jueves, octubre 15, 2015

HFS - Carrie Snyder, Tim Bowler y Sadie Jones


La canadiense Carrie Snyder, autora de la novela La corredora, que narra la historia de Aganetha Smart, una mujer que, en las primeras olimpiadas en las que se permite participar a las mujeres en las pruebas de larga distancia, consigue una medalla de oro para su país; el británico Tim Bowler, autor de literatura juvenil que ganó la más alta distinción del mundo anglosajón para una novela para jóvenes en 1998, la Carnegie Medal, por su obra River Boy, un libro sobre la pérdida que narra la historia de una joven llamada Jess, muy unida a su abuelo, un artista que está a punto de morir (respecto a ese libro dice que su mayor preocupación fue que el personaje femenino resultara creíble); y Sadie Jones, escritora inglesa cuyo último libro publicado en España se titula El papel de nuestras vidas, sobre unos personajes que intentan abrirse camino en el mundo del teatro, un libro que surgió de una sensación muy íntima, quería escribir sobre la pérdida del amor, y en esta indagación se encontró con una frase que le impactó y que hacía referencia a que el amor romántico surge cuando se encuentran dos patologías. A estos tres autores los entrevista Berna González Harbour, periodista y autora de novela negra. Tras la primera ronda de presentación, abre el debate con una pregunta muy concreta: "¿Por qué escribís?"


Carrie Snyder vivió en muchos países: EE.UU., Nicaragua, Canadá, porque sus padres eran pacifistas. La memoria es muy importante para ella. Escribe porque no tiene más remedio. Cuando algo le interesa continuamente, y llega a ser obsesivo, hasta que consigue escribirlo no puede quitárselo de encima. Prefiere la novela, aunque ha escrito relatos, poemas, y también tiene un blog.
Empezó a leer a los cuatro años y a los siete ya quería ser escritora. En el libro Guinnes leyó que la escritora que había publicado más joven lo hizo a los cuatro años y eso le pareció fatal, le desilusionó no poder ser ella la que publicara más joven.


Tim Bowler también empezó a escribir joven, a los cinco años. Su primera obra la publicó cuando tenía catorce. Afirma que escribe para enfrentarse a la complejidad, la perplejidad, la belleza, el dolor de la vida. Si se amplía la pregunta a por qué se crea el tema se complica. ¿Por qué pintaba o esculpía el hombre primitivo? Sin duda es un impulso muy poderoso del ser humano que nos lleva más allá de la mera supervivencia, que nos ayuda a explicarnos.
Escribir es una forma de explorarse, de definirse. Escribimos porque nuestros antepasados pintaban en las cavernas. Es una forma de decir "He estado aquí y mira lo que hice".


Sadie Jones dice que sus motivos son los mismos que ya se han mencionado. Escribe porque es algo que no puede evitar, es compulsivo. ¿Por qué crear un mundo paralelo cuando no somos capaces de gestionar el mundo real? Por el mismo motivo por el que se tienen hijos aún siendo consciente de que en el mundo hay ya demasiada gente. Es un impulso. Se hace porque no hay más remedio. Lo cierto es que no es feliz si no escribe.

Se dice que el arte da forma física al fuero interior. Escribir es un acto espiritual.


Berna González Harbour cuenta que ella intentó escribir una novela cuando era joven, pero no lo consiguió. Pensó que no tenía nada que aportar al mundo literario, que ya existían demasiados libros, así que estuvo quince años sin escribir, hasta que comprendió que sus libros eran necesarios para ella misma y reemprendió su carrera de escritora.
Escribir, además, le ha permitido tener experiencias que de otra forma no habría tenido, como conocer y conversar con un policía o con un forense, algo que hizo para documentarse a la hora de escribir uno de sus libros.


Carrie Snyder dice que casi todo ocurre en su imaginación. Pero también ocurre que la gente te cuenta historias y a veces pareces un psicoterapeuta.
Tim Bowler interviene diciendo que las mejores historias son las que no te cuentan. Las historias nos rodean y a él lo que le interesa es la historia que condiciona un determinado comportamiento, es decir, indagar en por qué ocurren las cosas.
Sadie Jones coincide en el concepto de literatura como experimentación, aunque pueda sonar paradójico que se necesite el mundo real para escribir y luego haya que aislarse de esa realidad, porque se escribe a solas en una habitación.

Mi atención durante el debate se desvía intermitentemente a una de las traductoras, que es visible detrás de un cristal en la pared que hay a mi derecha. Gesticula mucho, mueve las manos, es como si se dejase poseer de algún modo por la persona a la que está interpretando, nunca mejor dicho.


Surge un debate sobre si el periodismo y la ficción son géneros opuestos.
Carrie Snyder dice que existe un periodismo a la altura de la mejor ficción, pero a ella lo que le asusta del periodismo es que debe ser muy fiel a la realidad.
Sadie Jones dice que la gente necesita historias y no cree que se pueda reinventar la novela.
Tim Bowler, por su parte, dice que no le importan las etiquetas. La literatura no tiene edad. La historia lineal sigue presente. La novela clásica en su desarrollo no muere porque la gente sigue necesitando historias.

La charla llega a su fin, pese a que se ha abierto un nuevo debate sobre la forma de la narración. También alguien del público pregunta sobre esta cuestión. Carrie Snyder no desprecia otras formas de articular una historia, el formato del blog, por ejemplo, ya supone una nueva forma de narrar. Pero Tim Bowler sigue defendiendo la historia en su forma clásica, la fascinación del drama o la aventura bien dosificada.

La charla llega a su fin y cuando salgo del Campus de Santa Cruz la Real, ya es de noche. El aire es fresco. Alguien que camina justo detrás de mí comenta con su acompañante que este fin de semana, con motivo de la celebración del Hay, se celebran todo tipo de actos hasta altas horas de la madrugada. Esta misma tarde estaba anunciado un concierto gratuito de la cantante Clara Blume en la Plaza de San Martín que despertó mi curiosidad pero al que ni siquiera pude acercarme.

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