domingo, noviembre 23, 2008

La marca de Creta


Óscar Esquivias nació en Burgos en 1972 y tiene ya una considerable obra publicada, destacando quizá su trilogía, compuesta por los títulos: “Inquietud en el Paraíso”, “La ciudad del Gran Rey” y “Viene la noche”. También había cultivado el género del cuento, por supuesto, pero hasta ahora no había reunido sus relatos en un volumen. El libro se titula “La marca de Creta” (Ediciones del Viento) y ha sido merecedor del “V Premio Setenil”, en el que un jurado presidido por José María Merino eligió el mejor libro de relatos editado entre abril de 2007 y abril de 2008. En el acta del premio se dice: “estos dieciséis cuentos demuestran la enorme variedad de intereses y registros de Esquivias y su capacidad para sugerir en pocas páginas la inagotable riqueza de la vida”.

Son relatos independientes entre sí, entrelazados por el estilo pulcro y cuidado del autor, porque Oscar Esquivias escribe con precisión de cirujano y, si en sus novelas puede dejarse llevar por la historia en algunos momentos, en los relatos se muestra contenido y exacto. “La marca de Creta” es un libro que se disfruta de principio a fin, un libro francamente recomendable y una buena manera de conocer a un autor de trayectoria imparable y que, seguro, aún tiene que dar mucho que hablar. Un autor discreto que no necesita nada más que su trabajo para ganar lectores.
En sus historias subyace siempre una preocupación por las relaciones humanas, centradas en la familia, la pareja y la amistad. Sus personajes alcanzan una sorprendente consistencia y se mueven en un mundo convencional, entre imposturas y relaciones forzadas, buscando su propia identidad.

“Maternidad” nos cuenta la historia de una mujer que acoge en su casa a un muchacho que busca una habitación de alquiler y llama a su puerta por error, una relación que irá poco a poco adaptándose a la que mantendría cualquier madre con su hijo. En “El padre del fotógrafo” es el hijo quien acoge en su casa al padre ya anciano, un padre no querido con quien se establece una relación fría, cargada de rencor. “La reina del puré”, pese a su brevedad, ofrece una demoledora estampa familiar. “El origen de las especies” se centra en la relación de dos mujeres que manifiestan sus enfados dejando de realizar las tareas del hogar; y cuyas reconciliaciones se sellan con agotadoras jornadas de limpieza, lo cual constituye un eficaz recurso para que Esquivias nos hable del deterioro de su convivencia. “Formas de morir” narra las consecuencias en una familia de la trágica muerte del padre. “El sistema de la tragedia” se centra en la llegada de un hombre a la vieja casa familiar, tras el fallecimiento de la madre, para hacerse cargo de los bienes, y en el enfrentamiento con su hermana. Otras historias, como “Las fiesta más divertida” o “Hijos de Dios” hablan del proceso de madurez, de la salida del refugio familiar para enfrentarse al mundo. Historias y personajes que se nos presentan con gran realismo, historias que crecen más allá de su extensión en el libro, que van recorriendo diversas etapas de la vida y que parecen ordenarse respetando un orden biológico para finalizar con el relato más extenso de todos, el que da titulo al libro, “La marca de Creta”, que se centra en las reflexiones de un anciano que realiza una peculiar valoración de su existencia. Pero en este recorrido que he señalizado destacando unas cuantas historias, hay mucho más: personajes tangenciales, relatos que parecen salirse del esquema marcado para mayor riqueza del conjunto, como “Biológicas: una lectura providencial”, que cuenta la historia de una mujer capaz de predecir el futuro de los recién nacidos de su localidad que, por una u otra causa, van a alcanzar la celebridad. Un libro en el que tiene un lugar destacado el tono distanciado del narrador, punteado con dosis de un humor amargo.
Si en las historias de Esquivias destacan sus personajes, no es menos cierto que ocupa un lugar relevante también la ciudad en la que se mueven. Burgos y su entorno se convierten en otro de los motivos conductores del libro. Motivos que se cruzan, como si de una partitura musical se tratara, en el recorrido hipnótico que nos brinda la prosa rica, elaborada y amena del autor.


12 comentarios:

Pepe Cervera dijo...

Cierto es. Miguel, que es un libro recomendable. No he leído todos los que se presentaron al Setenil, pero leyendo éste al menos creo que en esta ocasión el jurado lo ha concedido a un muy buen libro de relatos.

Marta dijo...

Estupenda reseña para un estupendo libro de relatos. Un saludo.

Petrusdom dijo...

Gracias por la reseña de un autor no muy conocido

Clarice Baricco dijo...

No conocía al autor y me interesó leerlo. Me llamó la atención los títulos que le puso a sus relatos y con la brevedad de cada historia que compartes, pues más me entró el deseo de leerlo.
La foto de la portada también me llamó la atención. ¿Qué lugar será?
Agradecida por la presentación. Espero encontrarlo acá.


Abrazos

Anónimo dijo...

Buen libro. Aunque muchos abogábamos por los favoritos de gente como Miguel Ángel Muñoz o El Hueco del viernes: Ángel Olgoso, Iván Zaldúa, Menéndez Salmón, Enrique Vila Matas o Miguel Ángel Zapata, obras todas ellas muy por encima de la media. En fin, lo importante es que se lean buenos libros, y éste (sin ser nada especial) lo es. Saludos y enhorabuena por el blog.

Juan Carlos Márquez dijo...

Enrique: Ninguna de las obras de los autores que citas quedó clasificada entre los finalistas al premio Setenil, luego difícilmente hubieran podido ganar.

Anónimo dijo...

Márquez, me consta que no fueron finalistas, y me importa poco que pudieran ganar o no, sólo afirmo que eran favoritos para alguna gente por delante del propio Esquivias, que a usted mismo también ha sorprendido como galardonado, según se desprende de su blog. No es necesaria la ironía despectiva que se gasta para reivindicar su obra como finalista. No se preocupe, lo ensalzan y alaban en algún que otro espacio virtual, en su propio blog-altar, sin ir más lejos. Saludos.

Juan Carlos Márquez dijo...

Mi ironía no es sino una respuesta a la suya, que, mediante las omisiones, viene a decir que entre las diez obras finalistas no hay ninguna meritoria, lo cual supone un menosprecio para las obras seleccionadas (y por extensión sus autores), la ganadora y el jurado. En cuanto a sus consideraciones sobre mi blog, nada tengo que decir, salvo que me parecen innecesarias y son ajenas a este debate.

Anónimo dijo...

Cierro este debate por innecesario. El libro de Montero Glez o el de Monzó me parecían también dignos candidatos a llevarse el premio. En lo referente a libros, no es de recibo medalla de oro, plata o bronce, no es ponderable ni comparable el talento. Sólo manifesté unas preferencias personales, repito, cada cual es libre de gozar con las obras ue le parezcan convenientes, ni más ni menos que eso. Por otro lado, y habiendo leído algún cuento suyo en la red, no me quedaré con las ganas de conocer su obra, porque me parece bastante original y llama mi atención por su calidad. Son sus maneras las que me convencen menos, Márquez, escribir no es un certamen de popularidad ni ser la reina del baile de fin de curso. Por lo demás, enhorabuena por sus éxitos.

Juan Carlos Márquez dijo...

No era esto por mí, aunque entiendo que mis maneras puedan parecerle bruscas, sino por los libros de otros cuentistas que a mí si me parecieron buenos: los de Monzó, Patricia Esteban, Gonzalo Calcedo, Pablo Andrés Escapa y, por supuesto, el de Óscar Esquivias. No tengo tanto ego como uste me atribuye, Enrique. Supongo que nos hemos enzarzado, en buena parte por mi culpa, en uno de esos malentendidos debidos a no vernos las caras al "hablar". Disculpe mi irónica vehemencia.

Miguel Sanfeliu dijo...

Pepe, veo que estamos de acuerdo. Yo tampoco he leído todos los que se presentaron al Setenil, claro.

Marta, agradecido por el elogio, y más teniendo en cuenta la calidad de los textos de tu blog.

Petrusdom, creo que el blog es un medio de comunicación eficaz para difundir aquello que vale la pena.

Clarice, te gustará seguro. La foto de la cubierta sé por el libro que es de María Meseguer, pero no sé dónde fue hecha.

Respecto a la pequeña polémica suscitada, es cierto que han aparecido una buena cantidad de libros de relatos de gran calidad en el último año. Creo que en el fondo todos estaremos de acuerdo en afirmar que cualquier premio lleva implícita una injusticia. El premio, si hubiera recaído en cualquiera de los finalistas, incluido el libro "Norteamérica profunda", de Juan Carlos Márquez, otro excelente libro, por otra parte, también habría sido justo. Incluso si en esa lista hubieran figurado otros títulos que, por el motivo que fuera, quedaron fuera, también podría encontrarse en ellos méritos suficientes, es evidente.
Al margen de esto, lo que pudo ser y no fue, nos queda celebrar al más que digno ganador y aprovechar la oportunidad para conocer a un autor interesante y a un libro que a mí sí me parece especial.

Saludos y gracias por los comentarios

Adolfo Poncela dijo...

Acabo de terminar de leer La marca de Creta. Preciso, contundente, magistral. A lo largo de sus páginas, párrafo tras párrafo, no he encontrado ninguna expresión perfectible (si acaso alguna cuestión técnica que no me acababa de convencer en el relato homónimo que da título al libro). Y esto es algo que se puede decir de muy pocos autores de la nueva narrativa española. Lo cierto es que las librerías están llenas de libros cargados de errores, de la prosa desmañada del aficionado. A algunos más les valdría formarse y leer algo, antes de soñar con convertirse en escritores de prestigio.
Esquivias, espléndido.