1.- ¿Por qué escribes?
He explicado muchas veces por qué
escribo. Porque soy escritor y porque solo me puedo explicar a mí mismo y al
mundo a través del prisma de la literatura, de lo contrario ambos se me harían
insoportables. Asimismo, he explicado muchas veces por qué escribo de viajes.
Porque no soy un genio. Y creo que sin serlo no vale la pena escribir ficción
habiendo tantas novelas geniales ya escritas. La realidad me ofrece argumentos
tan absolutamente fabulosos que jamás podría imaginarlos. Igualmente he
explicado muchas veces por qué escribo de viajes en moto. Porque me permite ser
protagonista de una aventura épica que introduce en mi literatura enormes dosis
de libertad, cercanía y emoción.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Mis costumbres son la constancia
y la rutina. Uno no escribe un libro a golpe de inspiración, sino a golpe de
trabajo. Cela decía que no era un genio, pero que cuando se escriben ocho horas
diarias, al final algo decente tiene que salir. Hay que escribir todos los días
y hay que hacerlo a la misma hora. En mi caso no puedo hacerlo durante ocho
horas porque paso gran parte del tiempo sobreviviendo en el día a día de
África, Asia o Sudamérica, pero sí dedico al menos una hora todas las mañanas a
escribir el relato de lo acontecido la víspera. Todas las mañanas hago lo mismo
me encuentre donde me encuentre. Bebo café negro de un termo que llevo siempre
conmigo, mientras me espabila voy haciendo las tareas de edición y
clasificación de las fotografías que hice el día anterior, luego salgo a correr
una hora y al regresar como algo y tecleo furiosamente el diario de bitácora
para que no se me olvide ningún detalle ni conversación. A mi regreso del viaje
ese diario es el esqueleto del libro, al que ya sí puedo dedicar ocho horas
como mandaba don Camilo.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Es necesario explicar el mundo,
es necesario que alguien lo cuente, alguien que deje un relato veraz aun teñido
de su opinión, alguien que tenga tiempo para conocer e interés por hacerlo, por
recibir al otro, por hablar con él y conocer su historia; alguien que no se
deba a los medios, que no cobre un sueldo por sus crónicas, alguien que tampoco
intente embellecer la realidad para vivir de las oficinas de turismo o de las
compañías aéreas u hoteleras. Alguien que no tenga miedo de herir la
sensibilidad de la corrección política. Alguien que salga a ver el planeta por
sí mismo, a recorrerlo en su inmensidad por sus propios medios para que luego
vuelva y nos cuente como es. Creo que el periodismo sincero brota en la
literatura de viajes independiente, el que hacen los escritores que con una
mochila, una bici o una motocicleta recorren los caminos del mundo para
mezclarse con esa gente que no hace cosas excitantes, estimulantes o frikis
para los grandes medios, porque esos habitantes de los países que los
periodistas nunca visitan sino cuando acontece un cataclismo son los que de
verdad hacen algo realmente interesante: vivir.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
La literatura no puede ser un
intento de salvación personal. El escritor no debe mostrarse nunca mejor de lo
que es. La hipocresía está prohibida, el cinismo es obligatorio. Busque el
lector la definición correcta de cinismo como escuela filosófica fundada por
Diógenes.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Tras haber publicado 4 obras de
ficción mediocres, ahora me dedico exclusivamente a la literatura de no ficción
dentro del sector de viajes. Las novelas se escriben en realidad para hablar de lo que al
escritor le interesa contar, su visión del mundo, de la vida, de la gente, de
la política y la filosofía. Pero es que el relato de viajes permite escribir de
todo eso pero con la ventaja añadida de que no hay que inventar nada. Lo único
que un escritor de viajes necesita es vivir aquello de lo que escribe en
primera persona. Y esto es algo cojonudo de escribir sobre tus viajes: si no
escribes bien, por lo menos habrás tenido una gran vida. En estos ochos últimos
años he tenido una vida tan increíble y llena de experiencias que por si solos
justificarían lo que viví antes y lo que me queda por vivir. De modo que lo que
no planeo son los viajes porque los libros salen solos al ir narrando mi día a
día y las reflexiones que me suscitan los paisajes y personas que conozco.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Imprescindibles, La
Anábasis de Jenofonte, El cuaderno
gris de Josep Pla y Ébano de
Kapucinski.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Acabo de terminar dos libros. Uno es un encargo para Plaza
& Janés, Operación Ararat,
siguiendo el itinerario hasta Armenia que sirve de argumento para la serie de
TVE que espero se emita en 2016, el otro es un proyecto personal que publicará Silver
Rider Prodaktions, la productora y editorial que fundé para producir mi serie
documental. Se titula Nómada en
Samarkanda y narra el viaje que hice en solitario en 2013 por la Ruta de la
Seda hasta Uzbekistán. Son proyectos coincidentes pero distintos. Parte del
recorrido es común pero contemplado de forma diferente, en uno iba acompañado
por un equipo de cámaras y es el relato de la producción de modo similar a Diario de un Nómada, el otro es una
aventura en solitario más parecido a mis primeros títulos como Un millón de piedras. También las
expectativas de comercialización son dispares. Operación Ararat tendrá una gran tirada y distribución, el otro
será una obra artesanal con más fotografías que se distribuirán bajo pedido. Nómada en Samarkanda será hijo del mismo
padre pero de madre editorial pobre, aunque espero que se beneficie del tirón
más comercial de su hermano de madre rica.
Miquel Silvestre
(Denia 1968), escritor y director de la serie de La2 de TVE "Diario de un
Nómada". Ha publicado nueve libros de viajes y ficción entre los que
destacan Un millón de piedras y Diario de un Nómada.
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