domingo, mayo 26, 2019

La mujer geométrica, de Vicente Marco



Vicente Marco ha ganado el Premio Tiflos de novela, el Premio Jaén, el Premio Valencia de Narrativa en Castellano Alfons el Magnanim, el Premio de Novela el Fungible, el Premio Nacional de Teatro Castellón a Escena, el Premio Fray Luis de León de Teatro, el Premio Ciudad de Requena de teatro, el Premio Unamuno, el Premio Julio Cortázar, el Alberto Lista o el Hucha de Oro, entre otros. Tiene una obra muy extensa en su haber, de la que nombraré Los trenes de Pound, Ya no somos niñas, Opera Magna, Mi otra madre o El desorden de los números cardinales. Estamos pues ante un escritor con mayúsculas que no tiene nada que demostrar y que conoce el oficio sobradamente. Su última obra se titula La mujer geométrica.

La protagonista de La mujer geométrica es Sara, una mujer casada y madre de un hijo de diecisiete años. La historia empieza cuando descubre que su hijo está teniendo una relación con una mujer llamada Nat mucho mayor que él. Esta circunstancia altera su vida y, cuando se decide a intentar averiguar algo sobre esa mujer, conoce a Rodri Brun, un hombre que la iniciará en un mundo de perversiones, de juegos sexuales, de emociones que nunca antes había experimentado, lo que provoca que decida abandonar a su marido y se deje llevar por ese compañero de juegos. Sara se siente absolutamente rendida a todo lo que se le propone. La novela se convierte en una sucesión de retos, a cual más atrevido o incluso estrambótico. Hasta que, en un momento determinado, todo da un giro que nos pilla por sorpresa.


La novela no da tregua. Una historia de violencia y sexo que nos convierte en obscenos voyeurs, sin apenas personajes y pocas explicaciones. El diálogo es el recurso predominante para ir avanzando en la trama. No importa la reflexión sino las actitudes en este juego del gato y el ratón. Un libro en el que el autor realiza una especie de travestismo literario, al narrar la historia desde el personaje de la mujer, en primera persona. Un thriller en estado puro, cuyo objetivo es obligarnos a pasar las páginas cada vez más deprisa.

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