jueves, marzo 26, 2015

Maite Núñez - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Esta es la pregunta del millón. Escribo desde siempre, así que supongo que en cada etapa de mi vida ha habido una razón. De pequeña, porque quería construir historias, imitar las aventuras de los libros que leía. De joven, porque era muy inquieta e imagino que buscaba mi camino, alguna forma de expresión afianzadora y adolescente, al cabo. Ahora, escribo seguramente para tapar agujeros, para poner parches en los rotos, para digerir algunas cosas que de otra manera no podría asimilar, o al menos para relativizarlas e, incluso, a veces, reirme de ellas. Para desprenderme de fantasmas, probablemente también para canalizar el miedo. Para ordenar las cosas, tratar de dar respuesta a lo que no entiendo, aunque muchas veces no haga sino plantear más preguntas.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Mis horarios de escritura son totalmente anárquicos, los tengo que adaptar a otras  actividades laborales. Escribo como puedo y donde puedo. Cuando es posible prefiero la mañana a la tarde y a la noche, me parece que las ideas y las palabras fluyen con mayor facilidad, que a primera hora el peso del día no emborrona el texto. Pero tampoco me quejo, a veces de cuanto más tiempo dispongo menos escribo, parece que la presión va bien para que cundan las palabras. Lo hago en el ordenador pero suelo corregir en papel. Pero como he dicho, mis horarios de escritura no obedecen a ningún patrón, de manera que si tengo un rato en el tren, por ejemplo, también lo aprovecho, y entonces escribo en papel. No voy a ningún sitio sin una libreta y un bolígrafo. Ni a la compra. Este supuesto caos contrasta, sin embargo, con el hecho de que, para escribir en casa, necesito que todo esté en orden, cada cosa en su sito. Y si es con un té, mejor.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
De acuerdo con lo que he comentado en la primera pregunta, mis inclinaciones temáticas han variado con el tiempo, en consonacia con las preocupaciones que me puedan rondar en cada momento, o en función de lo que veo a mi alrededor. Ahora mismo, diría que los temas son pocos y recurrentes: la incertidumbre, el miedo ante lo desconocido, ante el cambio, la enfermedad, la incapacidad para tomar decisiones, la soledad. Luego los diferentes argumentos no hacen más que vestir de una u otra forma esos temas. En definitiva, mis historias intentan hurgar en situaciones cotidianas, rascar en esa superficie de supuesta “normalidad”  para descubrir lo que hay debajo, lo que no se percibe  a primera vista.



4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Leí una vez que un libro no se acaba, se abandona. Intento escribir sin volver atrás, ya habrá tiempo para corregir. Esto, que a muchos les parecerá obvio, a mí me ha costado mucho de asumir. Pero es difícil superar las inseguridades y abandonar esa lacra de la insatisfacción con lo escrito. Tampoco quiero olvidar la conveniencia de ser honesta con una misma y con lo que se escribe.


5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

La literatura tiene algo de laboratorio de la vida. Y a mí en la vida me cuesta mucho planificar. Así que no planifico más allá de saber de qué quiero hablar. Eso sí, como laboratorio que es, me temo que tiro mucho del “ensayo y error”. Yo escribo sobre todo relato. Muchas veces el argumento y la trama varían mucho desde que decido hablar de determinado tema hasta que pongo el punto y final. En ocasiones las historias se comportan como una “matrioska”: abro una muñeca y otra parecida, pero no igual, aflora, así que, sí, soy de los que se dejan llevar por la  historia. A veces tengo el final antes que el principio, en ocasiones todo parte de una idea, una imagen, un fogonazo.
Luego sí, corregir y corregir. Muchas veces estoy deseando ese momento, meter el bisturí, pasar la bayeta, adecentar –procurando no dejarlo liso-  ese territorio imperfecto que es el texto.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Sería injusto nombrar a unos autores o unos libros en detrimentro de otros. En todo caso, las devociones han variado con los años  y soy más deudora como lectora de libros concretos que de autores. “El amor en los tiempos del cólera” de Gabriel García Márquez y  “Todas las almas” de Javier Marías son libros que leería en bucle. Pero me interesa también casi todo lo de Ian McEwan y me siento próxima a lo que escribe Juan Gracia Armendáriz, por ejemplo. En un tiempo, Alejo Carpentier y también Antonio Rabinad. En el relato me inicié de la mano –cómo no- de Chejov, pero también de Soledad Puértolas y de Italo Calvino. Y aunque sean tópicos, Carver, aunque menos que Cheever, Tobías Wolff, James Salter, pero también Alice Munro y Grace Paley, Richard Ford y Sam Shepard (mucho norteamericano, como se ve). Podría citar también algunos cuentos de Cristina Cerrada y de Marcelo Lillo, pero estaría siendo indigna con tantos otros. Declaro finalmente mi inclinación por Peter Stamm y por Gonzalo Calcedo. Para no querer nombrar ninguno no ha estado mal, ¿no?

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

A principios de marzo llega a las librerías “Cosas que decidir mientras se hace la cena”, un libro de relatos, de la mano de Editoral Base. La contraportada dice que los personajes de estos quince cuentos “libran sus batallas en dormitorios y cocinas, esas junglas domésticas en las que no se puede aspirar a otra cosa que seguir respirando”. Y es así. Se trata de un conjunto de historias, con algunos nexos entre sí, en las que los protagonistas son seres angustiados, hombres y mujeres que se muestran incapaces de tomar decisiones. Vamos, lo normal.

Mientras tanto, sigo escribiendo relatos que ojalá puedan conformar un nuevo libro. Y me complico la vida alternando esto con los primeros balbuceos de otro tipo de texto –todo apunta a una novela corta-  sobre la enfermedad, los hospitales, que es algo en lo que me temo que  tengo alguna experiencia.


Maite Núñez. Nacida en Barcelona en 1966, es Licenciada en Historia Moderna y Contemporánea (UAB) y ha cursado la licenciatura de Documentación (UOC) y el doctorado en Periodismo (UAB). En este ámbito ha trabajado en el estudio de los orígenes de la prensa periódica en Catalunya en la Época Moderna.
Por otro lado, sus inquietudes literarias y por el mundo de la comunicación la han llevado a realizar varios cursos en el ámbito de la edición, de las tecnologías de la comunicación y de la creación literaria.
Ha colaborado en diversas revistas literarias y en la redacción de textos de todo tipo, desde artículos de enciclopedia (entradas de Historia, de Geografía) hasta artículos de divulgación para revistas.
Ha publicado cuentos, artículos, reseñas literarias, etc. Ha participado en diversas antologías. Sus relatos han obtenido numerosos reconocimientos.

Cosas que decidir mientras se hace la cena es su primer libro de relatos.

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