1.- ¿Por qué escribes?
Escribo por muchas razones, pero
me resulta difícil destacar una. Escribo porque me gusta --esta quizá sea la
principal razón--, porque en la ecuación entre el placer y el sufrimiento,
siempre gana el placer. Escribo como una extensión de la lectura. Escribo para
satisfacer mi instinto fabulador. Escribo porque soy hijo único.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a
la hora de escribir?
La verdad es que con el tiempo he
ido perdiendo las supersticiones o manías. Antes, por ejemplo, tenía que
escribir con zapatos. Podía ir en pijama, pero necesitaba calzarme unos zapatos
--las zapatillas no servían--. Creo que ahora que mi única manía es el tipo de
letra en el que escribo: Georgia, cuerpo 12, interlinea 1,5. Si tuviera que
escribir en una Times, por ejemplo, se me secarían las ideas. Aunque me
concentro con facilidad, prefiero trabajar en silencio --quizá sea esta otra
manía--, sin música, y hago esfuerzos sobrehumanos para evitar la conexión con
el mundo exterior, es decir, Internet.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
Me interesan las formas en que
cada uno busca y forja su identidad. A partir de aquí, me fijo en los
personajes que se salen de la normalidad, cuya forma de vida significa un
contraste con el resto de la sociedad. No tienen que ser vidas muy complicadas,
ni llenas de aventuras, basta que la vida interior del personaje le lleve a ver
el mundo de forma diferente. Asociado con el tema de la identidad, me interesa
también la necesidad que tenemos todos de encontrar un lugar en el mundo. Otro
detalle importante: la forma de afrontar estas preocupaciones temáticas no está
exenta de experimentación, pero busco la escritura a través del instinto
narrativo, de la fascinación por el relato como forma de dar sentido a una
vida.
4.- ¿Algún principio o consejo
que tengas muy presente a la hora de escribir?
En mi mesa de trabajo tengo
siempre, apuntadas en una cartulina, dos citas que me acompañan. Una es de
Josep Pla, y dice: “¡Escritores, no seáis sosos ni pesados!”. La otra es del escritor
norteamericano E.B. White: “El escritor que espere a las condiciones ideales
para trabajar, morirá sin haber escrito una línea”.
5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo
tienen todo planificado desde el principio?
Las dos cosas. Me gusta la
planificación, pero sin exagerar. Intento escribir sabiendo a donde quiero
llegar --una imagen, un diálogo, una situación--, pero me dejo llevar por la
excitación del momento y voy tentando diferentes soluciones. Luego, claro, es necesaria
mucha reescritura. De alguna forma, sucede lo mismo con la documentación. Hoy
en día la documentación está sobrevalorada, muchos autores lo confunden con el
talento narrativo, y en realidad el exceso de datos acaba por malograr algunas
buenas ideas. En mi caso, intento que la documentación necesaria sea sobre todo
un trampolín para la imaginación, una base para que se sostenga el edificio
ficticio.
6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?
Prefiero hablar de libros que de
autores, y además cada día podría escribir una lista diferente, según los
humores del día. Hoy, por ejemplo, si hablamos de narrativa citaría estas: “La
vida amarga”, de Josep Pla; “Vida privada”, de Josep M. de Sagarra; “Grandes
esperanzas”, de Charles Dickens; “Las normas de la casa de la sidra”, de John
Irving; “Lolita”, de Vladimir Nabokov... Y añadiría seguramente libros de
Martin Amis, John Updike, Jean Echenoz, Borges, Rushdie, Rodoreda, Patricia
Highsmith, Simenon, etc.
7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas
publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.
Estoy escribiendo una novela a
partir de la vida del músico Xavier Cugat. No es una biografía novelada, es un
proyecto de ficción que veo como un intento de contar el siglo XX a partir de
las inquietudes y azares vitales que vivió el músico catalán en Estados Unidos
y viajando alrededor del mundo.
Jordi Puntí nació en Manlleu (1967) y vive en Barcelona. Escribe en
catalán y es autor de dos libros de narraciones: Piel de armadillo (1998) y
Animales tristes (2002). En 2010 publicó la novela Maletas perdidas, que
mereció, entre otros premios, el Nacional de la Crítica y el Llibreter. Su obra
de ficción aparece en castellano en la editorial Salamandra. Gracias a la buena
acogida de crítica y público, sus libros se han traducido a 16 idiomas. Su
último y reciente libro publicado es Los castellanos (Xordica, 2013), que
recoge desde la ficción breve una serie de relatos sobre la inmigración en
Cataluña en los años setenta y la memoria personal del autor en un pueblo
industrial catalán. Es colaborador habitual de El Periódico y la revista
L’Avenç.
Enlaces a páginas web:
web deMB, la agencia literaria que le representa*Copyright foto SK
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