1.- ¿Por qué escribes?
Escribo porque necesito decirme con palabras. Porque no encontré
un modo más eficaz de expresar, de sentir y de vivir. Escribo porque desde
pequeña encontré en la escritura la forma exacta de conectarme con mi silencio,
en equilibrio con las emociones y las palabras, pero también en equilibrio con
el mundo, con el entorno. También escribo porque es tentador y placentero,
porque le pone a mis pensamientos toda la libertad y la fluidez que a veces no
me permito cuando hablo.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres,
preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?
Mis costumbres son versátiles, puedo escribir
en casi cualquier lugar: servilletas, libretas ajenas, papeles encontrados,
bordes de anotadores, notas del celular, mails que me envío a mí misma,
cuadernos, computadora, todo me viene bien. Como preferir, prefiero el silencio
casi siempre y cuando corrijo a veces escucho una playlist de piano que me armé
en Spotify. Algunas otras veces vuelvo a preferir el silencio o mi voz leyendo
en voz alta, algo a lo que me vengo acostumbrando últimamente y me funciona muy
bien. ¿Manías? pocas, casi una sola: tener mate para escribir. Antes eran
cigarrillos pero dejé de fumar, así que ahora es mate, o su equivalente que
puede ser té o café. En algunas ocasiones una copa de vino y en aún más contadas
excepciones una medida de whisky.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus
preocupaciones temáticas?
Las relaciones humanas, el amor, el cómo nos entendemos y nos
conectamos con los demás y casi siempre, todo esto va relacionado en mi
escritura en cómo las personas nos sentimos respecto a esas conexiones que
establecemos. Me interesa mucho indagar eso, indagar el monólogo interior de
cada personaje a fin de que se tope con verdades absolutas, con el ridículo,
con las sensaciones más extrañas y con el placer. Creo que esas son mis
temáticas: el amor, el placer y cómo se convive con esos vaivenes.
4.- ¿Algún
principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?
Como toda práctica requiere dedicación, horas de viaje en la misma
ruta y la constancia suficiente que supone cualquier oficio. Quien quiera
escribir debe saber que hacerlo supone leer mucho, muchísimo, casi no se puede
escribir de otro modo más que leyendo. Y si quien escribe quiere publicar,
entonces hay que abrir la mente al rechazo editorial, a los tiempos de
publicación, a que incluso pueda pasar mucho tiempo sin que te publiquen: y eso
está bien. Cada paso es un proceso necesario de la construcción de la
escritura, incluso los malos tragos (que también los hay), pero sobran los
buenos momentos: escribir es entrar en comunión con uno mismo, para luego
entrar en comunión con el lector, para estar ahí incluso cuando uno esté en una
ciudad y el lector en otra, escribir supone una intimidad tan bonita que lo que
tengo muy presente a la hora de escribir es buscar siempre esa intimidad.
5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la
historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?
Cuando comencé a escribir era de planificar la historia y me
aburría terriblemente. Con el correr de las lecturas, las miradas y el tiempo
me di cuenta que debía dejarme llevar por mis propias palabras y por la
construcción de la ficción que yo misma voy creando, por lo que yo llamo “el
instinto a la hora de escribir’’, un mecanismo casi silencioso que dicta una
voz, un ritmo, un pulso, un modo: eso es más importante que la historia en sí,
ya todo está escrito, pero no están escritos los detalles, los modos, el
relieve o las texturas.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de
cabecera?
Mis autores de cabecera son Fogwill, Clarice Lispector, Alejandra
Pizarnik, David Foster Wallace, J. M. Coetzee, Paul Auster, Carver, Pablo
Ramos, Marguerite Duras, Cortázar, Roberto Bolaño…hay muchos y lo bueno es que
permanentemente encuentro nuevos para sumar a la lista.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último
proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o
estés escribiendo.
Mi último libro es Los desiertos efímeros un poemario que llegó inesperadamente, y
digo esto porque no estaba en mis planes escribirlo, pero sucedió y bienvenido
sea. El libro saldrá hacia el 20 de octubre y se podrá conseguir en Argentina
en librerías y para el resto del mundo a través de la tienda de la editorial
Peces de Ciudad. En este libro me concentré en aquellos espacios que parecen
ser desierto, donde la desolación, el miedo, la bronca o el dolor parecieran
ser eternos y perturbadores y, sin embargo, cambiando el cristal, dejando pasar
el tiempo y viendo las cosas desde otra perspectiva, notamos que son efímeros,
son pasajeros y se pueden atravesar. Hay grandes dolores, pero también hay
grandes esperanzas de fondo y eso me gustaba pensar y rescatar al escribirlo.
Es mi segundo libro, el primero fue Memoria
de lo posible, un libro de once relatos y cuentos que está por agotar su
segunda edición. Lo que estoy escribiendo actualmente es una novela que se
llama Derrumbe y que tiene el pulso de lo erótico, el amor y las
relaciones íntimas en una pareja que se encuentra y desencuentra
constantemente.
Angie Pagnotta es escritora y periodista. En 2012 fundó Revista Kundra
–literatura aleatoria– y el portal de arte y cultura Baires Digital.
Tiene una columna literaria en el programa de radio Cuentos Criollos
donde recomienda autores y libros. Trabaja como periodista en medios de
Argentina y Europa, escribiendo crónicas de viajes, entrevistas, perfiles y
notas del ámbito cultural y artístico. Sus libros publicados son Memoria
de lo posible (2017, Peces de Ciudad) y Los desiertos efímeros
(2018, Peces de Ciudad). Escribió el libro de cuentos Un segundo antes y
la novela Nada que no quieras, ambos materiales inéditos. Conduce Nunca
se sabe junto a Tommy Tow, programa de radio emitido por La
Desterrada. Es Co-Fundadora de ENGRAMM,
una plataforma cultural y artística que une Buenos Aires y Berlín.
Contacto con la autora:
angie.pagnotta87@gmail.com
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