, tratar de no conformarme con lo que veo siempre en la misma dirección, la de la costumbre. Mirar hacia arriba. Hacia los lados. Hacia atrás. En todos los órdenes y en todos los momentos. Mirar lo pequeño pero también lo grande, lo que se mueve y lo que permanece inmóvil, porque en todo hay algo que merece la pena ser visto.

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

Soy incapaz de planificarlo todo al 100%, sobre todo al principio del proceso creador, cuando prefiero dejar que salgan las ideas hasta que tomen una forma que me convenza. Me considero bastante organizada, pero no tanto.
Con los relatos, por ejemplo, no suelo planificar, salvo excepciones por complejidad o longitud. Con las novelas intento tener alguna clase de esquema parcial en cuanto las ideas cristalizan en una historia tangible, pero lo cambio muchas veces. Incluso me desespero porque suele tardar en encajarme y sigo cambiándolo, una y otra vez, hasta que alcanzo la seguridad, la sensación visceral de que me encamino hacia donde yo quiero. Puede ser una seguridad transitoria pero llegar a ella me permite concentrarme de nuevo en el avance.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Mis autores favoritos han ido evolucionando con el tiempo pero ya hace algunos años que tengo especial preferencia por Proust y Faulkner. Me interesan mucho los autores anglosajones y de mi fase de “friki” adolescente de la fantasía y la ciencia ficción guardo un cariño de viejo amor por Tolkien. Otros favoritos que tengo son Flannery O’Connor, Paul Auster, Salman Rushdie, Orhan Pamuk y Julio Cortázar.
Hay algunos libros que me han activado interruptores internos. Me pasó con En busca del tiempo perdido de Proust y también con Conversación en la catedral de Vargas Llosa, e Hijos de la medianoche de Salman Rushdie. Y no puedo olvidarme del maravilloso Carta a una señora en París de Cortázar, el primer cuento suyo que leí, que de alguna manera dio forma a mi idea de lo que es un relato.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Mi última publicación ha sido el cuento titulado “Los cachorros” dentro de la antología homenaje a Stephen King No entren al 1408, publicada por La Biblioteca de Babel (Ecuador) en 2013 y que se está editando en varios países de América Latina.
En el cajón tengo una novela de intriga, extrañamiento y trastornos obsesivo-compulsivos, titulada Horror Vacui, que espera encontrar pronto un editor que la adopte. Respecto a mis proyectos en curso, estoy terminando una segunda novela, de temática muy diferente a la anterior, en la que abundo en esa obsesión por la verdad que mencionaba antes.

También tengo “en cartera” un proyecto para una serie de relatos muy relacionados con la música, mi otra gran pasión. He empezado con un cuento sobre los últimos días de Bach, y me planteo un recorrido por algunos compositores y obras musicales que tienen una importancia especial para mí.


Paula Lapido (Madrid, 1975) es escritora, trabaja en el mundo de la informática y canta en un grupo de cámara. Se licenció en CC. Físicas y ha estudiado piano, violoncello y canto. Su libro de relatos Teoría de todo (Tropo Editores, 2010) fue finalista del VII Premio Setenil y del Premio Caja España 2008. Sus relatos están incluidos en antologías como Cosecha Eñe 2009, Mi madre es un pez (Libros del Silencio, 2011) o Náufragos en San Borondón (Baile del Sol, 2012), entre otras.

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