1.- ¿Por qué escribes?
Es una pregunta curiosa. Digo curiosa
porque nunca se le pregunta a un carpintero por qué trabaja la madera o a un
arquitecto por qué construye casas. Me pregunto si se debe al carácter en
apariencia inútil de la escritura: ¿por qué haces esa cosa tan inútil como
escribir?, parecería ser la pregunta. Que a su vez nos llevaría a discutir
otras cuestiones. Si le preguntáramos, entonces, al arquitecto por qué
construye casas, nos respondería “porque eso es lo que hacen los arquitectos”.
Yo escribo porque eso es lo que hacemos los escritores. Ahora, si me
preguntaran ¿por qué soy escritora?, tendría más dificultades para responder.
Tendría que contarles cantidad de cosas sobre mi infancia, sobre mis intereses,
mi personalidad. Y aun así habría elementos misteriosos e inexplicables.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Antes tenía muchísimos rituales,
pero me he ido deshaciendo de ellos, para mi fortuna. Los rituales solo me quitaban
tiempo, porque si no encontraba las condiciones ideales, no podía escribir por
ese día. Ahora las condiciones que necesito son simples, aunque no por eso
fáciles de lograr: necesito silencio absoluto y estar sola en la casa o la habitación.
No puede haber nadie merodeando mi espacio de trabajo, me produce mucha
ansiedad.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
En La azotea está el tema del pensamiento obsesivo, la paranoia, la
claustrofobia y el tema del padre, que es uno de los grandes temas de la
literatura. Creo que en todos mis libros aparece, en mayor o menor medida, la
pérdida. En Cuaderno para un solo ojo
la obsesión amorosa se unía al pavor de la pérdida. En La ciudad invencible y en No
soñarás flores se suman preocupaciones sobre la conformación de la
identidad y sobre cómo apropiarse de un espacio geográfico que no es el propio.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
No autocensurarme.
5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo
tienen todo planificado desde el principio?
No me gusta tener todo
planificado porque me aburre, me quita las ganas de escribir. Si ya sé lo que
va a pasar, ¿para qué escribirlo? Claro que hay pistas, hay atisbos, no avanzo
completamente a ciegas, pero escribir para mí es ir descubriendo las posibilidades
de la idea o imagen inicial.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Poetas como Jorge Eduardo
Eielson, José Watanabe o Blanca Varela (soy una enamorada de la poesía
peruana). Los uruguayos Juan Carlos Onetti y Felisberto Hernández. Escritoras
anglosajonas como Flannery O’Connor, Carson McCullers y Katherine Mansfield,
entre otras. Y mis amigos imaginarios: Witold Gombrowicz y Thomas Bernhard.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Lo último que publiqué es un libro de cuentos que
se llama No soñarás flores. Tienen en
común que todos ocurren en las ciudades donde he vivido, o sea que es un libro
atravesado por la itinerancia. Hay cuentos que transcurren en Buenos Aires,
Berlín, Francia (Marnay-sur-Seine), Nueva York. Algunos son más redondos, en
otros intenté experimentaciones
formales, como el cuento “Inzúa”, que incluye fragmentos textuales de una
entrevista que le hice al sepulturero capataz del Cementerio Central de
Montevideo, o como “Anatomía para un cuento”, que va contando la historia a la
vez que juega con las dificultades a las que se enfrenta la autora para
escribirla y que es un ejercicio de autoficción.
Fernanda Trías (Montevideo, 1976), narradora,
traductora y profesora de escritura creativa. Realizó la Maestría en Escritura
Creativa de la Universidad de Nueva York. Publicó las novelas Cuaderno para
un solo ojo, La azotea y La ciudad invencible, y el volumen de
cuentos No soñarás flores. En 2004 obtuvo la beca Unesco-Aschberg
para escritores y se estableció en Francia. Así empezó un período itinerante
que aún no termina y que incluyó las ciudades de Berlín, Buenos Aires, Nueva
York, Valparaíso y actualmente Bogotá. En 2006 obtuvo el premio a la Cultura
Nacional de la Fundación Bank Boston. Obtuvo el premio-residencia
SEGIB-Eñe-Casa de Velázquez 2017 para desarrollar el proyecto de novela Mugre
rosa, que la llevará a instalarse en Madrid a partir de 2018. Actualmente
es profesora en la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional
de Colombia.
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