jueves, octubre 26, 2017

Jordi Corominas - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Es un gran misterio el por qué escribimos, seguramente sin esta actividad no sabría vivir, es una de mis formas de expresión, pero además creo en su esencia, que es la de comunicar aquello que me resulta imprescindible plasmar, de otro modo no lo haría, y mucho menos con la intención de publicar. Hay mil formas de tener la urgencia de escribir, pero la pública, la que ofreces a la imprenta nace de ofrecer lo indispensable porque luego está la privada que, a mi parecer, actúa más en plan terapia, un diario, por ejemplo.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Pienso que puedo adaptarme a cualquier circunstancia para escribir y al depender de otras facetas para ganarme el pan no puedo tener horarios fijos, por lo que durante el año aprovecho cualquier ocasión y en verano, momento en que dispongo de tres largos meses para dedicarme a la tarea, sí establezco unas rutinas. Por la mañana leo el periódico, luego me dedico a algún libro, salgo a la piscina a pasear, como y por la tarde, durante cinco o seis horas, escribo hasta la hora de la cena. En caso de sentir que algo ha quedado incompleto prefiero corregirlo antes de ir a dormir y en caso de no poder siempre hago una corrección antes de retomar la escritura porque tener los textos pulidísimos es algo que me obsesiona, así como la pureza léxica, es extraño encontrar un texto mío donde redunde en los mismos vocablos.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Son muchas y variadas, pero todas ellas pretenden desde la escritura poder hablar en el presente y que el texto cuaje y tenga valor de permanencia. La prosa efímera es para las hamburgueserías. Por lo demás me preocupa mucho el espacio, tanto en ensayo como en novela, al ser lo que más nos determina y condiciona en la existencia, no es lo mismo vivir en Barcelona que en Madrid, por poner un ejemplo fácil.
A partir del espacio surgen otras preocupaciones como Europa, la Historia y todo ello conduce al paso del tiempo, si bien en poesía tengo más libertad para expresarlo, floto en un campo aéreo y abstracto, mientras en novelística siempre escribí textos donde casi toda la trama ocurre en un día. En este sentido creo que mi ensayo y mi poesía tienen similitudes que marcan diferencias con mi ficción, surcada, eso sí, por temáticas parecidas.
Por otra parte el espacio de mis obras, salvo una excepción en catalán de hace años, suele ser urbano porque la ciudad es una extraordinaria metáfora de mundo, un laberinto en el que me gusta perderme para conocerme.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

No sé si tengo algún principio a la hora de escribir, como mencioné antes doy mucho valor a la corrección, todo lo demás está en la cabeza, eso sí, la autoexigencia que me impongo es la misma que doy al lector porque lo respeto casi religiosamente.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

En eso creo que profeso la mezcla, pero sí que planifico y pienso mucho la estructura textual, algo que viene de mis poemas, que siempre medito meses antes de escribir. Al ponerme con la redacción la termino en muy poco tiempo porque antes he pensado muchísimo. Con la prosa depende, es decir, sí que marco cómo será el texto antes de empezar, pero eso es una premisa para después dejarse llevar mientras lo plasmas.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Lo de los autores de cabecera es algo que se interioriza con la edad. Hace diez años te hubiera dicho Cesare Pavese, Elio Vittorini y Enrique Vila-Matas, en cambio ahora llevo años de devoción absoluta por André Gide, Josep Pla y Patrick Modiano, pero como son inimitables creo que no me parezco a ninguno de ellos. Soy muy de leer obras completas, por ejemplo este verano lo he dedicado de manera casi completa a Guy de Maupassant y Manolo Vázquez Montalbán, pero eso no significa que sean autores de cabecera, más bien alimento para el cerebro, porque ya puestos con el tema James Joyce me resulta imprescindible. Sin embargo soy muy europeo en mis gustos, leo poco a los estadounidenses a diferencia de muchos compañeros generacionales. En poesía tengo en un altar a T.S Eliot y al catalán Joan Salvat-Papasseït, este desde la adolescencia, como una droga que nunca puedes abandonar.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Mi último libro es, valga la redundancia, El último libro de la Vieja Europa, publicado por Sílex, experimento al que podemos denominar ensayo para facilitar las cosas, pero en realidad es un híbrido entre literatura de viajes, con la búsqueda personal que conlleva, no ficción, partes medio ficcionadas por eso de que el narrador siempre es un impostor y libertad completa en su concepción, sin amarras de ningún tipo. Cuenta una pequeña odisea personal de nueve días entre París y Florencia a finales de 2014. Conozco muy bien ambas ciudades y hacía mucho que no volvía a las mismas, por lo que compré los billetes para revisitarlas con la intención de ver cómo habían cambiado y cómo había cambiado yo mismo. Es el último libro de la Vieja Europa porque el momento histórico en que realicé el itinerario fue una especie de pausa antes de la marea terrorista, el estallido de los nacionalismos y todas las sacudidas de la crisis que irán instalándose en nuestra forma de vida a lo largo de los últimos años, pero también es el último libro porque su clave es el paseo, el tiempo lento para contemplar, observar y apreciar los accidentes del camino. En realidad creo que el paseo es otra clave temática y vital decisiva en mi escritura.


Jordi Corominas (Barcelona, 1979), licenciado en Humanidades y Master de Historia por la Universidad Pompeu Fabra, es escritor. Ha publicado tres novelas: Una dona que sap jugar amb els peus (Abadia Editors, 2004), Colors (Abadia Editors, 2008) y José García (Barataria, 2012), y varios libros de ensayo, entre los que destacan la biografía histórica en italiano Macrina la Madre (Jaca Book, 2005) y Barcelona 1912: el caso Enriqueta Martí (Sílex, 2014). Corominas es el creador del proyecto Loopoesía, que, desde 2009, quiere acercar el verso a la gente a través de recitales poéticos con proyecciones y una cuidada puesta en escena. Ha traducido al castellano las poesías de Jean Cocteau en la antología La mentira que siempre dice la verdad (Salto de Página, 2015) y colabora habitualmente en El Diario, El Confidencial, Ràdio 4 y Radio 3. Acaba de publicar El último libro de la Vieja Europa en Sílex. 

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