“Celda 211” es una película que mantiene pegado al espectador a la butaca hasta el final. Tiene un ritmo vertiginoso, los actores están soberbios y la trama es interesante. Además, es una película de género, de género carcelario, y es española. Vaya todo esto por delante.
En general, es bastante corriente que hablar de “género” sirva para menospreciar la obra que se comenta. Esto lo vemos en diversos ámbitos, también en el literario. Y con mayor virulencia si de lo que se trata es de juzgar una producción hollywoodense. Sin embargo, en cuanto al cine español, cuando aparece un buen film de intriga, suspense o terror, se alza la voz para reivindicar su calidad. A mí esto me parece muy bien, desde luego, ya que por lo general no me gustan las etiquetas, y más si sirven para descalificar. “Celda 211” está basada en una novela del escritor Francisco Pérez Gandul, publicada por Lengua de Trapo. La verdad es que abrir el libro es quedarse enganchado de inmediato. Está narrado como un cruce de voces perfectamente identificadas, jugando así con la voz narrativa y también con la estructura del relato.
En general, es bastante corriente que hablar de “género” sirva para menospreciar la obra que se comenta. Esto lo vemos en diversos ámbitos, también en el literario. Y con mayor virulencia si de lo que se trata es de juzgar una producción hollywoodense. Sin embargo, en cuanto al cine español, cuando aparece un buen film de intriga, suspense o terror, se alza la voz para reivindicar su calidad. A mí esto me parece muy bien, desde luego, ya que por lo general no me gustan las etiquetas, y más si sirven para descalificar. “Celda 211” está basada en una novela del escritor Francisco Pérez Gandul, publicada por Lengua de Trapo. La verdad es que abrir el libro es quedarse enganchado de inmediato. Está narrado como un cruce de voces perfectamente identificadas, jugando así con la voz narrativa y también con la estructura del relato.
La historia cuenta la aventura de un funcionario de prisiones, Juan, que acude a visitar su nuevo destino un día antes de su incorporación oficial. Mientras le enseñan la cárcel, a Juan le da un mareo y lo tienen que acomodar en la celda 211. En ese momento estalla un motín, comandado por un peligroso recluso conocido como Malamadre. Si los presos averiguan que Juan es funcionario de prisiones lo matarán sin dudar, así que su única oportunidad de sobrevivir consiste en hacerse pasar por un preso más, un recién llegado que se une al motín y que afronta sus miedos para resistir en un medio hostil. Juan irá descubriendo aspectos de sí mismo que desconocía. De algún modo, se trata de una historia de aprendizaje.
La película tiene aspectos interesantes, como el hecho de que la moneda de cambio de los presos para negociar con las autoridades sean unos terroristas de ETA. El personaje del policía cruel que ya está acostumbrado a todo, quizá un poco escaso de matices, está muy bien encarnado por el actor Antonio Resines. Alberto Ammann hace creíble, a dura penas, su personaje del funcionario de prisiones atrapado en una situación que le supera. Pero quien merece una mención especial es Luis Tossar, uno de los mejores actores españoles, sin ningún género de dudas, que interpreta al cabecilla del motín, el preso Malamadre, un hombre duro, fiel a su propia ética, de una violencia inusitada y una lealtad sin fisuras.
La película resulta claustrofóbica y su ritmo no decae en ningún momento. El ambiente de la prisión, cómo se mueve la cámara entre el tumulto, cómo sigue a los personajes, son muestras del buen hacer del director Daniel Monzón.
“Celda 211” es una película muy interesante que engancha al espectador por el cuello y no le da tregua, una película dura que nadie debería perderse.
Reseña
En "La biblioteca imaginaria" se ha publicado una reseña sobre el libro "Anónimos". Aquí.