1.- ¿Por qué escribes?
Escribo porque no sé cantar. Escribo para que la palabra cante en mi nombre la pulsión de vida y, al tiempo, presida el silencio. Penélope ama y teje. Yo tejo palabras con ovillos de margen, doy puntadas de azafrán a los versos, frunzo una vainica doble de metáforas. Y amo lo que nombro.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Mi superstición es que la palabra cura. Y sana. Mi superstición es que el poema pueda ser un territorio de comunión con un tú con el que –supersticiosamente- sentirnos recogidos.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
La pulsión de vida, cantar a lo que se ama, el propio lenguaje (en el tránsito de ir siempre más allá de lo que ya se ha ido), lo sagrado (en tanto que aquello que se ha de preservar), la escucha. El otro. Lo otro. El prodigio, el presagio. La maravilla.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Que el auriga sea el lenguaje, trato de evitar que la voluntad de quien escribe nunca la ahogue, intento que lo que se escribe en mí sea una intuición de mundos que me permita el encuentro con el asombro. Si no me asombra, lo escrito no me sacia el hambre.
5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Escribo desde el consentimiento nupcial con la palabra. Ella es la que tiene que habitar el lugar. Yo sólo estoy a la escucha. Me nombra, la palabra, el lenguaje acontece en mí, yo ni siquiera lo embrido. Sólo cuando el poema se ha escrito, acaso lo intervengo, despacito, y en voz baja.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
José Ángel Valente, Gamoneda,
María Negroni, Menchu Gutiérrez, Cortázar, Gabriela Llansol, Huidobro, Julio
Monteverde, Rafael Soler, Juarroz, Lurdes Martínez, Blanca Varela, santa
Teresa, Juan de la Cruz.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Después de muchos años sin publicar, tengo vivos dos libros, El paso que se habita (Chamán), un poemario en el que se reivindica la alegría y lo sagrado, que busca perder la fe –en el mejor sentido de la expresión-, y una novela, La vida, contigo (Adeshoras), en la que se apuesta por una manera de estar en el mundo del lado del amor.
Esther Peñas Domingo (Madrid, 1975) es periodista de oficio y poeta. Ha publicado, entre otros, los poemarios El paso que se habita (Chamán Ediciones) y Penumbra (Devenir). Coordinó la edición de Trovadores de silencio (Calambur) y es autora de cuatro libros de entrevistas y cinco novelas, entre ellas La vida, contigo (Adeshoras) y Sesión continua (Odisea). Custodia el tesoro de su propio naufragio. Por eso escribe, para abrir el lugar.
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