1.- ¿Por qué escribes?
Es una de esas preguntas que me hacen
responder pero a la que nunca he encontrado una contestación adecuada. Quizá la que más se acerca a la verdad es que
la realidad me inquieta con frecuencia, y la mejor manera que conozco para
adentrarme en la inquietud es la literatura. No para exorcizarla, no para
refugiarme en ella con el fin de escapar a una realidad fea o brutal, sino para
crear una representación que, por paradójico que parezca, a pesar de ser una
ficción, me pone en contacto con la realidad.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
No tengo supersticiones, ni en la
escritura ni en ninguna otra cosa –puedo tener creencias equivocadas, que es
distinto. Prefiero escribir por la
mañana y por la noche; la tarde es para mí la peor hora.
¿Costumbres? Solo una: escribo de
pie, desde hace muchos años. Normalmente con una sudadera con capucha. Ahora
que me he venido a vivir a España, donde hace más calor que en Bruselas,
supongo que tendré que sustituir la sudadera por alguna otra prenda con
capucha.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
La identidad, qué la construye,
los deseos incumplidos, la cobardía de no atreverse a cumplirlos; el entorno
social de mis personajes, no mirarlos como individuos aislados sino pertenecientes
a un lugar y a un momento; lo que se oculta, lo que no se quiere mirar.
Escribir es romper el orden aparente de la realidad.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Tan solo, y en contra de lo que
pensaba Raymond Chandler, intento ponerme todos los días, esté inspirado o no.
A otros puede que la inspiración los visite mientras duermen. A mí suele
venirme a ver solo cuando estoy trabajando.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Aunque en los talleres de
escritura que imparto suelo aconsejar montar primero un esbozo de estructura de
la novela, yo hace ya años que parto de una situación, normalmente de
tensión, y la desarrollo sin saber por
qué me atrae escribir sobre ella; el tiempo suele hacer una buena selección:
las historias que me rondan la cabeza durante meses suelen ser aquellas que
merecen la pena ser escritas, no porque sean mejores o peores que otras, sino
porque son las que de alguna forma que no sabría precisar son importantes para
mí.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Soy un lector infiel. Cambio
rápidamente de libros de cabecera; si Cortázar fue el escritor que más leía de
casi adolescente, luego he ido cambiando cada pocos años de intereses. Hoy
Coetzee, Alice Munro, Agota Kristof, Cormac McCarthy, Don DeLillo…
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Acabo de publicar La invención del amor y por ahora no
estoy escribiendo ninguna otra cosa. Después de haber publicado una novela, un
ensayo y un libro de poemas en un año, siento la necesidad de descansar.
Además, los próximos meses estaré muy liado con la promoción de La invención del amor, así que tampoco
voy a tener mucho tiempo libre.
En cuanto a hablar de la novela,
casi prefiero que el lector se remita a las reseñas que han ido saliendo
–Babelia, El Cultural, La Razón, etc-.
José Ovejero (Madrid, 1958) estudió Geografía e Historia y se
licenció con una tesina sobre cultos religiosos egipcios. Poco después se mudó
a Bonn, con la pretensión de escribir una tesis doctoral en la Facultad de
Egiptología, pero al poco tiempo dejó la Historia para dedicarse a cosas que le
interesaban más: la literatura y su familia.
En 1988 se trasladó a Bruselas,
donde trabajó de intérprete de conferencias para la Unión Europea hasta
que dimitió en 2001. Mientras tanto escribía, alejado del mundo editorial y
cultural español, con el que prácticamente no tenía ningún contacto. Aunque
durante esos años ha escrito sobre todo narrativa, su primera publicación será
un libro de poemas narrativos sobre Henry Morton Stanley, “una vida amoral que
produce una fábula turbadoramente moral”, según escribió años después Juan
Cobos Wilkins en El País. Luego vienen un ensayo sobre la ciudad en la que
vive, un libro de cuentos y una novela. Esas cuatro publicaciones marcan lo que
va a ser un rasgo de su trabajo: la exploración de los distintos géneros.
Desde entonces ha publicado
novelas, libros de cuentos, poesía, teatro, libros de viajes y ensayos, por los
que ha recibido premios como el Ciudad de Irún de poesía por Biografía
del Explorador (1993), Grandes Viajeros de libros de viajes por China
para hipocondríacos (1998), Primavera de novela por Las
vidas ajenas (2005), Gómez de la Serna por La comedia salvaje
(2011), Anagrama de Ensayo por La ética de la crueldad (2012)
y Alfaguara por La invención del amor (2013). Sus libros han
sido traducidos a varios idiomas.
Sus artículos y relatos se
publican en diferentes periódicos, revistas y antologías, tanto en España como
en el extranjero.
Ha dado conferencias en
universidades e instituciones culturales en España, Italia, Estados Unidos,
Bélgica, Francia, Canadá, Australia, Argentina, Ecuador, México y otros países.
También imparte regularmente talleres de escritura creativa en diversos centros
y universidades españoles y extranjeros.
Es miembro de la Asociación Internacional
de Literatura y Cine Españoles Siglo XXI (Alces XXI)
En la actualidad vive
principalmente en Madrid.
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