1.- ¿Por qué escribes?
Porque cuando era muy pequeño
escribí en clase algo parecido a un poema. No sé cómo llegó a oídos de doña
Encarna, mi maestra, y me hizo leerlo en voz alta ante todo el colegio. No
recuerdo mis sensaciones de aquel día, pero hay escenas que nunca abandonan
nuestra memoria y esta es una de ellas. Escribo porque sé que un día me cruzaré
con aquel niño y tendré que rendirle cuentas. Sólo por eso: para poder
aguantarle la mirada.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
La principal, que es mi única
obsesión, es hacerlo con música de fondo, me abstrae casi en cualquier
circunstancia. Alguna vez también enciendo una vela azul, dicen que estimula la
creatividad. Poco más.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Siempre intento desarrollar ideas
que me asaltan en cualquier momento del día o de la noche (normalmente de la
noche). No suelen obedecer a patrón alguno. Lo mismo escribo sobre temas
sociales, que pergeño una leyenda hindú de selvas y tigres. No tengo preocupaciones
temáticas. Soy omnímodo.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Leer para que el relato que está
por soñar se sueñe (no hace falta estar dormido necesariamente, ni con un libro
entre las manos). Se puede leer la vida que pasa, o la que no pasa. Se puede
leer con los ojos, con el olfato, con el gusto... Esa es mi particular danza de
la lluvia, mi invocación de los elementos. Y si después de todo no llueve, ni
lo intento. No sale nada que merezca la pena.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Los cuentos obedecen a un
impulso, muchas veces difuso, que hay que ir aclarando conforme se desarrolla
la narración. Pienso que una planificación excesiva puede ir en contra de la
naturaleza fresca y directa que deben tener los cuentos. La novela es otra cosa.
Cuando nos enfrentamos a una novela es imprescindible un intenso análisis de
los diferentes elementos que van a intervenir en ella para diseñar una buena
estructura. Pero nunca debe ser tan rígida como para que nos ate de pies y
manos. Al final, los personajes siempre terminan imponiendo sus propios planes,
y eres tú el que debes adaptarte a ellos para proporcionarles sus espacios.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Creo que debo empezar admitiendo
que en la adolescencia Stephen Dedalus, el protagonista del Ulises de Joyce, me marcó durante mucho
tiempo, tanto que inspiró algún que otro escrito de aquella extraña etapa de mi
vida en la que me debatía entre la pintura y la escritura. Eso fue después de
iniciarme con los libros de Carmen Kurtz, y antes de aprenderme de memoria el
primer capítulo de Cien años de soledad,
al que llegué por unos comentarios de Pablo Neruda en su Confieso que he vivido. No puedo dejar de nombrar a Verne,
Stevenson, Poe, Lovecraft, Kafka, Borges, Cortázar, Carver, Cheever, Salinger...
En la actualidad admiro con especial devoción a Roberto Bolaño y a Medardo
Fraile, y sigo con atención la obra de José María Merino, Ángel Zapata, Ángel
Olgoso, Eloy Tizón, Ándrés Neuman, Eduardo Halfon, Ana María Shua, Baricco, Guillermo
Busutil, Juan Jacinto Muñoz Rengel, Hipólito G. Navarro, Fernando Iwasaki… Es
una lista que crece casi a diario, y que discurre paralela a otra de grandes
poetas: Tagore, Rilke, Rimbaud, Neruda, Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre,
Caballero Bonald, Valente…
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Lo último que he publicado, junto
al doctor en Ciencias Físicas de la Universidad de Granada, Juan Bautista
Roldán, es la novela «El Oro de los Dioses». Un thriller histórico-científico
que está dejando muy buen sabor de boca en lectores de toda condición. Es una
ficción con varios hilos argumentales que se desarrolla de forma principal en
la actualidad, y que contiene todos los componentes necesarios para no dejar indiferente
a nadie: desde una novedosa hipótesis histórica sobre los orígenes de Cristóbal
Colón, avalada por el riguroso trabajo de la historiadora Marisa Azuara, hasta
una amena introducción a la criptografía y a la filosofía pitagórica
planificada por Juan Bautista. No hemos escatimado a la hora de usar una prosa
depurada y rica para que la historia funcione atrapando desde el primer momento
al lector, y así llevarlo de la mano por medio mundo. Ha sido un reto que,
quiero pensar, hemos sabido llevar a buen término, y que es muy probable tenga
su correspondiente secuela. En estos días se ha publicado la versión Kindle, y
en breve estará disponible en el resto de plataformas digitales.
Alfonso Cost Ortiz, Córdoba (España), 1963. Es Graduado en Artes,
especialista en Diseño Arquitectónico. Escritor vocacional desde la infancia ha
publicado el libro de cuentos «Demasiados Ríos por cruzar» Editorial Dauro,
2012, y la novela (coescrita con Juan Bautista Roldán), «El Oro de los Dioses»
Editorial Almuzara, 2012. Sus artículos literarios y cuentos han aparecido en varios
suplementos culturales, en la revista granadina de Arte y Letras, Entre Ríos, y
en las antologías publicadas por la Asociación Cultural Mucho Cuento, grupo al
que pertenece desde 2009.
4 comentarios:
Enhorabuena a entrevistador y entrevistado.
¡Muy interesante! Conocer hasta las manías, en este caso, de un escritor, nos puede "acortar distancias" a los lectores. Los detalles son siempre como los remates primorosos de cualquier obra grande o pequeña. Felicidades.
Gracias, Isabel. Suscribo una a una todas tus palabras. Un abrazo, amiga.
Has dicho muchas cosas que me han llegado al alma...
Por ejemplo que, gracias a tu maestra Encarna estás ahí. Yo soy maestra y casi me pongo a llorar. Me has hecho sentir muy importante.
Yo también me inspiro con música.
La otra es que el cuento ha de ser mucho más improvisado que la novela. Estoy completamente de acuerdo y no coincido con las personas que te hablan de la super elaboración de un cuento. Debe ser trabajado, si, pero lo bonito que tienen los cuentos es esa inmediatez en la "casi improvisación" que los hace salvajemente frescos.
Nos gustan los mismos escritores. Has nombrado a todos y cada uno de mis favoritos.
Y por último somos de la misma quinta. Haber nacido en el mismo año da una cierta hermandad, como si fuéramos de la familia.
Así que estoy segura de que voy a ser una devoradora de tus cuentos.
Eres increíble Alfonso, gracias por sentarnos en tu mesa camilla y encendernos el brasero del alma. Un besito.
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