1.- ¿Por qué escribes?
Para recuperar el equilibrio.
Para que toda la secuencia de actos eminentemente humanos que implica escribir
un relato (identificar un sentimiento o un latido, reflexionar sobre él,
desnudarlo, volverlo a vestir, llevarlo a las palabras) contrarreste la gran
cantidad de actos deshumanizados que nos toca llevar a cabo a lo largo del día.
Pocas cosas me hacen sentir mejor
que haber escrito. La euforia cuando termino un relato que ha dado vueltas por
mi cabeza durante meses ocupando buena parte de mis ciclos mentales no la
consigo de ninguna otra forma.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Intento no tener ninguna, ya que
siempre me toca escribir a salto de mata. Además, los buenos libros se
escribieron en condiciones adversas, ninguno en el sosiego de un ventanal
mirando al mar, con un té calentito. No creo en el entorno perfecto para
escribir.
Sí que intento despojarme de mi
personalidad de alguna forma simbólica; me pongo un sombrero que yo no
llevaría, me quito el anillo, escribo algunas afirmaciones en las que no creo;
es mi forma de superar tabúes y autocensura.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
A lo que más vueltas le doy es al
paso del tiempo, al envejecimiento y a la decadencia física. Todavía no he
escrito mi mejor cuento sobre este tema, quizá sea el siguiente.
También exploro la violencia como
la herramienta favorita de los cobardes, la frustración, la sumisión, el miedo…
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
A cada relato le intento añadir
detalles ricos que no tienen por qué estar directamente relacionados con la
trama argumental principal. He observado que los lectores hacen interpretaciones
muy distintas, mejorando así la lectura y dándoles vida nueva a los relatos.
Todo lo que sea jugoso, aunque no esté en el escenario central, le suma interés
al conjunto.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
No creo que se pueda tenerlo todo
planificado desde el principio, las historias van surgiendo y desenvolviéndose
cuando están se sienten ancladas a un papel. Me resulta imposible construir
algo completo sosteniéndolo en el aire, aunque intento tener un guion previo,
un esbozo sobre los personajes y un mínimo esqueleto de escenas.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
He disfrutado mucho con libros de
Agota Kristoff, de Mo Yan, de Nabokov, de Pahmuk, de Hertha Müller, de Cormac
McCarthy y de Perec. De adolescente me obsesioné un poco con Stephen King y
también he tenido mi momento ciencia – ficción leyendo a Pohl, Orwell, Bradbury
y demás.
De autores que escriben en
español he leído con mucho gusto a Landero, Millás, García Márquez, Ignacio
Ferrando, Sergio del Molino. Aunque compita en otra categoría, me gusta Hernán
Casciari.
A quien más he llegado a admirar
y a envidiar por su talento es a Raymond Carver, tanto los relatos editados por
Gordon Lish como los anteriores a él, por su fantástica parquedad.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
A finales del año pasado, la
editorial Talentura publicó mi primer libro en solitario, titulado Como meteoritos. Es una recopilación de
relatos cortos protagonizados por personajes que no se conocen del todo a sí
mismos, que toman decisiones incorrectas movidos por una maldad exenta de
grandeza. Son antihéroes que nunca llegarán a villanos. Cada lector me señala
un relato distinto como su favorito y le da una lectura distinta, algunas
alejadas de mi idea inicial. Eso me hace pensar que es un libro vivo y que
requiere de una lectura crítica y participativa.
Como meteoritos no ha parado de darme alegrías. La mayor ha llegado
recientemente, con el anuncio de su selección entre los finalistas del premio
Setenil 2016.
Alejandro Amelivia nació en Logroño en 1976. Aquel año, la cosecha
de uva fue calificada como “buena”. A los 18 años se mudó a Bilbao y obtuvo el
título de Ingeniero en Informática. Desde 1999 vive y trabaja en Madrid.
Comenzó su actividad literaria en
2008 y, desde entonces, compagina el ejercicio de su profesión con la
escritura. Últimamente también trata de cumplir como padre.
Ha obtenido diversos premios y menciones
en concursos literarios, como el IX Certamen de
Relatos de la UNED de Plasencia, por su relato «Las estrellas de Gelín» o el I
certamen de relatos incómodos de Ítaca, escuela de escritura, en septiembre de
2014, con su relato «Kentucky Gentleman». También ha participado en diversas
publicaciones.
Como meteoritos
(Talentura, 2015) es su primer libro de relatos publicado en solitario y ha
sido seleccionado entre los 10 finalistas del Premio Setenil 2016.
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