Nueva edición del
Festival Eñe, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Este año el encargado de
dirigirlo ha sido el escritor y periodista Antonio Lucas. Además, por primera
vez la entrada era gratuita. Se celebró el viernes 27 y el sábado 28 de
Octubre.
Llegué el viernes por
la noche a Madrid, más tarde de lo que me hubiera gustado, así que ese día sólo
pude asistir a uno de los actos.
No pude asistir a la
inauguración con la charla entre Javier Marías, Arturo Pérez Reverte, Agustín
Díaz Yanes y Jacinto Antón sobre "Literatura y cine".
Pérez Reverte y Javier
Marías ya andaban firmando libros cuando entré a toda prisa buscando el lugar
en el que tendría lugar la charla entre Marta Sanz, Ramón Andrés y Manuel
Llorente titulada "Visiones del daño: una literatura".
Siempre es un placer
encontrarme con Marta Sanz y con su marido Chema. La charla fue interesante y
hacía referencia directa al último libro de Marta Sanz, "Clavícula",
puesto que se trataba de responder a la cuestión de si la literatura es capaz
de sanar. Atreverse a desvelar las propias debilidades nos demuestra que hay
mucha gente que comparte nuestros miedos y nuestro dolor ante las pérdidas. Se
habló de la literatura del duelo y de la escritura como fuente de autoconocimiento.
El sábado llegué a las
12:00 h. y fui directamente al Teatro Fernando de Rojas, donde estaba
programada la charla entre Sergio del Molino y Rodrigo Fresán, moderados por
Karina Sainz Borgo, titulada "Una literatura para el fin del mundo".
Allí me encontré con David Pérez Vega, autor del blog "La ciudad sin
cines", una persona con cuyos quebraderos de cabeza sobre los libros no
leídos me siento muy identificado.
Sergio del Molino dijo
que siempre que uno se pone a escribir, en algún momento plantea un fin del
mundo. Dar rienda suelta a los rencores es muy atractivo. Fresán afirmó incluso
que algunos se hacen escritores para poder hablar sobre el fin del mundo,
incluso citó a Vonnegut, que decía que uno no podía sentirse escritor de verdad
hasta que no había destruido el mundo al menos una vez.
Todo es una sucesión de
caos, de azares y de idioteces profundas. Resulta ingenuo creer en
conspiraciones.
La entrevista al
fotógrafo Alberto García-Alix por el periodista Manuel Jabois fue realmente
interesante. García-Alix comenzó confesando que no le apetecía estar allí, que
prefería irse con sus amigos en moto y que, de hecho, en cuanto acabara el
acto, al que se había comprometido y tenía que cumplir, saldría de allí a toda
prisa. Dijo que se había hecho fotógrafo porque después de una mala bajada de
ácido pensó que tenía que hacer algo de provecho con su vida. De alguna manera
mirar por la cámara le independiza. Descubrió un mundo nuevo. Fue autodidacta.
Se apuntó a un curso de fotografía pero no le gustaba lo que le enseñaban.
Colocaban a una modelo y dos focos y los alumnos iban pasando y todos hacían la
misma foto, le parecía humillante y luego cometió el error de ir
"puesto" a clase y le dio una vomitona. Después de eso ya no volvió.
La fotografía es un ejercicio de búsqueda, coger la cámara requiere una
predisposición, te obliga a mirar, la cámara fragmenta el espacio y ese
fragmento ha de tener misterio y tensión. Muchas veces las mejores imágenes se
consiguen cuando se logra atrapar la voz interior. Fue una charla sincera,
interesante, en la que habló de las drogas, de su idea de la fotografía, y
contó las circunstancias en las que había realizado algunas de sus fotos más
icónicas.
Los escritores Elvira
Navarro, Daniel Gascón e Isaac Rosa charlaron con Inés Martín Rodrigo sobre si
la realidad termina por imponerse a la ficción o son las novelas las que
intervienen en la conciencia cívica. Cuando hay tantas mentiras y tanta
distorsión ¿puede la literatura reconstruir nuestro sentido de la verdad? ¿Ha
superado la realidad a la ficción? Y, en ese caso, ¿la ficción tiene que
retratarla o debe permanecer al margen? Elvira Navarro empezó poniendo en tela
de juicio el concepto de realidad. La ficción siempre establece una diferencia
con la realidad reelaborada que nos ofrecen los periódicos. Daniel Gascón habla
de que la realidad siempre es interpretable pero la gente se empeña en escuchar
sólo las versiones de los hechos que coinciden con su forma de pensar. La
realidad puede ser retratada de muchas formas distintas y en esto es eficaz la
ficción. Isaac Rosa, por su parte, piensa que la literatura debe intervenir en
la conciencia de la sociedad y ayudar a construir un relato. Buena parte de
nuestra realidad está formada por ficciones, no sólo literarias sino también
cinematográficas, televisivas. Hay mucho de ficción en el relato político, en
el económico o en el periodístico. En general, necesitamos contarnos el mundo
para entendernos, y ahí es donde entra la novela.
La charla de Bernardo
Atxaga y Eduardo Madina, moderada por Javier Gómez Santander, estuvo cargada de
actualidad y de emoción. Se habló de la situación en Cataluña. Decía Atxaga que
la situación política termina por intoxicar todo, domina todas las
conversaciones, y eso termina por ser asfixiante. La lectura fue una de las
cosas que les sirvió de balsa de salvamento en medio de esa aridez. Madina dijo
tener la sensación de que Cataluña estaba entrando en una realidad oscura y
dura de la que, con mucho esfuerzo, Euskadi había conseguido salir. Dijo que en
su opinión la izquierda se estaba equivocando al entrar en un debate sobre cuántas
naciones somos, olvidando que la nación son los derechos colectivos, los
derechos de los trabajadores, los sociales o las libertades públicas. Le
gustaría un debate menos nacionalizado, más libre, más racional y menos
romántico.
Carlos Marzal y Luis
Landero, moderados por Vanesa Rodríguez, hablaron sobre memoria y literatura.
Una charla que comenzó con una reivindicación sobre la escasa presencia de
mujeres, de escritoras, en el Festival. Landero dijo que solía distinguir entre
narradores nómadas y narradores sedentarios. Los nómadas corren riesgos en cada
obra y los sedentarios los que vuelven una y otra vez al mismo asunto. Y piensa que para unos la literatura es más
memoria que para otros. Decía Flaubert que para un escritor resulta fundamental
encontrar su mundo propio. Carlos Marzal dijo que prácticamente todo termina por
encajar en la memoria, incluso llegó a afirmar que para él literatura y memoria
eran casi sinónimos. El concepto de memoria de muchos escritores es el de
memoria activa, en la que el escritor interviene para modificarla, para
recrearla.
Manuel Vicent y Raúl
del Pozo charlaron con Antonio Lucas, director de esta edición del Festival, sobre
periodismo, sobre sus experiencias, sus recuerdos del Café Gijón. Raúl del Pozo
alabó el periodismo como un oficio deslumbrante, gracias al cual ha conocido a
presidentes, a gángsters, a escritores y le ha permitido viajar por todo el
mundo. Para él un artículo es contar una historia en un breve espacio. El
columnismo es un género literario de gran tradición en España. Por desgracia,
el periodismo en papel, tal como lo conocemos, se está agotando. Todas las
novelas de la generación del 98 están escritas primero en los periódicos. Contó
Manuel Vicent que estuvo de cronista parlamentario, en la época de la
transición, en el momento en que entraron en el Parlamento Santiago Carrillo,
Dolores Ibárruri o Rafael Alberti. Dijo que Juan María Bandrés, de Euskadiko
Ezkerra, se sentaba al principio muy cerca de Blas Piñar, en el Grupo Mixto, y
que tenía que pasar por delante de él para llegar a su escaño y, al principio,
éste apenas le dejaba espacio para pasar pero, con el paso del tiempo, terminó
levantándose cada vez que Bandrés pasaba. La convivencia y el diálogo liman las
tensiones. También contó que, según se dice, Gil Robles e Indalecio Prieto no se
saludaron nunca durante la República, ni siquiera al cruzarse por los pasillos,
y se dice que si alguna vez hubieran tomado café juntos, no habría habido
guerra civil.
El siguiente acto al
que quise asistir era una charla entre Arcadi Espada, Juan Soto Ivars y David
Gistau bajo el título "Levantar columnas". Se trataba de debatir
sobre si existe un exceso de información en los medios de comunicación. Arcadi
Espada no se presentó por estar enfermo y David Gistau y Soto Ivars
improvisaron mano a mano una charla amena, divertida y muy interesante sobre el
periodismo en general y las redes sociales en particular.
Por último, asistí
brevemente a la entrevista que Borja Hermoso le hizo a Carlos Boyero, el
conocido crítico de cine, que habló en un tono desenfadado sobre su vida y su
visión sobre el cine.
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