1.- ¿Por qué escribes?
Porque es lo que siempre soñé hacer,
desde que tenía catorce años: ser escritor. Y cada día me parece un milagro el
haber podido, poco a poco, parecerme a mi sueño.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Suelo adoptar uno o varios fetiches.
Objetos que se relacionen con la novela que estoy escribiendo. Por ejemplo, para
la que acabo de terminar, cuyo protagonista es un pintor, compré en una casa de
artículos de arte un gran pincel, una brocha nº 24. La tengo frente a mí
mientras escribo. Supongo que es una forma de rebeldía contra la extrema abstracción de nuestro oficio: me gusta creer
que algo de la ficción que invento se ha materializado y caído, como quien dice
del cielo, sobre mi escritorio.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Me temo que no tengo
preocupaciones temáticas. Quiero decir que no me pre-ocupan. Los temas me
ocupan y varían con cada proyecto. No tengo ideas fijas, ni siquiera un estilo
fijo. Me gustaría ser como un buen instrumento musical, un piano por ejemplo,
con el cual puede tocarse casi cualquier clase de música. El escritor que me
interesa ser ni siquiera es intérprete, es instrumento.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Un par de principios. Al comienzo
en la escritura de una novela, exagerar. Entre dos posibilidades argumentales,
escoger siempre la más dramática. Luego habrá tiempo para moderar, equilibrar y
sacrificar. Este es el segundo principio, válido para cuando estamos
finalizando la escritura de una novela: sacrificar. Sacrificar todo lo que no
sea parte de ella; cosas que se reconocen porque en realidad son más parte del
autor. Creo que Faulkner resumía impecablemente ese principio, cuando
aconsejaba: “Kill your darlings!”
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
He ido cambiando. Ahora planifico
más que hace unos años. Investigo un poco y hago una sinopsis antes de ponerme a
borronear. Pero luego intento ser lo bastante flexible como para seguir por el
camino que la propia historia señala, aunque me lleve muy lejos del destino que
había trazado. Una vez más, creo que el escritor debe ser el “instrumento” de
su historia, no su amo.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
No tengo. O más bien, los cambio
constantemente. Soy un infiel compulsivo. Cuando me entusiasmo con un autor ni
siquiera le soy fiel a todos sus libros, apenas a uno o dos, y aún en esos,
sólo a algunas escenas, momentos, párrafos…
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Siempre que puedo, como ahora,
prefiero evitarlo. Hablar de los propios libros es un tanto impúdico. Sobre
todo si están inéditos. Prefiero que las obras hablen por uno. Además, el autor
es como los maridos engañados, el último en enterarse de qué van realmente sus
libros. Sólo diré que la novela que debe aparecer este año 2015 se llama Si te vieras con mis ojos. ¡Falta saber
con qué ojos la verán los lectores!
Carlos Franz (1959), escritor. Tiene las nacionalidades chilena y española. Ha publicado las novelas Santiago Cero (1990; Premio latinoamericano de novela CICLA, en 1988); El lugar donde estuvo el Paraíso (1996; Primer Finalista Premio Planeta Argentina, y llevada al cine en España); El desierto (2005; Premio Internacional de Novela del diario La Nación de Buenos Aires); y Almuerzo de vampiros (2007; Premio Consejo Nacional del Libro de Chile). Algunas de esas novelas han sido traducidas a diez idiomas. También ha publicado el volumen de cuentos La Prisionera (2008; premio Consejo Nacional del Libro de Chile); el relato Alejandra Magna (2011, Ediciones del Centro, Madrid); y el libro de ensayos La muralla enterrada (2001; Premio Municipal de Ensayo 2002, Santiago de Chile). Colabora con los diarios El País de España, La Nación de Buenos Aires, La Segunda de Santiago y la cadena de El Mercurio, así como con las revistas Letras Libres. Entre 2006 y 2010 fue Agregado Cultural de Chile en España. En el año 2000 obtuvo la beca DAAD para vivir en Alemania invitado como Artista en Residencia en la ciudad de Berlín. Ha sido Visiting Fellow en la Universidad de Cambridge (2001); Honorary Research Fellow en King’s College de la Universidad de Londres (2002-2004); ha impartido las cátedras Julio Cortázar de la Universidad de Guadalajara (2010) y Alfonso Reyes de la Universidad de Monterrey (2013), ambas en México; y ha sido resident fellow en el Bellagio Center de la Fundación Rockefeller (2012), entre otras distinciones. En 2013 fue electo, por unanimidad, miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua.
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