miércoles, enero 22, 2014

Agustín Fernández Mallo - Cuestionario básico



1.- ¿Por qué escribes?

La respuesta que viene primero a la mente, y que quizá sea la más cabal y única cierta, es que no lo sé. Si me obligas a decir algo más, es decir, si me obligas a construir una historia acerca de por qué escribo, no me queda más remedio que contestar que porque —al igual que tu pregunta— algo dentro de mí, algo que me afecta sólo a mí, me obliga a hacerlo, y lo hace sin la pretensión de que yo sea algún día un escritor, sino que tan solo quiere crear una posibilidad distinta en las cosas, una estética que me haga ver los objetos y las personas de otra manera: una poética.  

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Lo cierto es que ninguna. Con tal de que algo se me aparezca con la suficiente fuerza, en caso contrario ya ni me siento en la silla, escribo en cualquier parte, de cualquier manera y con lo primero que tenga a mano.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

No las tengo definidas, o por lo menos no las tengo pensadas, aunque desde fuera puedan detectarse, claro, porque creo que si así fuera entraría en un proceso de autoconciencia que, en mi caso, sería tremendamente negativo, me impediría progresar. 

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Creo que el creador, en general, ya sea escritor o científico, debe hacernos ver lo real, la cotidianidad, de una manera que hasta entonces nadie había visto. Debe mirar el mundo con cierto “extrañamiento”. Eso hizo Newton cuando vio caer una manzana. La vio como nadie hasta entonces la había visto, e hizo su Teoría de la Gravitación Universal. Ídem Proust. Ídem todos y todas.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Nunca tengo nada planificado, me dejo llevar, como cuando escribes un poema. En mi caso, sólo así la historia tiene finalmente un tono orgánico, vivo, que creo que se transmite al lector.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Hay tantos, que no sé. Lucrecio, Borges, Thomas Bernhard, Juan Benet, José Ángel Valente, Don DeLillo, por ejemplo.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Lo último publicado (se edita el 22 de enero) es una novela Limbo, con editorial Alfaguara. Un viaje de varios personajes a través de las diferentes transformaciones radicales que sufre la realidad cuando crees que vas a atraparla. Tiene que ver, como te decía antes, con el extrañamiento que en ocasiones sufre la mirada. 


Agustín Fernández Mallo (La Coruña, 1967) es licenciado en Ciencias Físicas. En el año 2000 acuña el término Poesía Pospoética —conexiones entre la literatura y las ciencias—, que ha quedado reflejado en los poemarios Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus (2001, reedición 2012), Creta lateral travelling (2004, premio Café Món), Joan Fontaine odisea (2005), Carne de píxel (2008, premio Ciudad de Burgos de Poesía), y Antibiótico (2012). Su libro, Postpoesía, hacia un nuevo paradigma, fue finalista del Premio Anagrama de Ensayo 2009.
Entre 2006 y 2009 publica el Proyecto Nocilla, que consta de las novelas, Nocilla Dream, Nocilla Experience y Nocilla Lab (2009), galardonadas con diferentes premios. Es también autor del libro de relatos, El hacedor (de Borges), Remake.
Su última novela (enero de 2014), es Limbo, también editada por Alafguara.
Ha sido traducido a varios idiomas.

Mantiene, junto con Eloy Fernández Porta, el dúo de spoken word: «Afterpop Fernández & Fernández» (música, vídeo y textos), Su blog es, El Hombre que Salió de la Tarta.

1 comentario:

Francisco Ortiz dijo...

Pasa el tiempo y este autor se asienta, ya no es el presunto fenómeno de un día, algo que saben promover muy bien las editoriales y sus departamentos de márketing, tan afines a los de las discográficas.
Ese extrañamiento del que habla me parece fundamental en casi cualquier escritor, y celebro que lo digo tan claro y tan bien.
Leedle, y juzgadlo después, os diría, porque merece ser leído y tenido en cuenta.