1.- ¿Por qué escribes?
Yo diría que para experimentar, porque
soy una curiosa, por rabia o tristeza, para que exista lo que nos juran que es
imposible, porque de niña quería ser Marco Polo, por desobediente o incendiaria,
porque no puedo evitarlo, para devolver la inspiración transformadora que me
han contagiado tantos libros, porque no creo en la realidad, para
hacerme/deshacerme, por culpa de Byron y Cortázar, porque no concibo vivir sin
buscar, porque Calvino dijo que la literatura debía proponerse fines
inimaginables, porque los románticos querían reencantar el mundo… ¿porque soy
una utopista sin remedio?
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Me parece muy original tu pregunta,
Miguel, aunque la verdad es que no sé si tengo alguna manía. Antes de sentarme
a escribir me descalzo y me pongo ropa cómoda. También necesito tener cerca mis
libros, además de un cenicero, un par de mecheros, una caja de tabaco y una
botella de agua; a lo mejor por eso jamás he podido escribir ni una línea en una
cafetería. Ahora que lo pienso, hay una cosa que no soporto cuando escribo: el
sonido de una televisión, que me produce un efecto deprimente, no sé muy bien por
qué.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Grosso modo, me interesan casi
todas las formas de rebeldía contra esa realidad que se nos presenta como
unívoca y que no es sino una imposición. Dentro de eso, me preocupan la
ruptura, la utopía, el rechazo de la rutina, las convenciones y lo doméstico,
el juego, el sueño, las formas de vida inusuales, lo excesivo. Para resumir: los
temas vinculados al Romanticismo (del que soy una fanática), sólo que para mí
la cosmovisión romántica, además de ser la base del pensamiento de vanguardia, incluye
muchas de esas prácticas que se rebelan contra el mecanicismo, el
autoritarismo, la incomunicación, o la supremacía de lo económico sobre otras
áreas de la experiencia humana. Últimamente también me conmueve lo frágil, la
fugacidad, lo que se rompe o extravía; creo que se notará en mi nuevo libro.
Supongo que mi interés por estos
temas proviene de obsesiones personales, pero quiero creer que mi deuda con
el(los) Romanticismo(s) no es casual; me identifico con el spleen de Baudelaire o el hastío decadente. Muchas formas de vida de
hoy me aburren; me horroriza la fijeza, no sé; me parece que lo que nos hace
humanos es la capacidad para construir utopías, y no lo digo sólo por el Falansterio
de Fourier, sino también por Proust, que prácticamente se dejó la vida en su libro.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
En cada cuento tengo presente
cosas distintas, pero siempre le he dado (como lectora y como escritora) bastante
importancia al “discurso de respaldo” de un autor, a su cuidado en construir su
poética. A mis alumnos suelo aconsejarles que lean sin cesar; últimamente les transmito
lo que me dijo Medardo (Fraile), que también era amigo tuyo: que no tengan
prisa; no hay nada peor para un escritor.
5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen
todo planificado desde el principio?
Me temo que tendré que repetirme,
porque lo he dicho en otras entrevistas, pero es así: detesto los proyectos,
salvo cuando son para huir, creo que por eso Eloy Tizón dijo (en el prólogo de El otro fuego) que mis cuentos son planes
de evasión. Veo a mis personajes como una especie de escapistas de la
normalidad y el aburrimiento, y eso me gusta: que salten por una ventana, se
cuelguen de torres eléctricas y corran a medianoche o hagan cualquier otra cosa
que no se deba hacer.
No me gusta el orden, porque le
quita poesía a la vida y encima es aburridísimo, así que no planifico mis relatos,
al menos cuando empiezo. Mis cuentos surgen de cosas muy distintas: un sueño, un
libro, una manía, una conversación, un ruido o un ataque de optimismo, por darte
algunos ejemplos. Además, como soy una hedonista y una curiosa incorregible (y no
sé si quiero dejar de serlo), cuando escribo necesito experimentar pasiones
intensas: furia, locura, miedo, euforia, encantamiento…
Eso sí: soy muy exigente a la
hora de corregir, casi maniática, entre otras cosas porque le tengo fe al escritor
que “trabaja”. Dedico el tiempo que haga falta a cada relato, lo cuido mucho, lo
trato con paciencia y mimo.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Mis deudas literarias son tantas
que sólo te nombraré a los autores que dieron un vuelco a mi forma de
pensar-escribir-vivir: Cortázar, Poe, Breton, Bernhard, Henri Miller, Marx,
Blanchot, Juan Ramón, ¡los autores románticos! –sobre todo alemanes e ingleses-,
los simbolistas y decadentes, el Surrealismo, algunos existencialistas como
Simone de Beauvoir. Leo bastante ensayo, y eso también ha influido en mi
escritura (espero). Si te digo la verdad, mis libros de cabecera suelen ser un
poco “itinerantes”, pero los que más han cumplido ese papel son los cuentos de
Cortázar, y los Trópicos de Miller.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Ahora mismo llevo escrita más de
la mitad de “Objetos frágiles” -mi nuevo libro de relatos- y me gusta lo que es,
pero soy lenta (tardé unos seis años en escribir El otro fuego), porque antes de dar un texto por acabado hago
muchas versiones; una maniática de la reescritura, como te he dicho. Además, me
paso la vida estudiando y lo disfruto. En el número que dedicó al cuento, la
revista Quimera publicó dos micros de
mi nuevo libro, que será distinto a El
otro fuego, aunque siempre dentro de mi tendencia romántica: más simbolista,
más experimental, y creo también que más arriesgado.
Inés
Mendoza es arquitecta y escritora. Nació en Venezuela, aunque vive en
Madrid desde hace más de una década. Ha colaborado en medios nacionales e
internacionales de prensa (Copenagüe, Chicago, Caracas, Madrid, Aragón, Burgos)
y en publicaciones especializadas de arquitectura. Imparte talleres de Relato,
lectura, etc., en la Escuela
de Escritores de Madrid, y eventualmente ha dado algunos cursos en
instituciones como el Museo del Romanticismo de Madrid.
Su trabajo como narradora ha sido
galardonado en varios concursos nacionales e internacionales de cuento y
recogido en antologías especializadas como Parábola
de los talentos. Relatos para iniciar un siglo (Editorial Gens, 2007) o Mar de pirañas, nuevas voces del
microrrelato español (Menoscuarto Ediciones, 2012).
Su libro de relatos El Otro Fuego (Páginas de
Espuma, 2010) fue elegido “libro de la semana” en julio de 2010 por el Fondo de Cultura Económica de Madrid y
recomendado en El Cultural de El Mundo,
Radio Nacional Exterior, Babelia, La Verdad de Murcia, El Nacional (Caracas) y el
programa Onda Cero, entre otros.
1 comentario:
Mil gracias, Miguel; tus preguntas eran deliciosas.
Un besote
Inés (no soy un robot, jajaja)
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