1.- ¿Por qué escribes?
No sé muy bien el motivo por el que
escribo. Creo que es porque me gustan los proyectos continuados a largo plazo.
Me gusta ir construyendo sobre lo que ya he hecho, y escribir es una gran forma
de meterme en un ejercicio intelectual absorbente en el que cada día se empieza
sobre lo ya pensado. Yo comencé a escribir de niño sin ningún tipo de razón, y
como le dedicaba muchas horas era capaz de llenar muchas páginas. Más tarde,
cuando llegué a Madrid, hice una novela que era una copia descarada de El libro de la risa y el olvido y La insoportable levedad del ser, ambas
obras de Milan Kundera. Por supuesto, nunca saldrá a la luz porque es malísima.
Más tarde, de los 21 a los 23 años, escribí una novela ambientada en Málaga que
ahora estoy editando. Esa novela es mi primera obra que considero que puede ser
decente, y empieza con el fragmento de las magdalenas de En busca del tiempo perdido. Cuando la terminé empecé con la
biografía A finales de enero, que me
llevó 3 años y comenzó de pura casualidad: una conversación informal con un
amigo editor me llevó a la figura de Dolores González Ruiz, y yo me limité a
tirar del hilo. En todo caso, parece que explorar las cosas que he escrito no
me hace encontrar el motivo último por el que escribo. Supongo que lo que
ocurre es que me lo paso bien y me mantiene mentalmente ocupado.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
No tengo ningún tipo de
costumbre, superstición o manía a la hora de escribir. Cuando tenía 20 años y
era un poco descerebrado, solía escribir cuando estaba alterado emocional o
psicológicamente. Era habitual que lo hiciera cuando estaba borracho o estaba
sensible por algún tema amoroso o familiar. Solía poner música psicodélica o
alguna sinfonía muy impactante para crear una atmósfera alterada en mi cuarto,
y sentía que esa era la manera de que me saliera escribir, un acto que
consideraba casi sagrado. Hoy en día no me ocurre nada parecido. Escribo a
todas horas y en todo tipo de estados. Lo que al final se trata es de dedicarle
todas las horas posibles. Quizás mi única manía es que necesito un tiempo largo
para concentrarme y ponerme a escribir, y cuando ya estoy metido es muy difícil
sacarme. Puedo estar con más personas que no me entero.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Supongo que como soy aún muy
joven no tengo aún demasiadas preocupaciones temáticas consolidadas. Estoy
siempre dándole vueltas a asuntos sobre los que muchos han pensado ya más y
mejor que yo, así que tampoco mis preocupaciones temáticas aportan mucho. Me
interesa la relación entre las grandes historias y las pequeñas historias, de
lo que trata A finales de enero, y
cómo el tiempo cambia y desfigura todo, tanto la realidad como el recuerdo y
las percepciones. Mi blog personal se llama Historias
cruzadas porque siempre me ha interesado mucho cómo acaban confluyendo
tanto las historias personales.
4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de
escribir?
Como hay que dedicarle mucho
tiempo y es muy absorbente, hay que ser consciente de que escribir consume
parte de la vida social y profesional. Creo que mi único consejo es que hay que
saber reservarse muchas horas lúcidas, lo que en ocasiones puede ser difícil si
existen otras obligaciones y trabajos.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Suelo planificarlo todo, y luego
voy reconstruyendo la historia poco a poco en mi cabeza con lo que ya tengo
escrito. Le dedico muchas horas y, aunque pierdo la noción del tiempo, suelo
saber a qué lugar quiero ir con lo que escribo. Aún así, a veces me abrumo y
necesito reorganizarlo todo, una tarea frustrante a la que puedo dedicar casi
tanto tiempo como a la escritura.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
A nivel intelectual, la persona
que más me ha influido ha sido Manuel Arias Maldonado, cuyos ensayos sobre
ciencia política son de primer nivel. Respecto a mi biografía A finales de enero, autores como
Margaret MacMillan y Toni Judt han sido decisivos a la hora de fijar la manera
en que yo quería abordar el tema. También Manuel Chaves Nogales, cuyo Juan
Belmonte, matador de toros me pareció una maravilla, y Jordi Amat y
Enrique Bocanegra, cuyos libros que ganaron el Premio Comillas son extraordinarios.
A un nivel más literario, hay dos libros españoles que marcaron mucho mi etapa
universitaria: Tiempo de silencio y La vida perra de Juanita Narboni, de
Luis Martín-Santos y Ángel Vázquez respectivamente. El libro sobre el que más
vueltas he dado ha sido La montaña mágica,
de Thomas Mann, que hizo que abriera un blog en honor al libro en el que
escribía sobre temas europeos utilizando todo el rato a Naphta y Settembrini. También La educación sentimental, de Gustave
Flaubert, Anna Karenina, de Tolstoi, En busca del tiempo perdido, de Proust, y
Moby-Dick, de Melville, sobre los que
llenaba mis Moleskines. De literatura más reciente, me impactaron mucho Apegos feroces, de Vivian Gornick, y Ciudad abierta, de Teju Cole. Si pudiera
escribiría como Vivian Gornick.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Por un lado, estoy editando lo
que considero que fue mi primera novela decente, y quizás intento publicarla si
me siento con confianza. Por otro lado, he empezado una investigación sobre la
parte de mi familia malagueña que emigró a Argentina. Me he encontrado con una
historia apasionante que atraviesa momentos históricos de Argentina de una
manera parecida a lo que hacía A finales
de enero con la historia de España. Me voy en junio a Argentina un mes para
investigar, y espero salir de allí con información suficiente como para poder
planificar los siguientes pasos. Mínimo tardaré tres años, pero creo que
acabaré haciendo un libro sobre el asunto. Aunque aún no sé lo suficiente para
adelantar grandes cosas, lo poco que me he ido encontrando acerca de la
historia de mi familia en Argentina ya ha llenado complemente mi cabeza. Estoy
obsesionado con esa historia, y pretendo hacer un libro en la misma línea que A finales de enero. Ya puedo adelantar
que vuelve a ser otra tragedia griega. Siempre me acaban atrayendo las
historias trágicas, qué le voy a hacer.
Javier Padilla Moreno-Torres (Málaga 1992) es graduado en Derecho y
Administración de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid y máster en
Filosofía y Ciencias Políticas por la London School of Economics. Ganó el
Premio Comillas (XXXI Edición) con la obra A finales de enero, la biografía de
Dolores González Ruiz, Enrique Ruano y Javier Sauquillo.
*La foto es de
Pablo Mahave. pablomahave.com.
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