viernes, noviembre 27, 2009

Celda 211


“Celda 211” es una película que mantiene pegado al espectador a la butaca hasta el final. Tiene un ritmo vertiginoso, los actores están soberbios y la trama es interesante. Además, es una película de género, de género carcelario, y es española. Vaya todo esto por delante.
En general, es bastante corriente que hablar de “género” sirva para menospreciar la obra que se comenta. Esto lo vemos en diversos ámbitos, también en el literario. Y con mayor virulencia si de lo que se trata es de juzgar una producción hollywoodense. Sin embargo, en cuanto al cine español, cuando aparece un buen film de intriga, suspense o terror, se alza la voz para reivindicar su calidad. A mí esto me parece muy bien, desde luego, ya que por lo general no me gustan las etiquetas, y más si sirven para descalificar. “Celda 211” está basada en una novela del escritor Francisco Pérez Gandul, publicada por Lengua de Trapo. La verdad es que abrir el libro es quedarse enganchado de inmediato. Está narrado como un cruce de voces perfectamente identificadas, jugando así con la voz narrativa y también con la estructura del relato.

La historia cuenta la aventura de un funcionario de prisiones, Juan, que acude a visitar su nuevo destino un día antes de su incorporación oficial. Mientras le enseñan la cárcel, a Juan le da un mareo y lo tienen que acomodar en la celda 211. En ese momento estalla un motín, comandado por un peligroso recluso conocido como Malamadre. Si los presos averiguan que Juan es funcionario de prisiones lo matarán sin dudar, así que su única oportunidad de sobrevivir consiste en hacerse pasar por un preso más, un recién llegado que se une al motín y que afronta sus miedos para resistir en un medio hostil. Juan irá descubriendo aspectos de sí mismo que desconocía. De algún modo, se trata de una historia de aprendizaje.

La película tiene aspectos interesantes, como el hecho de que la moneda de cambio de los presos para negociar con las autoridades sean unos terroristas de ETA. El personaje del policía cruel que ya está acostumbrado a todo, quizá un poco escaso de matices, está muy bien encarnado por el actor Antonio Resines. Alberto Ammann hace creíble, a dura penas, su personaje del funcionario de prisiones atrapado en una situación que le supera. Pero quien merece una mención especial es Luis Tossar, uno de los mejores actores españoles, sin ningún género de dudas, que interpreta al cabecilla del motín, el preso Malamadre, un hombre duro, fiel a su propia ética, de una violencia inusitada y una lealtad sin fisuras.

La película resulta claustrofóbica y su ritmo no decae en ningún momento. El ambiente de la prisión, cómo se mueve la cámara entre el tumulto, cómo sigue a los personajes, son muestras del buen hacer del director Daniel Monzón.
“Celda 211” es una película muy interesante que engancha al espectador por el cuello y no le da tregua, una película dura que nadie debería perderse.





Reseña

En "La biblioteca imaginaria" se ha publicado una reseña sobre el libro "Anónimos". Aquí.

lunes, noviembre 23, 2009

Adiós al Síndrome


El blog de Miguel Ángel Muñoz, “El síndrome Chéjov”, punto de referencia para los amantes del relato ha cerrado, ha terminado. Al leer su impecable texto de despedida, he sentido una punzada en el estómago, una patada más bien. Es una noticia triste que un proyecto de tal calidad y envergadura termine. Recuerdo ahora la encuesta que realizó sobre los mejores libros de cuentos de los últimos años. Uno querría seguir teniendo a su alcance esas entrevistas ejemplares, muy documentadas, llenas de datos de interés, esas recomendaciones, esas curiosidades, como la sección “En camisa de once varas”, donde nos descubría escenas cinematográficas en las que relevantes escritores habían hecho breves cameos, con más o menos fortuna, o su serie “Cheeverianas”. No tuvo reparo incluso en ofrecer su blog como plataforma para presentar nuevos autores inéditos. Se despide con elegancia y sin poder ocultar cierto hastío y decepción. Lo echaremos de menos.
No era un blog escrito a tontas y a locas, no era un blog que te despachara una entrada con cuatro líneas escritas a vuela pluma. Era un blog serio y generoso con sus lectores, privilegiados receptores de un trabajo no remunerado, elaborado por simple amor a la literatura, ni más ni menos.

“El síndrome Chéjov” cogió su nombre del título del primer libro de relatos que publicó Miguel Ángel Muñoz en la editorial “Páginas de espuma”. Un libro recomendable, con grandes aciertos e historias inolvidables. Hace unos meses publicó su segundo libro de cuentos “Quédate donde estás”, en la misma editorial. Así que la lectura de estos libros, y de los que sin duda vendrán, es el consuelo que nos queda a los seguidores de Miguel Ángel.
“Quédate donde estás” reúne trece relatos, limpiamente escritos, fieles al estilo pulcro y cuidado del autor. Un libro que agradará a los amantes de la buena literatura, un peldaño más en la carrera de un narrador vocacional dispuesto a no detenerse y seguir avanzando. El primero de los relatos, toda una declaración de intenciones, se titula “Quiero ser Salinger” y su lectura cobra un nuevo sentido ahora. “Vaivén”, protagonizado por Raymond Carver y Richard Ford, está dedicado a todos los lectores del blog; pese a su brevedad es uno de mis favoritos. “Vitruvio”, una historia fantástica que se lee de un tirón. “Hacer feliz a Franz”, protagonizado por Kafka y que habla sobre la pasión por escribir. O el que da titulo al libro, “Quédate donde estás”, una historia emotiva narrada ensamblando en un único discurso los diálogos, las reflexiones y las secuencias temporales. Por nombrar sólo algunos. Un libro que supone una prueba más de la solvencia de un narrador que se toma en serio su trabajo.
Tendría que eliminar el link a su blog, pero me resisto a hacerlo.

domingo, noviembre 15, 2009

Conozco un atajo que te llevará al infierno


Pepe Cervera, autor del libro de relatos “El tacto de un billete falso”, que ganó el XVI Premio Alhóndiga de narrativa breve, edición 2005, de los Premios Otoño Villa de Chiva, nos presenta ahora “Conozco un atajo que te llevará al infierno” (e.d.a. libros), cuyo título ya abre una serie de expectativas muy sugerentes. El lector sabe que la travesía no va a ser cómoda, ningún viaje al infierno puede serlo. Y lo primero que uno percibe cuando empieza a leer es que Pepe Cervera es un escritor concienzudo, con un estilo muy pulido y directo. Su forma de narrar es contundente y se muestra dispuesto a escarbar en la realidad, a detenerse en esos momentos que nos van definiendo, que van marcando la hoja de ruta de nuestra vida, de un modo sutil, dosificando la información, golpeando mientras nos mira de frente.
El libro se presenta como una serie de relatos interconectados, lo cual da unidad al conjunto, ambientados en un lugar imaginario, Alhofra, identificable con alguna de las poblaciones de la periferia de Valencia, donde el autor reside. Es un libro de relatos pero también puede ser una novela fragmentada en la que el lector va atando cabos, relacionando a los personajes, con naturalidad, gracias a detalles muy visuales y precisos que el autor nos va proporcionando con un tono lacónico, con una eficaz distancia de la voz narradora. Paso a paso va componiendo una historia centrada en las relaciones familiares y la memoria, seleccionando momentos significativos de unos personajes que se entrecruzan, a los que vemos de lejos o que nos hablan en primera persona, como piezas de un rompecabezas que va armándose para mostrarnos algo más grande. Una lectura adictiva que resulta favorecida por la excelente edición.
En estas páginas encontramos a Andrés Tangen, somos testigos de episodios que transcurren en distintos momentos de su vida, nos presenta a amigos y familiares, vemos cómo son y lo que fueron. Y esto lo consigue Cervera con un complejo ensamblaje, con una estructura muy cuidada y una alternancia en las formas narrativas, variando la voz, el punto de vista y la distancia con la que se enfrenta a cada momento. Es evidente que nos encontramos ante un libro bien planificado.
En el relato titulado “Deriva” encuentro una frase que puede aplicarse perfectamente a su forma de narrar: La vida es así, muy parecida a un calidoscopio, y sus formas y sus colores cambian a medida que los años pasan.

El estilo de Cervera es exacto, quirúrgico, directo y capaz de emocionar al lector y transmitir la humanidad de sus personajes. Los relatos suelen finalizar con un momento de soledad, de recogimiento, pinceladas que dibujan cierto sentimiento de nostalgia. El ser humano ante su destino, perdido, solo, luchando con las manos desnudas por abrirse camino. Fragmentos de un único recorrido vital, momentos concretos que forman parte de la biografía de un personaje. El día en que el hermano se marcha de casa para independizarse, o una pelea familiar, o cuando la mujer va a recoger a su marido a la salida de la cárcel y emprenden el viaje de regreso a casa, o cuando el protagonista decide abandonar el instituto, el recuerdo de la muerte de su mejor amigo, o la decisión de tener un hijo, el replanteamiento del futuro, la separación, el asesinato, la difícil relación con el padre… momentos que van encajando en esa historia, que la van dibujando en la mente del lector.
Entre la nómina de autores que va deslizando Cervera por estas páginas, señal inequívoca de sus influencias y filias, encontramos a Fante, Hemingway, Sherwood Anderson, Cheever, Updike, McCullers… Este libro no defraudará a quien se acerque a sus páginas. Pepe Cervera demuestra en “Conozco un atajo que te llevará al infierno” que es un escritor hábil en el manejo de las herramientas de su oficio, un narrador concienzudo que no está dispuesto a darnos tregua.

"CONOZCO UN ATAJO QUE TE LLEVARÁ AL INFIERNO"
Pepe Cervera
E.d.a. libros - Málaga
1ª edición: septiembre – 2009


El 17 de Noviembre se presenta el libro en la Casa del Libro de Valencia, Paseo Ruzafa, nº 2, a las 20:00 horas. El autor está acompañado por el editor Francisco Javier Torres y por el escritor Vicente Gallego.

domingo, noviembre 08, 2009

Hermanos

Nuestros padres se habían perdido y no me separaba del lado de mi hermano, que era dos años mayor que yo. Me sujetaba la mano con fuerza, y eso me hacía sentir bien. Me pegaba a su brazo y, de vez en cuando, miraba su cara. Él tenía la cabeza muy recta y miraba hacia delante. Había mucha gente y nos empujábamos unos a otros. Los gritos me daban miedo. Avanzábamos en fila, arrastrando los pies, todos muy juntos. Llegamos hasta un hombre que nos miró y le dijo a mi hermano que me soltara y que se fuera por otro lado. Yo sujeté su brazo con fuerza, pero él apartó mi mano y obedeció al hombre. Grité y lloré. Me agarraron de la chaqueta y tiraron de mí mientras mi hermano me decía adiós con la mano. Escuché a alguien decir que iban a darnos una ducha.



Nota (por si a alguien le interesa): En el número 83 de la revista "Clarín" aparece un artículo mío sobre "Libros póstumos".

domingo, noviembre 01, 2009

HFS – Martin Amis


Martin Amis mantuvo una charla con Peter Florence, director del evento. Amis ya había estado en Segovia en la primera edición del Hay Festival.
Comenzó la charla hablando de su último proyecto, todavía inédito, una novela titulada “La viuda embarazada”, que transcurre en los años setenta, en plena época de la revolución sexual, y que habla del proceso de envejecimiento. Leyó un fragmento de dicha novela.

Habló como el escritor ya veterano que es. Dijo que la literatura no nos avisa de lo que ocurre cuando uno envejece. A medida que se avanza en edad, se pierde cierta energía, cierta musicalidad. Por contra, uno maneja mejor el material y cuando se encuentra con una dificultad ya no se desespera, sino que se levanta del escritorio y procura no pensar en ello hasta que regresa y resuelve el problema.
Por otra parte, también la vejez produce un deterioro en el escritor. Piensa que en los últimos libros de Updike se descubren rimas inadvertidas, rupturas en la prosa, cierto desajuste del oído. Y otro problema puede ser que el escritor pierda la capacidad de dar vida a los personajes, como le está ocurriendo, en su opinión, a Philip Roth. Le ocurrió también a Nabokov, dice, que tras “Lolita” y “Pálido fuego” tuvo un periodo magnífico que terminó con el desastre de “Ada o el ardor”. Y le ocurrió lo más terrible de todo, esto es, que el autor se desentienda del lector. Le ocurrió también a James Joyce con “Finnegans Wake”; y a Henry James.
En su opinión, la mayor diferencia entre la novela y la poesía radica en que el novelista trata de dar con una voz universal, mientras que los poetas son ellos mismos.

Sobre el proceso creativo, dijo que la mayor parte del trabajo la hace el subconsciente. Es ahí donde se decide el tema sobre el que se va a trabajar. Luego uno tiene que ir solucionando problemas, avanzando; y con la experiencia se resuelven mejor las cuestiones que se van presentando. Dijo que el desencadenante de su novela sobre el gulag fue enterarse de que había visitas conyugales allí. Se llevaban a cabo en un lugar que se conocía como “casa de los encuentros”, y ese fue también el titulo de su novela.

Luego habló del atentado de las Torres Gemelas en Nueva York. El último libro suyo que se ha publicado en España se titula “El segundo avión”, y en él se recopilan artículos, críticas y un par de relatos en torno al 11 de Septiembre. El primero de los textos está fechado el 18 de Septiembre de 2001. Comentó que todas las novelas sobre el 11 de Septiembre han surgido a partir de 2004, porque siempre hace falta un tiempo para asimilar la información, para madurar el tema. Sin embargo, en el caso del ensayo, éste se empieza a escribir al día siguiente. Afirma que nunca había vivido un suceso tan inesperado y terrible como el del atentado a las Torres Gemelas. Es algo que a uno le deja sin palabras. Pero luego entra en juego el espíritu guerrero y uno se pone a trabajar.
Dice que existe un modo subterráneo en el que las fantasías patológicas, disfrazadas de ideas, son trasladadas a la población por criminales semiliteratos, charlatanes, en beneficio de los iletrados, llegando en ocasiones a ilusionar a segmentos de población importantes. Incluso pueden llegar a tomar el poder político y a cambiar el rumbo de la historia. Ocurrió con el nazismo en Alemania y se puede aplicar a lo que llama alquaedismo.
Rechaza la línea de gente como Chomsky, que dicen que lo que está ocurriendo es una venganza histórica por crímenes de Occidente contra el mundo Islámico. La irracionalidad violenta está irrumpiendo a gran escala. Sebastian Haffner, al narrar la toma del poder por parte de Hitler, dijo que aquello era “paralizantemente irreal”. Y le parece una buena definición para lo que ocurrió el 11-S. De hecho, afirma que entiende ahora menos el origen de este conficto que hace ocho años. Cita una frase de un historiador que dijo que a medida que pasan los años sabía cada vez más y entendía cada vez menos. También contó que cuando a Primo Levi le preguntaron si entendía el Holocausto, contestó que tenemos el deber de no entenderlo, porque entender algo significa, en cierto modo, racionalizarlo y justificarlo.
Recordó, para contestar a quienes dicen que esta guerra con el alquaedismo no tiene nada que ver con la religión, que la idea del martirio y el paraíso tienen componentes religiosos. La religión tiene una gran fuerza. Lenin ejecutó 9.000 clérigos en un solo año y no consiguió acabar con la religión. No puede respetar la creencia religiosa, cree que ésta debe cuestionarse siempre.

Amis no defraudó. Se mantuvo fiel a sí mismo, afirmando con rotundidad sus opiniones, sin importarle que fueran políticamente correctas o no. Después de la charla firmó ejemplares de sus libros. Este fue el último acto del Hay Festival al que asistí este año. Si nada lo impide, el año que viene volveré a estar ahí, inmerso en jornadas literarias que me alejan de la rutina. Y espero seguir contándolo.