1.- ¿Por qué escribes?
Cuanto más tiempo pasa, más me cuesta
contestar a esa pregunta. Escribir es lo que soy, me resulta difícil pensarlo como
algo que es y está fuera de mí. Una pasión que tuvo un principio casi infantil,
adolescente. Una disparatada escritura de diarios interminables e inútiles que,
de pronto, empezó a invadirlo todo. Sé que la escritura añade significado a mi
vida. No son los premios ni el reconocimiento. Ni siquiera esos lectores o
críticos a los que a veces les gusta lo que hago. Es un proceso íntimo difícil
de explicar, pero que tiene que ver con esa dicotomía de ser hacia dentro y
parecer hacia afuera. Con esa necesidad de poner orden en el caos y, desde ahí,
construir algo nuevo. Con las preguntas que nos hacemos cada día. Y puede que
también con el deseo de convertir la basura en algo bello. Hermoso y
comestible.
Qué difícil, Miguel. Hay mil
respuestas posibles y puede que ninguna sea la correcta. Escribo y ya está.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
Siempre he estudiado y leído de
noche pero ahora para escribir prefiero las mañanas. La ducha, el vapor por la
mañana me trae las mejores ideas. Esos segundos de silencio, de aislamiento me
ponen las pilas.
Y luego muchas horas por delante
para inventar. Pero por las noches borro lo que escribo por la mañana. Lo que queda de ese ejercicio inútil es la
novela. El mito de Sísifo. No sé por qué insistimos.
Cuando llega la idea o la imagen
me acelero tanto que a veces tengo que parar. Aprovecho para hacerme un zumo, o
lavar un jersey. Las manos en el agua templada, la suavidad del tejido me
relaja. A los jerséis hay que tratarlos como a bebés. Esa frase de mi madre. Y
cómo metía el codo en el agua y nunca retorcía los tejidos. Ni sol, ni frío, ni
el menor maltrato. Diez minutos y vuelvo al trabajo.
Últimamente hablo y grabo con el
móvil mientras bajo por la Gran Vía hacia el trabajo o si estoy en la playa o
el campo. Alguna idea que volará enseguida, una imagen, el recuerdo de un
sueño. No quiero que nada se me escape.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
La memoria, la familia y, cómo
no, la pareja. Esas vidas secretas nucleares que tienden a explotar cuando
menos lo esperas. Las contradicciones, las mentiras, las casualidades, los
malentendidos. Las mujeres y los hombres y ese milagro de que podamos convivir entre
los distintos sexos. Toda esa magia de querer a alguien, de que ese otro te
quiera. Esa frustración, ese miedo de perderlo. Pero siempre desde lo concreto
con barro en las suelas y las manos gastadas de tanto usarlas.
4.- ¿Algún principio o consejo que tengas muy presente a la hora de
escribir?
Siempre tuve miedo a ser cursi.
Por eso tardé muchos años en tomármelo en serio. Un amigo escritor al que
admiro y adoro me dio, justo a tiempo, esa palmada en la espalda que espanta a
los fantasmas de esa especie. “Déjate de estupideces y empieza un proyecto…”,
dijo. Fue una cerilla sobre el hornillo de la cocina. La llama llegó hasta el techo. Y nunca se ha
apagado. Fue él quien me puso a trabajar.
He aprendido a controlar esa
inseguridad. Pero la duda siempre está ahí. Ese punto de riesgo, de fracaso.
Amagas y nunca llegas del todo. Cervantes en el Quijote habla de la gloria del
intento. También me gustan las líneas finales de El Gran Gatsby: "Y así seguimos
adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia
el pasado".
5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Me cuesta mucho imaginar así que siempre
procuro ir muy despacio. Uso los detalles, observo las escenas y pongo al
personaje en el centro, con su conflicto y con su deseo a cuestas. Es la parte
más difícil. Decidir en qué lugar, en qué conflicto situar al personaje. Voy
entrando en la historia muy poco a poco, por donde pueda. Vale tanto la puerta principal
como el sótano, la azotea como la puerta de atrás y sorprender al lector
inadvertido. Pero siempre de un modo suave, sugiriendo, mostrando. Sin decirlo
todo. Mi lector es inteligente, mucho más que yo. Le dejo espacio para que
trabaje, que imagine. Y, sobre todo, para
que juegue
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Incapaz de nombrarlos a todos.
Solo apuntar que soy narradora pero que tengo una deuda impagable con los
poetas: Garcilaso, Machado, Gil de Biedma, Shakespeare, Silvia Plath. De nuevo
me asusto pensando en lo todo que no cabe en estas hojas.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Mi último proyecto es El novio chino que he terminado hace
poco tiempo y que anda por ahí haciéndose querer.
Un chino y un español se
encuentran en Shanghái en el principio de la Expo de 2010.
Eso transformará sus vidas.
Ahora, mientras la novela china
se pasea escribo una historia ficticia de lo que pasa cuando uno vuelve a los
viejos tiempos en que amó la vida. Y no digo más.
María Tena. Ha vivido en Dublín, Montevideo, Shanghái y Madrid.
Es licenciada en Filosofía y Letras especialidad en Literatura Hispánica y
Licenciada en Derecho, ambas carreras las cursó en la Universidad Complutense
de Madrid. Es funcionaria del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del
Estado. Como tal, ha ocupado diversos puestos de la Administración en tareas
culturales y educativas. Ha ganado algún premio de relato y sus microrrelatos
están ampliamente antologados. Fue semifinalista del Premio Herralde 2002 y su novela Tenemos que vernos fue publicada
por Editorial Anagrama. Publicó su segunda novela Todavía tú también en Anagrama. Su novela La fragilidad de las panteras fue finalista del Premio Primavera de
novela 2010 convocado por Espasa y Ámbito Cultural, y fue publicada por Espasa
en 2010.
2 comentarios:
Querido Miguel, después de tantos años de conocerte he de confesarte que hasta hace poco no leía estos cuestionarios. Normalmente, porque no conocía a los autores.
Y sin embargo, llevo varios leídos y (aunque sigo sin conocerlos) y me han encantado. Me parecen verdaderamente interesantes.
Perdona, y gracias. Un abrazo y felices fiestas.
Cuánta sencillez y naturalidad. Me ha encantado Miguel.
Un abrazo
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