1.- ¿Por qué escribes?
Por necesidad. Cualquier otra
respuesta se alejaría de la auténtica razón, que es esa.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Hace años podía ser más metódico
y relacionaba la creatividad con ciertos rituales: música, espacio, etc. Ahora,
con dos hijos y trabajando como autónomo, me limito a buscar huecos. Debo estar
bien atento, pues de lo contrario esos momentos se van volviendo invisibles y
la sensación de necesidad se vuelve amarga. Hay que saltarles a la yugular
cuando asoman o se evaporan. Escribo a fogonazos, en esos ratos; puede ser en
un descanso laboral, en el móvil mientras espero en el dentista o sacrificando
las siestas familiares del fin de semana. Uso notas en el móvil o en libretas
para raptar las ideas y después intento jugar con ellas, les pregunto si tienen
algo que decir y espero a ver qué responden.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Hasta ahora me ha interesado
principalmente trabajar en historias relacionadas con el aislamiento y la
incomunicación. Creo que de forma natural me inclino a abordar las fricciones
inherentes a toda relación humana, después las rodeo de elementos discordantes
o extraños. Intento divertirme hablando de asuntos serios.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
Creer en la historia una vez me
enfrento a ella. Confiar en ella y en la intuición. Si otras ideas han quedado
en la cuneta y esa no, es porque debe esconder algo. Es mi responsabilidad trabajar
para desenterrarlo. Si me canso, pues cavo más fuerte.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Depende. A veces el detonante es
una resolución y todo pide desembocar ahí (esas creaciones son, en mi caso, las
más sencillas), otras parten de una idea abstracta y hay que alzar todo un
castillo para ella; o de una frase, de una palabra, de un invento que no
existe, de una brecha en la pared... Cada historia es diferente.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Uno no deja nunca de descubrir
autores, desde clásicos pendientes hasta autores extranjeros o locales (pienso
que la salud literaria de los escritores murcianos en estos tiempos es digna de
mención). Pero si te refieres a esos autores a los que vuelvo de forma
recurrente, mencionaría a Rulfo, Bradbury, Cortázar, Carver, Borges, Cheever,
Salinger, Chesterton... Soy un lector de cuentos, principalmente. Es el género
que más disfruto, también cuando intento escribir.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Solo he publicado un libro de
cuentos hasta la fecha, se titula Que la
ciudad se acabe de pronto. He tenido la suerte de haber recibido críticas
generosas, especialmente tras haber sido elegido finalista del Premio Setenil
el año pasado, hecho que ayudó a que no pasara del todo desapercibido. Pero
sobre todo, me ha brindado la oportunidad de contactar y/o conocer
personalmente a un cierto número de autores interesantes, a quienes admiro y de
quienes aprendo a diario (aunque quizá ellos no lo saben). Esa es la mayor
recompensa que estoy obteniendo durante esta primera aventura literaria.
Respecto al próximo proyecto, intento
robar tiempo a las obligaciones para avanzar en lo que tengo entre manos. Trato
de madurarlo y disfrutarlo, sin demasiadas prisas.
Trifón Abad (Murcia, 1979). Es licenciado en
Periodismo y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Ha ejercido
como periodista y actualmente dirige una agencia de marketing digital. En 2018
publica su primer libro de relatos, Que la ciudad se acabe de
pronto (finalista del Premio Setenil). Ha sido finalista del
Premio de Relato Cosecha Eñe y ha ganado el Premio Nacional de Cuento Leopoldo
Alas Clarín, entre otros reconocimientos menores. Ha colaborado con diversos
medios y en la actualidad publica reseñas literarias en La Verdad.
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